Cataluña

Rajoy frena a Rivera y actuará ante «hechos»

El Gobierno considera que el discurso de investidura de Quim Torra le deslegitima como futuro presidente de todos los catalanes, anticipa un proyecto «sectario y autocrático», y niega margen para un diálogo leal sobre el marco legal vigente.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer en Jerez en un acto del PP con candidatos municipales de Cádiz
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer en Jerez en un acto del PP con candidatos municipales de Cádizlarazon

El Gobierno considera que el discurso de investidura de Quim Torra le deslegitima como futuro presidente de todos los catalanes, anticipa un proyecto «sectario y autocrático», y niega margen para un diálogo leal sobre el marco legal vigente.

El Gobierno considera que el discurso de investidura de Quim Torra le deslegitima como futuro presidente de todos los catalanes, anticipa un proyecto «sectario y autocrático», y niega margen para un diálogo leal sobre el marco legal vigente. Entienden que es tanto como volver, de momento en el terreno declarativo, «a la casilla de salida», a la Legislatura de Carles Puigdemont, con lo que esto implica de negro panorama para la normalización de las relaciones entre el Estado y la Generalitat. Pero el Ejecutivo de Rajoy también considera que debe esperar a que las palabras se traduzcan en hechos antes de plantear que se mantenga la intervención de la Generalitat.

Por eso la primera respuesta fue un duro comunicado en el que Moncloa explicitó una vez más su decisión de actuar ante cualquier ilegalidad que cometa el nuevo Gobierno de la Generalitat y de estar muy vigilante sobre el candidato o su futuro Ejecutivo.

Esta declaración institucional se hizo pública después de que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, instase al Gobierno a mantener en vigor el artículo 155. Fuentes solventes de Moncloa advierten de que las decisiones sobre la continuidad del artículo 155 deben sujetarse a hechos y no a discursos. Es aquí donde parece que está el punto de discrepancia. Cs está pidiendo que se actúe ya de manera preventiva para evitar futuras ilegalidades. Y que no se dé por constituido el nuevo Gobierno de la Generalitat, una vez que el candidato a presidirlo ha anunciado que sigue instalado en el proceso de declaración unilateral de independencia que obligó a la intervención y a la apertura contra los líderes soberanistas de la causa que instruye el juez Pablo Llarena en el Tribunal Supremo.

El Gobierno comparte el pesimista diagnóstico que hace la formación naranja de la situación, y ayer mismo Rajoy aseguró que no le gusta el posicionamiento de Torra. Pero el Ejecutivo está a la espera de cómo se concreta el órdago de que continuarán adelante con la República catalana. En su estrategia valoran que el proceso penal abierto seguirá marcando la agenda política y, lo que es más importante, el destino a corto plazo del ex presidente Carles Puigdemont. «Puigdemont sigue instalado en que cuanto peor mejor, y Torra es la marioneta, pero hay que ver cuánto le queda de recorrido», sentenciaban ayer en Moncloa. Además, aunque sólo sea por un criterio pragmático, que el independentismo no ha abandonado del todo, el Gobierno también se resiste a dar por hecho que Torra vaya a atreverse a traspasar las líneas rojas «porque sabe cuáles son las consecuencias penales de hacerlo».

Rajoy sólo da margen, por tanto, a comprobar si la estrategia independentista es mantener el conflicto político, el bloqueo y la incapacidad de negociar nada, con la lectura que de ello haga la opinión pública catalana, o si, por el contrario, van a intentar saltarse de nuevo el marco constitucional. «Desde el punto de vista penal saben que no tiene recorrido ninguno. Si se mueven fuera del marco legal, acabarán en el Tribunal Supremo, o tendrán que intentar darse a la fuga», explican las fuentes consultadas. Por supuesto, Rajoy ha ofrecido diálogo, pero la posición marcada por Torra aleja la confianza en la negociación. «Igual que hicimos con Puigdemont, el diálogo sólo puede ser dentro de la ley».

En el comunicado el Gobierno no hace ninguna alusión a qué tipo de respuesta recibirá Torra si es investido y se sitúa fuera de la ley. Pero Rajoy ya ha advertido de que el 155 marca un precedente que está ahí para seguir siendo usado si es necesario. En Moncloa no pasan por alto que la radicalidad del discurso de investidura también tiene que ver con la necesidad de convencer a las bases de la CUP para que no la bloqueen, ya que de no mantenerse en la abstención la mayoría independentista no tendría los votos necesarios para sacarla adelante. Para el Gobierno, el contenido del discurso de investidura es «frentista», «del pasado» y «alejado de lo que quieren para el momento presente y para la Cataluña del futuro» la mayoría de los catalanes.

El Gobierno recuerda que la formación por la que se presenta Torra no ganó las elecciones. Y deja también claro que no se cree la voluntad de diálogo de Torra: el Gobierno «ve demostrado» que no tiene ningún interés en construir «un diálogo en el propio Parlament, en el conjunto de la sociedad y con nadie que no se someta exactamente a sus planteamientos». En defensa de la legalidad de Cataluña este Gobierno estará muy vigilante de los actos del candidato», avisan.