Política

El desafío independentista

Pinchazo de ANC el 1-O: El «paro de país» se queda en media hora

Los empresarios no van a repetir la «huelga gratis» y descontarán las horas no trabajadas

La sensación de debilidad se está demostrando en otra de las grandes citas previstas para este otoño, el 1 de octubre, aniversario del referéndum ilegal / Efe
La sensación de debilidad se está demostrando en otra de las grandes citas previstas para este otoño, el 1 de octubre, aniversario del referéndum ilegal / Efelarazon

Los empresarios no van a repetir la «huelga gratis» y descontarán las horas no trabajadas.

«Los diarios españolistas publican que 31 de los 38 tramos de la manifestación del 11-S están prácticamente vacíos y, desgraciadamente, es cierto. Por favor, no les demos esta satisfacción. Si todavía no os habéis inscrito, hacerlo. Y si ya estáis apuntados, hacer difusión. En esta Diada es muy importante que estéis todos/as». Este mensaje del día 3 de septiembre en un chat de activistas ha despertado las alertas en el mundo independentista. La manifestación del 11 de septiembre será importante, pero seguramente menor que en otras ocasiones.

Ante estas alarmas, la Asamblea Nacional Catalana reaccionó para insuflar moral a los suyos. 200.000 inscritos y fletados 800 autocares. Si se dan por buenas estas cifras, 250.000 se aprestan a acudir a la manifestación del independentismo. Números muy alejados de aquellas cifras –difíciles de creer sin un manual de fe ciega– del millón y medio de asistentes.

La sensación de debilidad se está demostrando en otra de las grandes citas previstas para este otoño, el 1 de octubre, aniversario del referéndum ilegal. Pilar Rahola, periodista y analista omnipresente en TV3, en un alarde de ardor guerrero como miembro de la guardia pretoriana de Carles Puigdemont llamó este verano a un «paro de país» el 1 de octubre. A su lado, estaba Jaume Alonso Cuevillas abogado del fugado ex president. La propuesta de Rahola y Cuevillas enfervorizó a los partidarios irredentos que pretenden alcanzar la República a base de organizar cenas populares en las puertas de las cárceles, colgando lazos amarillos por doquier, hacer proclamas por la megafonía municipal, pintar esteladas en montañas escarpadas y otros actos propios de una «performance».

Sin embargo, el «paro de país» tiene sus riesgos. La propuesta de paro de 24 horas se desmoronó a los pocos días. Los sindicatos UGT y CC OO se negaron a secundar la acción, que sólo contaba con el apoyo de la Intersindical –CSC–, dirigida por el ex dirigente de la organización terrorista Terra Lliure Carles Sastre y la anarquista CGT. Los empresarios se apresuraron a comentar que se descontarían las horas no trabajadas, recordando que no se repetiría el concepto de «huelga gratis» de hace un año. En 2017, la fórmula «paro de país» forzó a los empresarios a no descontar a sus trabajadores el día de pago bajo la argucia de que «no era una huelga general». En las siguientes convocatorias, los empresarios empezaron a descontar el salario a los huelguistas y la protesta se desinfló.

Incluso Òmnium Cultural ha puesto pegas a las veleidades huelguistas de Junts per Catalunya, los CDR, la CUP y la Asamblea Nacional de Catalunya, organizaciones que apoyan la movilización. Tampoco ERC se ha mostrado demasiado ardorosa en la convocatoria de un «paro de país».

Ante la falta de músculo, los promotores del paro de 24 horas decidieron rebajar sus expectativas reduciendo la acción en recuerdo del referéndum a solamente 4 horas. Una opción que, hoy por hoy, también parece descartada porque no se puede garantizar su éxito. Según ha podido saber LA RAZÓN, en estos momentos la ANC y sus acólitos están estudiando la convocatoria de paros de media hora en los centros de trabajo a las 12 del mediodía. Ésta es la propuesta oficial, aunque en paralelo grupos de CDR, recordemos que son autónomos y no hay una dirección centralizada, están tratando de organizar acciones de bloqueo de Barcelona, fronteras, puertos, aeropuertos, instituciones y ayuntamientos, a partir del martes 11 hasta el 1 de octubre, acompañados de un nuevo himno por la independencia –«Todo el pueblo cantará», basado en el musical de «Los Miserables»– que llama a la lucha. A tenor de los planteamientos moderados de la ANC sobre la manifestación del 11-S y el paro del 1-0, no parece que tengan demasiada consistencia ni visos de realidad.