
Cónclave
Los peones de Trump siembran su semilla en Madrid
Abascal congrega a Orban, Le Pen y Salvini en la cumbre de Patriots

Madrid se convierte este fin de semana en el epicentro de una estrategia global que busca reforzar los postulados de las derechas del húngaro Víktor Orban, el italiano Matteo Salvini o la francesa Marine Le Pen. El líder de Vox, Santiago Abascal, y también líder de la unión del Grupo Patriotas por Europa, que constituye la tercera fuerza en la eurocámara, será el anfitrión de un cónclave que siembra su semilla en la capital y que alineará los discursos y planes de acción de las fuerzas políticas que siguen la estela de Donald Trump, aunque éste no estará entre los asistentes ya que, según explicaron fuentes de Vox, se trataba de un cónclave de Patriots. El evento reúne así a los líderes afines al presidente americano con el fin de consolidar una agenda basada en la defensa del nacionalismo, el rechazo a la inmigración y el ataque a las instituciones globales.
Fuentes cercanas a la organización aseguran que este encuentro busca fortalecer la colaboración entre formaciones que comparten una visión común: desafiar lo que consideran la hegemonía de las élites progresistas y consolidar un bloque de oposición firme en Europa y también en América con el que además, buscarán seguir presionando al PP, desde la libertad que les da estar fuera del gobierno, para gestionar dos temas clave, la inmigración y la seguridad.
La cumbre está integrada por 86 eurodiputados compuesto por 14 países y que contaron con el apoyo electoral de 19 millones de europeos con la idea de librar la guerra cultural contra el globalismo. Este viernes, los asistentes a la cumbre mantendrán reuniones de trabajo y participarán después en una cena conjunta a la que asistirá como invitado especial el presidente de la Fundación Heritage -el think thank de más peso en la derecha de EE UU, Kevin Roberts, que dirigirá unas palabras a los asistentes. También pronunciará un discurso el líder de Vox, Santiago Abascal. Será este sábado cuando se celebre el acto central en el Hotel Marriot Auditorium en el que intervendrán los representantes de cada país.
Del ala liberal a las gradaciones del ala conservadora, la tensión interna en Vox se han hecho notar esta semana y han alzado la voz en contra de una alianza que consideran les escora a un papel con el que se hace imposible llegar a cualquier acuerdo con el resto de formaciones políticas e incluso merma cualquier intento de poder llegar en un futuro a La Moncloa. Esto provocó que dos procuradores de Castilla y León fueran expulsados del partido tras acusarles de intentar "socavar" la formación política y también empujó a la marcha de su líder en Castilla y León, Juan García-Gallardo, tras negarse a firmar la expulsión de ambos procuradores con acusaciones de "falta de injerencia y de pluralidad".
Sin embargo, en Vox consideran que esta alianza del presidente de Argentina, Javier Milei, Meloni o Trump provoca "temor" en otros partidos porque escenifica lo que podría ser la presidencia de Abascal.
En Vox pervive un sector de críticos y es muy posible que vuelva a producirse un nuevo estallido, aunque nada hace pensar que eso ponga en peligro el liderazgo de Abascal ya que Kiko Méndez Monasterio y Jorge Buxadé, conforman el ala dura del partido y quienes marcan la estrategia de Vox, siendo Abascal la cara más visible. De hecho, ellos son los ideólogos de la entrada de Vox en Patriotas por Europa, en julio de 2024, una idea que también se coordinó desde Disenso. Con ello, buscaban posicionar a Abascal con un mayor peso internacional, mirando a "largo plazo", para dar valor a su liderazgo y consolidarle como la referencia, en cuanto a futuras alianzas, con líderes como Donald Trump o el resto de dirigentes europeos que van ganando peso. Además, esta decisión se ha visto como un intento de afianzar posiciones euroescépticas y de sentimiento nacional. En Disenso aspiran a que "más pronto que tarde" Patriotas termine fusionándose a nivel europeo con ECR -el de Giorgia Meloni- y así formar una alianza mayor de líderes internacionales donde Abascal sea el máximo representante.
Vox busca replicar en España los postulados de Trump, Orban, Le Pen o Salvini que van de la defensa de la identidad nacional y rechazo a la influencia de organismos supranacionales como la UE o la ONU así como la protección de la cultura y tradiciones nacionales frente a lo que consideran una amenaza globalista. En política migratoria tienen uno de los puntos más coincidentes ya que todos ellos apuestan por un control estricto de la inmigración, con medidas más duras contra la entrada de extranjeros, el rechazo al multiculturalismo y prioridad para los ciudadanos nacionales en el acceso a ayudas y empleo. También hacen una critica frontal a las políticas de igualdad de género, defendiendo modelos tradicionales de familia así como la denuncia de la "ideología de género" y apuestan por el recorte de subvenciones a colectivos feministas y progresistas. Además, reclaman una menor integración en la Unión Europea, con más poder para los Estados frente a Bruselas apoyando medidas que resten autoridad de la UE sobre las políticas nacionales.
Los de Abascal se refugiarán en este cónclave para acallar la crisis territorial y lo harán alineándose con todos esos partidos a nivel internacional en la lucha contra la inmigración irregular en un choque frontal con todo lo que tenga que ver con el reparto de menores extranjeros inmigrantes donde ayer, el líder de Vox tildó al Gobierno de "mafia vomitiva y chusma corrupta" tras llegar a un pacto con PNV y Junts con una fórmula en la que ni Cataluña ni País Vasco entren en el reparto pero que sí se lleve a cabo por el resto de comunidades autónomas.
Está por ver cómo evoluciona el experimento económico de Trump con los aranceles porque el proteccionismo es una guerra de desenlace incierto y ese puede ser el punto débil de Vox para los próximos meses. Sobre esos dos ejes social y económico, Vox trata de construir su relato y crecimiento electoral obviando que sus estructuras territoriales están débiles y que en cualquier momento puede volver a estallar una nueva crisis. Y es que, según explican críticos dentro del partido no existe un espíritu "participativo" que permita alzar la voz en contra de lo que dicte la dirección porque, aseguran, eso te lleva a "caer en desgracia".
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