La izquierda
La pinza Iglesias-Montero marcará a Díaz el 2024
El exlíder en la sombra pone en marcha su plan de venganza por el 23J y demuestra su poder sobre las bases moradas
Todas las cartas están sobre la mesa ya y a estas alturas no hay ningún comodín que pueda emplearse a modo de armisticio. La ruptura entre Podemos y Sumar que se cristalizó a finales de 2023 no ofrece treguas y de cara a este nuevo año tan solo queda ver cómo dos fuerzas de izquierdas –hermanas– se sitúan en las antípodas.
Para ello hay dos actores fundamentales en este nuevo 2024 que darán continuamente la puntilla al proyecto ahora hegemónico en la izquierda alternativa al PSOE: Sumar. Pablo Iglesias e Irene Montero serán la pinza morada que plantarán cara a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, que se enfrenta a sus primeros retos políticos después de poner en marcha el 23J su proyecto político a nivel nacional. Ahora, los comicios a nivel autonómico y europeo demostrarán la viabilidad o no de Sumar.
Los morados no se lo pondrán fácil políticamente a la vicepresidenta después de la ruptura de todos los puentes en diciembre en el Congreso de los Diputados. Pablo Iglesias fue el que activó el plan de venganza después de ver cómo el principal activo político de su partido, Irene Montero, fue vetado en las listas de las elecciones generales del 23J y también en el Gobierno. Así, el plan pasa ahora por volver a ejercer su influencia entre su militancia para contrarrestar la figura de Díaz.
El exlíder morado Pablo Iglesias urdió ya el plan desde hace meses. Desde su «medio de comunicación» se ha dedicado a editorializar en múltiples ocasiones los pasos de Díaz desde las elecciones generales y a señalarla por ser algo «indistinguible» al PSOE tras la conformación del nuevo Gobierno de coalición. La acusa de estar sometida a un gobierno en el que «solo manda Pedro Sánchez» y la ha señalado por los primeros pasos del PSOE: el acuerdo de Gobierno para ampliar el puerto de Valencia o los recortes sociales dentro del último real decreto ley.
El último de estos pasos fue el más eficiente para los intereses de los morados. Galicia es la primera gran batalla a la que se enfrentará Sumar como proyecto político. Los morados en el norte dejaron en manos de sus bases la decisión de aceptar o no un acuerdo con los de Yolanda Díaz en el que no se garantizaba su representación política. Horas antes de que acabara la consulta a la militancia, Iglesias operó ordenando a sus bases que rechazaran un acuerdo con Sumar para concurrir a las gallegas y les pidió que votaran al BNG. Sucedió eso mismo, la militancia de Podemos en Galicia votó en contra del pacto y, el próximo 18 de febrero competirán electoralmente. De esta manera, Iglesias demostraba su influencia sobre la militancia morada, a pesar de contar con el reproche de algunos de los exdirigentes más considerados de Podemos, como Juan Carlos Monedero.
Ahora, los comicios gallegos serán un nuevo plebiscito entre los morados y Díaz, además de una prueba difícil de superar para la vicepresidenta, que juega en casa. Las posibilidades de que Sumar consiga unos buenos resultados, a día de hoy, son escasos y, de momento, las encuestas no dan escaños para la formación magenta. Los morados ya habían desaparecido en Galicia en los últimos comicios y el hecho de que vayan a concurrir cuatro fuerzas de izquierdas en las gallegas tampoco beneficia, como reconocen en el PSOE, donde admiten preocupación ante la pelea de Podemos y Sumar.
Las elecciones europeas serán otra nueva demostración de fuerza en la izquierda a la izquierda del PSOE. Los morados fían a Irene Montero su posibilidad de sobrevivir en un momento en el que se encuentran especialmente aislados. La fuerza de la número dos de Podemos es uno de los asuntos que miden todavía en Sumar, donde reconocen que deberán elegir un perfil al más alto nivel para competir con la dirigente morada. A la vez, Podemos vuelve a contar con el altavoz de Montero para contrarrestar a Díaz políticamente. En Sumar, sin embargo, ven «quemada» la bala de Montero y su figura y tratan de minimizar el balance de daños que pueda asestar al corazón del partido.
Los morados tratarán de aprovechar las gallegas y las vascas, a la vez que combinar su influencia desde el Grupo Mixto del Congreso para volver a recuperar poder político.
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