Opinión

Polémicas para la amnesia

Dentro de un par de semanas, los debates se desinflarán y darán lugar a otros nuevos que también creados artificialmente para alimentar la amnesia colectiva

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, da un discurso durante su asistencia a un acto de apoyo a la universidad pública ‘En defensa de una universidad de calidad, clave para el ascensor social’, este lunes, en Madrid © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 31 03 2025
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, da un discurso durante su asistencia a un acto de apoyo a la univerAlberto R. RoldánFotógrafos

En menos de una semana, María Jesús Montero ha levantado en armas a todo el poder judicial sin excepción, por sus declaraciones mitineras sobre la sentencia del caso Alves, poniendo en duda los principios procesales y jurídicos elementales. El ejecutivo salió rápidamente a defender a su número dos.

El lunes, el diario El Español inauguraba el foro Wake Up Spain!, con las intervenciones de los directivos empresariales de las principales empresas del país. El evento contó con la presencia del Jefe del Estado, pero no acudió ningún ministro en representación del gobierno. Un episodio más de fricción entre la Moncloa y Zarzuela, en el momento elegido por el líder socialista.

El mismo día, el propio Sánchez arremetió contra las universidades privadas, apuntándolas como lugares en que los privilegiados obtienen un título sin realizar esfuerzo alguno. Muchos se enfadaron con las declaraciones, sobre todo, después de la polémica generada en torno a la tesis doctoral del presidente.

Los tres hechos, en menos de tres días, examinados sin mucho detenimiento, pueden dar la idea de improvisación o de una acumulación de patinazos que, casualmente, se han acumulado.

Además, estas controversias, aparentemente, no le reportan ningún beneficio. Para qué enfadar a la vez a jueces, alumnos, profesores y trabajadores de la enseñanza universitaria privada y para qué dar una vuelta de tuerca más a la Casa Real.

Sin embargo, un análisis más minucioso nos lleva a la conclusión de que la estrategia no es tanto lo que se dice en sí mismo, sino el hecho de crear confrontación entre adeptos y contrarios.

La obligación del poder ejecutivo es la de respetar y velar por la independencia del poder judicial, engrasar la maquinaria de las relaciones con la monarquía y asegurar el acceso a la educación de todos los españoles al mismo tiempo que respetar la libertad de elección de quién elija la privada.

Pero se trata de que se olvide que no se han presentado Presupuestos a las Cortes, de que desaparezcan de las portadas los procesos judiciales que afectan a los que fueron sus colaboradores más cercanos y a su propia familia y, por encima de todo, que se obvie la polémica sobre el aumento de los gastos en defensa, que tanto desasosiego ha ocasionado a sus socios de gobierno y a otros que forman parte del bloque de investidura.

Dentro de un par de semanas, los debates se desinflarán y darán lugar a otros nuevos que también creados artificialmente para alimentar la amnesia colectiva.