Elecciones generales
PSOE: Más votantes pero sin opción de pacto
Análisis. La gran masa de votantes socialistas que fueron a Podemos les irán dejando
El resultado de Vistalegre II le viene muy bien al Partido Popular y bien al Partido Socialista. Mientras el PSOE se modera con la nueva gestora, Podemos profundiza en su radicalización, lo que hace crecer las distancias y aleja cualquier posibilidad de entendimiento entre la izquierda civilizada que representa el PSOE y la izquierda radical en la que se coloca Podemos. El principal beneficiado es el PP que ve que a su izquierda no hay ni bloque ni coalición que sume para desplazarlo del poder.
Hoy nos encontramos ante un Podemos más que nunca hecho a imagen y semejanza de su líder. Un Podemos de algarada callejera que renuncia al debate parlamentario, un Podemos nostálgico que quiere reencontrarse con las esencias del 15-M. Su reino no es de este mundo... occidental y saben que nunca tendrán mayoría en el Congreso de los Diputados, por lo que redoblan su apuesta por tomar el cielo al asalto.
Su líder quemó las naves el domingo día 12. Tomo la decisión de no regresar a la tediosa vida parlamentaria. Prefieren echarse a la vía pública, pertrechados con la camiseta del Che Guevara, el pañuelo palestino y la pancarta. Su método, la protesta permanente.
Este Podemos se separa cada vez más de sus bases, lo que acelerará su proceso de descomposición. En España no hay cinco millones de comunistas. El resultado de Podemos en las elecciones generales de 2015 fue su techo máximo. Las elecciones de junio de 2016 significaron el principio de su caída y las encuestas más rigurosas así lo recogen.
Ya en 1993 Anguita expuso su teoría de las dos orillas, el equivalente actual de los de arriba y los de abajo, y anunció el «sorpasso» de Izquierda Unida al PSOE. En las elecciones generales de aquel año obtuvo el 9,55% de los votos y 2,2 millones de votos. Los herederos del PCE obtenían su mejor resultado desde que Carrillo consiguió en 1979 el 10,77% de los votos y 2 millones de votantes.
Lo lógico es que a lo largo de la presente legislatura Podemos constate cómo la gran masa de votantes socialistas que se les unieron en 2015, estimada entre dos y tres millones de electores, vaya retirándoles la confianza. No significa esto que automáticamente pasen al PSOE, por lo que el número de votantes de la izquierda en general, que se podrán contar en las urnas, será menor en el horizonte electoral de 2020, mientras que el centroderecha mantiene mayoritariamente el voto concentrado en torno al PP y, en menor medida, a Ciudadanos.
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