Estrategia

Moncloa da por liquidado el debate sobre la amnistía

Sánchez se ausenta del debate de la ley de amnistía y en el Ejecutivo no creen que los socios presenten enmiendas

MADRID, 12/12/2023.- El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene en el debate de la toma en consideración de la proposición de ley del PSOE de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña, este martes en la Cámara Baja. EFE/ Fernando Villar
Pleno del CongresoFERNANDO VILLARAgencia EFE

Moncloa da por amortizado ya el debate de la amnistía e incluso salen con satisfacción de la primera prueba, a pesar de que el debate parlamentario en el Congreso de los Diputados solo acaba de comenzar. De cara al final del proceso, la aprobación en la Cámara Baja y una vez sorteen el veto del Partido Popular en el Senado, en el Ejecutivo dan ya por cerrado toda la crítica y el desgaste que precedió a su propio partido la ley de amnistía antes de la investidura de Pedro Sánchez. Así, el mensaje que se traslada es el de tranquilidad al ver despejados ya los temores que surgían los días posteriores a la presentación de la ley en el Congreso, cuando las dudas de ERC y Junts amenazaban con un trámite endiablado. Ahora, ya minimizan incluso la posibilidad de que sus socios presenten enmiendas al articulado de la ley. De hecho, este será una de las posibles tensiones que pueden darse si finalmente los independentistas enmiendan la norma. El propio presidente del Gobierno, en un corrillo informal con periodistas, aseguró la pasada semana que la ley de amnistía «salía igual que entraba» del Congreso. Es decir, sin cambio ninguno. Y esta será la línea que sigan en el Gobierno.

La admisión a trámite de la ley de amnistía y el voto favorable de 178 diputados, esto es siete grupos parlamentarios de los nueve totales en el Congreso, son vistos como un salvavidas para el Ejecutivo al que se agarran como único camino viable para mantener su discurso de ser los artífices de la ley de amnistía. Se acogen en el Gobierno a este argumento para justificar la necesidad de aprobar el perdón procesal para los líderes independentistas, a la vez que continúan con la labor de pedagogía para la sociedad y para los propios territorios socialistas que siguen sin apoyar la hoja de ruta de «convivencia» marcada por el presidente Pedro Sánchez.

Un debate del que el líder socialista se ausentó en el Congreso de los Diputados, puesto que ayer por la noche emprendió su viaje a Estrasburgo para participar hoy en el pleno del Parlamento Europeo para dar cuenta del semestre de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, un debate en el que estará Carles Puigdemont como eurodiputado de Junts. Sánchez no fue el único que se borró del primer debate de la amnistía. Durante toda la tarde se produjo un goteo de ministros que entraban y abandonaban el hemiciclo, aunque la imagen general fue de mínimo apoyo hasta el momento de la votación al final de la noche.

«Estamos seguros de que la ley de amnistía va a tramitar el mismo camino que los indultos, que dieron buen resultado», aseguró la portavoz gubernamental, Pilar Alegría. De hecho, en el Ejecutivo ven que los «efectos positivos» son «ya claros» y sacan pecho de que todos los actores políticos se mueven hoy «en el mismo paraguas», que sería el de la política. «Usamos el mismo mecanismo, el diálogo y también el mismo marco, la Constitución». Todo, para Moncloa, para «mejorar la convivencia».

Así, ayer fuentes gubernamentales se veían tranquilas de cara al trámite parlamentario que resta, por la vía de urgencia y contraponían la forma por parte del Ejecutivo de resolver el conflicto en Cataluña frente a la alternativa de los populares, que según los socialistas es la de continuar bajo el método de la confrontación. En el Ejecutivo creen que ayer el PP perdió una posibilidad para explicar a la ciudadanía sus «propuestas para Cataluña».

Sobre el debate parlamentario la actitud era de optimismo al entender que su partido había tenido la oportunidad de explicar los motivos por los que aprobaba la amnistía, mientras que, al otro lado, se encontraron a un PP y Vox que «peleaban entre sí». Ahora, en el Ejecutivo se remiten a la aprobación final, una vez que el Tribunal Constitucional de su veredicto sobre la misma.