Defensa
Riesgo de guerra híbrida en España: ¿es una amenaza real?
Se caracteriza por su carácter no convencional y su dificultad para identificar al adversario
La guerra del siglo XXI ya no se libra solo con carros de combate ni con soldados sobre el terreno. La nueva amenaza se mueve en la sombra, sin necesidad de disparar una sola bala.Se infiltra en las redes, en los discursos, en los mercados y hasta en los hogares. Se llama guerra híbrida, y España -como el resto de Europa- ya convive con sus primeros efectos.
Desde Bruselas, la Comisión Europea ha lanzado una advertencia clara: todos los Estados miembros deben prepararse ante la posibilidad de una acción hostil que, sin previo aviso, pueda dejar a un país sin energía, sin agua potable, sin acceso a internet o sin comunicaciones móviles. Un ataque que no parezca guerra, pero tenga consecuencias devastadoras.
Por eso, la UE ha exigido a los gobiernos que elaboren su propio “kit de emergencia”, una batería de medidas y protocolos diseñados para mantener el funcionamiento básico del Estado en caso de un sabotaje masivo o una operación encubierta. El mensaje es inequívoco: la amenaza no es teórica. Es real.
En un contexto global cada vez más incierto y en medio de tensiones internacionales, la guerra híbrida ha emergido como una de las principales preocupaciones de los gobiernos y servicios de inteligencia. Pero, ¿qué es exactamente esta amenaza y por qué España, como miembro clave de la Unión Europea y la OTAN, podría ser objetivo de esta modalidad de conflicto?
¿Qué es la guerra híbrida?
La guerra híbrida es un concepto que se refiere a un conflicto que combina diferentes métodos de lucha, tales como ciberataques, operaciones psicológicas, desinformación, sabotajes, manipulaciones económicas y presión diplomática, sin que haya una declaración formal de guerra. A diferencia de los enfrentamientos convencionales, la guerra híbrida se caracteriza por su carácter no convencional y su dificultad para identificar al adversario, ya que las tácticas utilizadas son multifacéticas y disimuladas.
Un ejemplo claro de guerra híbrida sería un ataque masivo contra una infraestructura crítica, como una planta de energía o un hospital, seguido de una campaña de desinformación que genere desconfianza entre la población, mientras se presiona económicamente a un país a través de sanciones o flujos de capital manipulados. Esta forma de guerra busca debilitar desde dentro a las naciones, aprovechándose de las grietas sociales y políticas.
Qué supone para España?
España, como parte de la Unión Europea y un miembro clave de la OTAN, se encuentra en una posición geoestratégica vulnerable. El creciente número de ciberataques y la amenaza de interferencias extranjeras en sus sistemas políticos y económicos aumentan la preocupación. La infraestructura crítica del país -que incluye redes energéticas, sistemas de telecomunicaciones, sanidad, y el transporte- está cada vez más expuesta a amenazas, tanto digitales como físicas.
En los últimos años, se ha registrado un aumento de ataques dirigidos a instituciones y empresas clave. Desde ciberataques a hospitales hasta manipulaciones de datos relacionados con las elecciones o crisis económicas, los elementos clásicos de la guerra híbrida se están sintiendo en el país. El Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (CNPIC) ha activado varias alertas ante intentos de sabotaje o intrusiones informáticas en sectores estratégicos.
La amenaza de Rusia: ¿por qué España?
Uno de los actores más prominentes detrás de las estrategias de guerra híbrida es Rusia, que en los últimos años ha sido identificada como un principal impulsor de operaciones híbridas en Europa, de hecho, es conocida el intento de Putin por desestabilizar nuestro país a través de Cataluña.
Aunque se suele asociar a Rusia con ciberataques y desinformación dirigida principalmente a países del este de Europa y los países bálticos, España no está exenta de ser objetivo.
El interés de Rusia en lanzar una guerra híbrida contra España estaría vinculado a varios factores: por un lado por su posición geoestratégica clave: España, por su ubicación en el flanco sur de Europa y como uno de los miembros más influyentes de la Unión Europea y la OTAN, tiene una importancia estratégica en el equilibrio de poder europeo. Si Rusia busca debilitar a la UE y la OTAN, atacar a uno de sus miembros más relevantes puede ser una manera efectiva de sembrar la discordia en su interior. También por las influencias políticas internas como lastensiones políticas internas y el conflicto en Cataluña están dentro de los llamados desestabilizadores del, país que los que quieren acometer una guerra híbrida utilizan como la entrada más fácil para ello. Rusia ha sido acusada de utilizar desinformación y campañas de polarización para avivar estas disputas, lo que puede contribuir a desestabilizar aún más el panorama político y social. Además, buscaría el debilitamiento de la UE: para Rusia, uno de sus principales objetivos es minar la unidad interna de la Unión Europea, especialmente en cuestiones clave como la política exterior, la defensa común o las sanciones económicas. En este sentido, España, al igual que otros países, puede ser un blanco para las operaciones de desinformación que buscan dividir las opiniones públicas y las instituciones de la UE.
¿Cómo combatir la guerra híbrida?
Para enfrentar esta amenaza, los expertos coinciden en que España necesita una estrategia integral que abarque diversos aspectos:
Refuerzo de la ciberseguridad: Es crucial mejorar la protección de las infraestructuras críticas, especialmente en sectores como el energético, el de telecomunicaciones y el sanitario. Para ello, se requiere más inversión en tecnologías avanzadas y en formación continua de los profesionales encargados de proteger las redes.
Educación en ciberalfabetización: Un paso esencial es capacitar a la ciudadanía en el reconocimiento de "fake news" y en la importancia de no compartir información no verificada. Las campañas de desinformación suelen depender de la propagación rápida de rumores, por lo que una sociedad informada es una defensa clave.
Fortalecimiento de las alianzas internacionales: España debe seguir cooperando estrechamente con la OTAN y la UE, tanto en el ámbito de la ciberdefensa como en la inteligencia estratégica. Las amenazas híbridas son globales, por lo que una respuesta coordinada es esencial.
Preparación de un "kit de emergencia híbrida": Tal y como recomienda la Comisión Europea, cada país miembro debe tener protocolos de emergencia listos para mantener los servicios esenciales en caso de ser blanco de un ataque que interrumpa, por ejemplo, el suministro de energía o las comunicaciones. La coordinación entre sectores públicos y privados es clave en este aspecto.
La guerra híbrida es una amenaza real y latente para España. La proliferación de ciberataques, desinformación y otras tácticas encubiertas pone en riesgo la estabilidad nacional. Mientras actores como Rusia siguen utilizando estas tácticas para desestabilizar a Europa, España se encuentra en una encrucijada: prepararse para lo invisible o correr el riesgo de ser arrastrada a un conflicto silencioso pero devastador.
La respuesta pasa por una estrategia integral de prevención, preparación y colaboración internacional, ya que la guerra híbrida no solo es una amenaza militar, sino una amenaza multidimensional que afecta a la cohesión social, económica y política del país. Estar preparados para esta nueva forma de conflicto es la única manera de mantener la seguridad y la estabilidad en un mundo cada vez más impredecible.