Negociación

Presión sobre Moncloa para que acepte un mediador

La figura provocó una crisis dentro del PSOE en 2019, pero ahora el Ejecutivo no cierra la puerta

 El secretario general de la ONU, Antonio Guterres (d), el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel (i), el responsable de Política Exterior de la UE, Josep Borrell (2i), y el presidente en funciones del Gobierno de España, Pedro Sánchez (2d), mantienen un encuentro previo a la apertura de la Cumbre de la Paz de El Cairo.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres (d), el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel (i), el responsable de Política Exterior de la UE, Josep Borrell (2i), y el presidente en funciones del Gobierno de España, Pedro Sánchez (2d), mantienen un encuentro previo a la apertura de la Cumbre de la Paz de El Cairo. Pool Moncloa/Borja Puig de la BellacasaAgencia EFE

Mediador, relator, facilitador, son figuras que hoy se antojan necesarias por parte del mundo independentista para continuar negociando con el PSOE la investidura y que, a la vez, la encarecen, sobre todo por la polémica que ya generó entonces esta cuestión dentro del socialismo. Ahora la presión para que Pedro Sánchez acepte este formato llega desde varios actores implicados en la negociación, imprescindibles para que el presidente retenga la Moncloa.

En 2019, el relator ya abrió una grieta entre los barones socialistas como Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page o Javier Lambán y el propio gobierno socialista cuando fue una de las reclamaciones por parte de ERC para apoyar sus primeros Presupuestos Generales del Estado. La controversia generada en medio de la primera mesa de diálogo derivó en las elecciones anticipadas en abril de 2019. Junts vuelve a agitar de manera determinante la misma figura como condición clave para desatascar las negociaciones con los socialistas. El expresident fugado, Carles Puigdemont fue nítido a principios de mes en una declaración desde Bruselas: «Hace falta la creación de un mecanismo de mediación y de verificación que aporte las garantías del cumplimiento y seguimiento de los acuerdos que los dos grandes partidos políticos españoles no están en condiciones de darnos. La total falta de confianza entre las partes hace que este mecanismo sea imprescindible, y que tenga que operar desde el inicio de las negociaciones. Nuestra experiencia nos impide tener ninguna confianza en la palabra que nos den; sería una irresponsabilidad emprender una negociación de futuro que no cuente con este mecanismo», avisó.

El mediador es vital para los independentistas y aparece dentro del informe del comité de expertos del Acuerdo de Claridad que recibió este lunes el president de la Generalitat, Pere Aragonès. Un documento sobre los mecanismos posibles para celebrar un referéndum con el que ERC pretende negociar una vez Sánchez supere su investidura.

De hecho, a estas alturas de las negociaciones, la figura del mediador se erige en el principal escollo: ya lo advirtió hace poco más de una semana Míriam Nogueras tras reunirse con Pedro Sánchez al señalar que rechazaban seguir la senda de la pasada legislatura, en referencia velada a Esquerra, porque considera que no ha funcionado ya que entiende que el Gobierno incumplió muchos de sus compromisos. Y esta semana, desde Junts, se ha continuado trasladando que la figura del mediador es un obstáculo para cerrar el acuerdo con el PSOE para la investidura.

Esta demanda recurrente por los independentistas en sus negociaciones con los socialistas siempre ha sido rechazada por el Gobierno español, puesto que permitirlo implicaría, de facto, asumir en el ámbito internacional que se le escapa de su control la solución al conflicto entre el Estado y Cataluña. El Gobierno busca limitar el conflicto a un asunto interno y es por eso que hasta ahora se ha negado a reconocerlo. Sin embargo, ahora, en la fase final de la negociación, en Moncloa ya hacen cálculo de daños y éxitos sobre esta figura. Fuentes gubernamentales no se cierran ahora a esta puerta que antes era impenetrable, aunque evitan dar detalles concretos de las conversaciones con los independentistas. «Todo va según lo que teníamos previsto», se limitan a señalar,. Hace dos semanas, el primer secretario del PSC, Salvador Illa, no quiso dejar en papel mojado esta posibilidad. «Es bueno que haya esos elementos que ayuden a generar confianzas», dijo.

La figura del relator también es interpelada por más actores de izquierdas. Los comunes, partido catalán reconocieron que lo veían con «buenos ojos». El interlocutor de Sumar con Junts, el exdiputado Jaume Asens ya ha verbalizado en varias ocasiones que un interlocutor internacional es «problemático», pero ha presionado con que esa figura sea nacional y ha señalado directamente a un actor clave: el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. «Es una persona que tiene un perfil que podría jugar un rol interesante en la negociación».

En el Ejecutivo hay apagón informativo respecto a la negociación sobre la amnistía y advierten que, si bien no está «encallado» tampoco avanza «tan rápido» como otros interlocutores aseguran, en referencia a los líderes independentistas. «Que nadie se piense que esto es fácil, ni que se va a solucionar en unas semanas», advierte un ministro del Gobierno, aunque ya se esté barajando como publicó este diario, la opción de una investidura antes de la jura de la Constitución de la Princesa Leonor.

La prudencia es máxima en la Moncloa y de hecho, solo el círculo más cercano a Sánchez conoce los detalles reales sobre la negociación con Puigdemont y Junqueras. En Sumar, fuentes cercanas a la vicepresidenta reconocen que fueron apartados desde el primer momento. El propio Pedro Sánchez se lo trasladó a Yolanda Díaz. «Nosotros ya no podemos hacer más, no hemos salido bien parados con nuestra propuesta de amnistía», reconocen. En el partido de Díaz admiten así su fracaso para hacer valer su capacidad negociadora y ya desde hace una semana sus portavoces se niegan a hablar sobre la amnistía o a ofrecer la propuesta de sus expertos para desencallar las negociaciones.