Política
PP y C’s negociarán si fracasa Sánchez
Se emplazan para volver a sentarse después del 5 de marzo. Los populares se oponen tanto a la reforma exprés de la Constitución como a la supresión de las diputaciones.
Se emplazan para volver a sentarse después del 5 de marzo. Los populares se oponen tanto a la reforma exprés de la Constitución como a la supresión de las diputaciones.
La dirección popular se posicionó ayer rápidamente en contra del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. Rechazó la reforma exprés de la Constitución y también algunas de las propuestas concretas planteadas por los de Albert Rivera, como la supresión de las diputaciones provinciales. Además de cuestionar el contenido del pacto, el PP lo descalificó por formar parte del «esperpento» y del «teatro» de las negociaciones que está promoviendo el líder del PSOE, Pedro Sánchez, para sacar adelante su investidura. Génova respondió a un movimiento que les obliga a recolocarse con la advertencia de que se sostiene en una propuesta de modificación de la Carta Magna que no puede salir sin su concurso. «Rivera se ha echado en brazos de Sánchez a cambio de nada, a cambio de una promesa que Sánchez no le puede dar porque depende de nosotros», proclamaron desde la dirección popular.
La relación entre el PP y Ciudadanos alcanza su momento de máxima tensión tras las elecciones generales, después de que en las últimas semanas fuera enfriándose según se confirmaba el acercamiento de Rivera al líder socialista. Y en este contexto, la reunión que ayer por la tarde mantuvieron los populares con los de la formación naranja no sirvió para nada. Un trámite, forzado más por la presión del PP que por interés de Ciudadanos, y que parece que despejó el camino para el objetivo que se había fijado el partido de Mariano Rajoy: ir sentando las bases para una futura negociación en el caso de que fracase la investidura de Sánchez. En concreto, tal y como anunció el secretario general del grupo popular en la Cámara Baja, José Antonio Bermúdez de Castro, PP y C’s se emplazaron a negociar a partir del 5 de marzo, tras la segunda votación de investidura de Sánchez. En la reunión participaron, por el lado del PP, Rafael Hernando y De Castro, y por parte de Ciudadanos, José Manuel Villegas y Miguel Gutiérrez.
El PP insistió en que no renuncia a intentar ese futuro acercamiento si el líder del PSOE no saca adelante la investidura, pero, de momento, las circunstancias les obligan a tomar posiciones para «resistir» ante un escenario «incómodo». Un pacto entre PSOE y Ciudadanos era lo que más temían en las filas populares. Con independencia de que no sume para fructificar en el Parlamento, en el PP eran conscientes desde el día después de las elecciones de que este escenario era el más incómodo. Por las presiones externas que iban a tener que soportar en favor de la abstención, e incluso alguna interna, y porque su decisión de votar en contra de la investidura, que insisten que no van a variar, les escora más hacia la derecha que sin la participación de Rivera a favor de Sánchez.
La dirección popular argumentó que no es partidaria de reformas exprés de la Constitución porque cualquier modificación debe valorarse detenidamente, sabiendo qué se quiere cambiar y para qué, y buscando el consenso con los demás partidos. Y el tono más crítico lo emplearon en cuestionar la propuesta de eliminar las diputaciones. «Hay partidos que piden su eliminación porque no tienen buen resultado electoral en los municipios», defendió Hernando.
El vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo, elevó aún más el tono y sostuvo que la citada propuesta es «típica» de los nacionalistas y una de sus reivindicaciones históricas. En su cuenta oficial de Twitter, precisó que en cualquier caso «afortunadamente la + (suma) no da». «¿Qué opinarán los presidentes de Diputación socialistas y sus diputados del acuerdo con Ciudadanos? Lo sabremos pronto».
La dirección popular no se quedó ahí, sino que incluso enmarcó el acuerdo de Sánchez con Rivera dentro del «sainete» en el que, según su análisis, ha convertido el PSOE la negociación postelectoral. «Uno no puede casarse con tres al mismo tiempo». Génova no se mueve del discurso de que el acuerdo con Ciudadanos y con Podemos es «incompatible» y que Sánchez sólo puede gobernar con un pacto con Pablo Iglesias. Pero sabe que el nuevo escenario les obliga a recolocar de nuevo sus fichas.
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