Ley del "solo sí es sí"

Sánchez ordena rebajar el tono con Podemos y abrirse al apoyo del PP

En el PSOE priorizan sacar adelante la reforma del "solo sí es sí" por encima de los partidos que la voten: "Si los populares la avalan, bienvenido sea"

Pilar Llop
Pilar Llop, ayer en el CongresoAlberto R RoldánLa Razón

La determinación de Pedro Sánchez de “resolver” el “problema” generado por las revisiones de condenas al amparo de la Ley del “solo sí es sí” no ha servido para poner coto a la crisis que rodea a la norma estrella de Igualdad. La decisión de reformarla, para acabar con la “alarma social” generada, lejos de apaciguar el conflicto lo ha escalado. El contenido de la misma –con la introducción del subtipo de violencia, intimidación o anulación de la voluntad- y los apoyos con que saldrá adelante, a día de hoy los socialistas no suman las adhesiones suficientes, complican el horizonte. El clima dentro del Gobierno es de máxima tensión. Las ministras de Igualdad y Justicia no se tratan -“se ha agotado el periodo de diálogo” dentro del Gobierno- y se ha dejado ahora a los grupos parlamentarios la tarea de acercar posiciones.

La polémica generada por Pilar Llop, cuando aseguró que con una “herida” se podía probar la violencia, enrareció el ambiente. Una “mala explicación” que fuentes socialistas entienden que ha dado munición a Podemos para cuestionar que el consentimiento siguiera en el centro de la ley. Desde Moncloa se organizó ayer una nutrida agenda de entrevistas a la titular de Justicia para que avanzase en la pedagogía que le faltó en la que concedió el martes a la SER. Sánchez ha ordenado a los suyos rebajar el tono con Podemos y explicar bien los cambios para no seguir avivando la polémica. Aunque haya un giro en las formas, con asunción de responsabilidades en nombre propio, el fondo sigue siendo el mismo y se defiende con vehemencia: “El consentimiento no se toca”. En la parte socialista lamentan que, siendo las diferencias con los morados, técnicas y no políticas, no se haya podido llegar a un entendimiento y presentar un texto conjunto que hubiera facilitado sumar la adhesión de sus socios. “Nos decidimos a presentar la reforma porque ya no avanzábamos, nos estábamos rebotando los mismos documentos”, señalan desde Moncloa.

En el PSOE defienden que su propuesta es la “más solvente” jurídicamente para evitar que se sigan produciendo más rebajas de penas. Un objetivo que persiguen la mayoría de socios políticos, por lo que esperan ir sumando su apoyo. Entienden que el hecho de estar enfrentados, en esta cuestión, con Podemos cause “desasosiego” en sus aliados naturales. Aislado, el PSOE está obligado a mover fecha y a hacer maniobras prácticamente inéditas a lo largo de esta legislatura: abrirse a un entendimiento con el PP, tras tres años en los que ha sido inviable por las diferencias entre ambas formaciones. El giro discursivo de Pedro Sánchez respecto a la Ley del “solo sí es sí” se ha acentuado en las últimas horas (el martes reconoció de forma rotunda los “efectos indeseados” de la norma y ayer ya asumió su responsabilidad personal en este error), una circunstancia que puede leerse como un guiño para atraer a los populares y aprobar la reforma legislativa que han registrado los socialistas ante las trabas que están poniendo los socios parlamentarios.

De momento, queda recorrido por delante: todo apunta a que, hasta dentro de tres semanas, la ley no se someterá a la primera votación (toma en consideración), lo que da margen para que el PSOE y Podemos puedan seguir negociando para alcanzar un acuerdo. No obstante, las posiciones están muy alejadas y eso dificulta mucho un entendimiento pese a que se hayan dado un plazo amplio. La tramitación parlamentaria comenzará la próxima semana con la admisión a trámite de la Mesa del Congreso y la ley irá a votación al pleno del 7 de marzo, coincidiendo prácticamente con el Día de la Mujer. Fecha icónica para el movimiento feminista que PSOE y Podemos se disputan. Por tanto, podría quedar aprobado de forma definitiva a finales de marzo.

Ante el bloqueo de los socios parlamentarios del PSOE, entra en juego el PP, que, desde el primer momento, ha tendido la mano a Sánchez. A nivel político, los socialistas ya han dado muchas señales de que van a ir hasta el final para modificar esta reforma porque las encuestas son muy elocuentes y están desgastando al partido en un año muy delicado por el carrusel electoral. También el clamor interno en las filas socialistas es contundente, entre barones y cargos orgánicos. Fuentes socialistas señalan que su prioridad es el qué y no el quién, esto es, que “el objetivo político es corregir la ley y preservar a las mujeres, con independencia de los partidos que avalen la reforma”. “Si el PP considera que lo apoya, bienvenido sea su apoyo”, señalan.

En el Ejecutivo no ocultan que prefieren armar una mayoría solvente, pero aseguran que “no les preocupa” quedarse solos con el PP. Sí puntualizan que se “hablará” con el principal partido de la oposición, pero que no están dispuestos a “negociar” el contenido de la reforma. En este sentido, cuestionan que Podemos dé por hecho esta eventualidad, que solo los populares vayan a votar la reforma y lo achacan a una maniobra de presión de los morados para conseguir atraer a los socios de investidura hacia sus tesis.

Queda por ver, por tanto, si es con Podemos o con el PP. En las filas populares dan por hecho que facilitarán la tramitación parlamentaria o, como mínimo, pondrán pocas trabas por responsabilidad. Tampoco se entendería otro posicionamiento, en tanto en cuanto en las filas populares consideran que la ley propuesta por el PSOE es una “copia” de la que ellos presentaron en diciembre.