El desafío independentista
Rajoy, sobre Cataluña: «La soberanía nacional no es negociable»
Había expectación ayer por la intervención del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Senado, donde una vez más tuvo que fijar posición en relación a Cataluña. Le preguntaba el senador socialista José Montilla. En la ocasión anterior en la que tuvo que pronunciarse al respecto en la Cámara Baja, el presidente endureció considerablemente el tono. Y ayer el interrogante era cómo iba a casar aquel discurso tan contundente con la estrategia de Moncloa de hacer lo posible por recomponer el diálogo institucional con la Generalitat, pese a las piedras colocadas en el camino por Artur Mas. Mariano Rajoy distinguió esta disposición al diálogo institucional de lo que son sus líneas rojas en relación a Cataluña, que ayer volvió a subrayar con meridiana claridad. «Para mí, España y la soberanía nacional no son negociables», sostuvo, marcando así los límites del campo de juego en el diálogo con el presidente de la Generalitat.
Rajoy lleva semanas propiciando la recomposición de las vías de contacto con Mas y la Generalitat. Y también ha conversado con el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Si la línea roja para Mas es la del respeto a la soberanía nacional, para el PSOE el límite está en la defensa de la actual Constitución.
Rajoy ya ha dicho en reiteradas ocasiones que no hay un mínimo común denominador que permita abrir la reforma constitucional con perspectivas de llegar a algún acuerdo, y así se lo reiteró al portavoz socialista en el Senado. En su mensaje dejó bien claro por qué entiende que la propuesta socialista de cambiar la Carta Magna es inútil y estéril en un momento como el actual, dado que ni hay consenso para llevarla a la práctica ni serviría para calmar las ansias independentistas de ERC y de un sector de CiU.
«Plantear una reforma constitucional para dar satisfacción a alguien que no se va a dar por satisfecho es un enorme error, y no lo haré», sentenció, cerrando así la puerta a la salida que está buscando Ferraz para conciliar sus diferencias con los socialistas catalanes.
El presidente del Gobierno insistió en que está abierto al diálogo, y en que seguirá trabajando para ayudar a Cataluña a salir de la crisis, «al lado de los catalanes». Pero también advirtió al PSOE de que reformar la Constitución es una cuestión trascendente, que afecta a la convivencia y a las reglas de juego, y que, por tanto, tiene que hacerse con el máximo consenso posible y eligiendo muy bien el momento. Y no para satisfacer necesidades internas de partido.
«Sería un fracaso»
En el lado socialista, José Montilla reiteró el discurso de Ferraz sobre el peligro del «inmovilismo» de los populares, y, por cierto, se aferró a la misma amenaza que en el Congreso de los Diputados dejó el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. «Una declaración unilateral de independencia sería un fracaso para Cataluña y para España», sentenció el ex presidente de la Generalitat, después de preguntarle al presidente del Gobierno por sus iniciativas políticas en relación a Cataluña.
Rajoy, por su parte, insistió en que su obligación es actuar con sentido de Estado, con equilibrio, sensatez y, sobre todo, con sentido común. Tras aseverar que no ningunea ni desprecia ninguna propuesta, incidió en que en su programa electoral no llevaba ninguna propuesta de reforma de los artículos 1 y 2 de la Constitución porque para él, como presidente del Gobierno, «España y la soberanía nacional no son negociables».
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