Cataluña

Rajoy tiende puentes hacia Mas con una llamada telefónica

Su prioridad es que la Generalitat actúe para cumplir con los objetivos de déficit

La Razón
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Tres días después de las elecciones en Cataluña, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tomó la iniciativa y dio ayer el primer paso, con una llamada telefónica, para recomponer en la medida de lo posible la relación con quien seguirá como presidente de la Generalitat, Artur Mas. Los puentes entre PP y CiU saltaron por los aires tras la decisión de Mas de anticipar los comicios con el órdago independentista como bandera. Rajoy y Mas no habían vuelto a hablar desde su última entrevista en La Moncloa a finales de septiembre, que el líder nacionalista utilizó como excusa para hacer saltar por los aires la legislatura catalana con el objetivo estratético de engordar su mayoría radicalizando su soberanismo.

Desleal e irresponsable

En una situación normal, Rajoy habría telefoneado en la misma noche del domingo o al día siguiente al ganador de las elecciones. Pero los términos en los que se desarrolló la campaña han hecho que ésta no sea una situación normal. Rajoy tiene una pésima consideración política de la gestión de Mas. Cree que ha sido desleal y profundamente irresponsable, según fuentes de su entorno. Y también considera que ha llevado a Cataluña a una situación mucho más complicada de administrar que antes de la cita electoral, cuando ya su dramática situación financiera la había dejado al borde del precipicio. El gesto de Rajoy de telefonear a Mas para conversar sobre el nuevo escenario que se abre tras el 25-N se enmarca en Moncloa en su voluntad de facilitarle una salida de la encrucijada en la que se ha metido. No por Mas, «sino por el interés general de Cataluña». Al presidente del Gobierno le preocupa la inestabilidad de la Generalitat y sus efectos en la política de ajuste presupuestario que tiene que seguir ejecutando en los próximos meses. De que todas las comunidades cumplan con el déficit depende también el buen éxito de la tarea del Gobierno central. La conversación de ayer fue «correcta» y «cordial». El habitual diálogo institucional entre Administración central y autonómica. Hoy al jefe del Ejecutivo no le preocupa la posibilidad de una consulta. Y sí la capacidad de la Generalitat para seguir cumpliendo con sus deberes «de manera ordenada y con el menor coste posible para el ciudadano». El hecho de que Mas haya ido tan lejos en su discurso obliga al PP a exigir una rectificación total de su estrategia y una renuncia a su soberanismo. Pero en medios populares también creen que lo lógico es que la agenda económica, «la realidad», se imponga sobre el discurso soberanista. Y Rajoy está convencido de que su Gobierno tiene la obligación de colaborar con Mas y dejarle una salida para que pueda «recuperar la moderación». «No tiene otro camino razonable que el de entenderse con el Gobierno de la Nación», sostienen.