Crisis en el PSOE
Pere Navarro cierra el ciclo más efímero de un líder de PSC
El primer secretario del PSC, Pere Navarro, cierra hoy el periodo más corto de un líder del partido, menos de tres años, marcado por los malos resultados electorales y las luchas internas entre los más favorables a la consulta y los que abogan por una reforma constitucional sin incomodar al PSOE.
Pere Navarro era un desconocido en la política catalana, no en la municipal, cuando en diciembre de 2011 se alzó con el liderazgo del que entonces era el primer partido de la oposición en Cataluña, aunque ya vivía sus horas más bajas tras haber quedar fuera de la Generalitat y ayuntamientos como el de Barcelona.
Él salió con buena nota de la alcaldía de Terrassa (Barcelona), en donde estuvo once años, para instalarse en el despacho de la calle Nicaragua, donde se ubica la sede central del PSC, con el objetivo de relanzar el partido y recuperar la Generalitat que había vuelto a manos de CiU en 2010.
Como relevo de José Montilla y abrigado por el aparato, encaró el reto de estar en la primera línea de la política catalana sin renunciar a su tono discreto, con una ejecutiva de integración que, al final, se le volvió en contra.
De gesto tranquilo y discreto enseguida tuvo que lidiar con el ritmo acelerado y las exigencias mediáticas de la política catalana -fue el primero en pedir la abdicación del Rey-, que fueron in crescendo a partir de las elecciones autonómicas de 2012, unos comicios avanzados y marcados por la reivindicación de la consulta soberanista que divide a sectores del PSC.
En los inicios de la presente legislatura, Navarro abogó por la abstención en las votaciones relacionadas con la consulta y pactó con la dirección del PSOE, encabezada por Alfredo Pérez Rubalcaba, para impulsar una reforma constitucional de corte federal que, entre otros aspectos, contentara las demandas catalanas, pero que al final no incluyó el derecho a decidir de los catalanes.
Pese a las insistencias de los partidos soberanistas para que entrara en el pacto de la consulta del 9 de noviembre, el Consell Nacional del PSC del pasado noviembre avaló por mayoría la posición de Pere Navarro contraria a apoyar una consulta sin que esta fuera antes negociada con el Estado.
La posición despertó recelos en los sectores más soberanistas del partido, a los que Navarro quiso mantener dentro de la ejecutiva para preservar la pluralidad de opiniones en el seno del partido.
Pero cuando la consulta llegó al pleno del Parlamento catalán en enero, los diputados Marina Geli, Núria Ventura y Joan Ignasi Elena se saltaron la disciplina del grupo parlamentario y votaron 'sí' a la propuesta de pedir al Congreso las competencias para convocar el referendo.
A pesar de su carácter afable y conciliador, Navarro no titubeó a la hora de hacer gestos para resolver conflictos internos y apartó a los tres díscolos de la ejecutiva y de sus cargos en el grupo parlamentario. Tras este incendio vinieron las dimisiones de nuevo miembros en la federación de Girona.
Recientemente, Navarro vio como el expresidente de la Generalitat y exlíder del PSC Pasqual Maragall acudía a un mitin de ERC de las últimas elecciones europeas en el que participada su hermano, Ernest Maragall, que se presentó como número dos en las listas republicanas al Parlamento Europeo.
El PSC, que había vencido en Cataluña en prácticamente todas las elecciones europeas, cosechó unos malos resultados el pasado 25 de mayo, quedando por primera vez en tercera posición por detrás de ERC y CiU, los primeros comicios tras la propuesta federal como la solución para el encaje de Cataluña en el Estado.
Vinculado al socialismo desde muy joven, Navarro (Terrassa, 23-12-1959) comenzó, sin embargo, su carrera laboral en un mundo bien distinto al de la política: como biólogo en una clínica de Terrassa, donde hizo sus primeras prácticas tras licenciarse en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Fue en las juventudes socialistas donde conoció a la que hoy es su mujer y con la que tiene dos hijas.
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