Gobernabilidad
Sánchez quiere ir a una investidura «pronto»
El presidente se ve reforzado tras la elección de Armengol: “Es la mayoría del Gobierno”. El PSOE no quiere presionar al Rey en su decisión de designar un candidato el martes
El PSOE y Pedro Sánchez siguen instalados en la montaña rusa que supusieron la campaña y la misma noche electoral del 23J. Abonados a la ciclotimia, siguen transitando de la euforia a la angustia con la facilidad y la cadencia a la que se desarrollan los acontecimientos. Los socialistas hicieron una dulce digestión de los resultados de las urnas, exhibiendo una actitud de impostura ganadora, pese a haber sido la segunda fuerza, por detrás del PP. El objetivo fijado para las generales se había conseguido: promover una movilización suficiente del espacio progresista que frustrase la suma de las derechas y proyectar a un Pedro Sánchez reforzado (con más votos y escaños), frente a un Alberto Núñez Feijóo noqueado por una pésima gestión de las expectativas.
No obstante, la emoción que embargó las filas socialistas en un primer momento se fue disipando a medida que fueron asumiendo la dificultad de gestionar un resultado que les ata inexorablemente a la volatilidad de Junts. La agónica negociación para hacer presidenta de la Mesa de Congreso a Francina Armengol devolvió a la realidad a los socialistas, que volvieron a transitar de la angustia a la satisfacción, conscientes de que si bien son la única alternativa a la repetición electoral, esta eventualidad no puede todavía descartarse. «La Mesa es una pantalla, la investidura es otra historia», aseguran en el entorno del líder socialista, donde no quieren dar nada por sentado.
«Paso a paso», señala otro alto cargo gubernamental que sigue aferrado a la máxima de la «prudencia absoluta» que permitió culminar con éxito la negociación para controlar la Mesa del Congreso. Desde las filas socialistas se traslada confianza y optimismo, sin orillar la dificultad de la empresa que tienen entre manos, porque aprecian ahora una actitud diferente en Junts. «Han demostrado que están dispuestos a entrar en juego, a hacer política", resumen fuentes del PSOE, que recuerdan cómo en la pasada legislatura, el partido de Carles Puigdemont se opuso sistemáticamente a todas las iniciativas del Gobierno, en una pose de absoluto obstruccionismo parlamentario.
Por el contrario, lo que se proyectó el pasado jueves, en opinión de la Moncloa, es «lo que va a ser la mayoría del Gobierno», la única vía para sortear una cita con las urnas en invierno que daría una nueva oportunidad a la coalición de derechas. En el entorno del presidente no ocultan su satisfacción por el desarrollo de la jornada del pasado jueves, de la que Sánchez salió reforzado y con unos números solventes para presentarse el martes ante el Rey. Desde el Gobierno son sumamente prudentes con esta cuestión y no quieren elevar la presión sobre Felipe VI. El jefe del Ejecutivo ya ha mostrado públicamente su intención de someterse a la investidura y así se lo trasladará al Monarca. Superado el primer hito, con la Constitución de las Cortes, Sánchez trabaja ya para presentarse a la investidura y, además, quiere hacerlo «pronto», según avanzan desde su entorno.
El calendario se ha apretado al máximo, tras recibir a la presidenta del Congreso el pasado viernes en Zarzuela, el rey Felipe VI ha fijado para mañana y el martes la ronda de contactos con los partidos políticos para, posteriormente, proponer un candidato a la investidura. Entre quienes desfilarán por Palacio no estarán ni ERC, ni EH Bildu, ni el BNG, ni tampoco Junts, pieza clave de una mayoría solvente para Sánchez; por lo que el Rey no podrá testar de primera mano las opciones reales de esta suma y se limitará a valorar las percepciones que Sánchez le transmita. Si el presidente en funciones consiguiera el encargo de Felipe VI, aún sin tener amarrados los apoyos suficientes, todavía contaría con cierto margen temporal para conseguirlos, pues la fijación de la fecha del pleno de investidura es atribución de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que controlará los tiempos en sintonía a las necesidades del candidato socialistas.
Fuentes del PSOE creen que Feijóo, tras el varapalo sufrido en la votación de la Mesa del Congreso, en la que apenas consiguió concitar el apoyo de dos diputados extra (UPN y Coalición Canaria) a la causa de Cuca Gamarra, acude a las consultas con el Rey en una situación de profunda «debilidad» y «soledad». No pudiendo siquiera garantizar el apoyo de los diputados de Vox, pese a que Santiago Abascal mantenga la «mano tendida» al PP.
Aunque los socialistas no quieren dar ahora esa oportunidad a Feijóo, tampoco forzarán al jefe del Estado a tomar una decisión controvertida que pueda poner en jaque su neutralidad debida, si Sánchez no está en condiciones de garantizar una mayoría suficiente el próximo martes. Por tanto, a la espera de la decisión del Rey, en el cuartel general socialista trabajan ya con el escenario de una investidura «pronto», con toda la maquinaria engrasada y conscientes de la dificultad de la negociación. También con la calculadora en la mano por si fuera inevitable volver a las urnas.
La fecha de la primera votación de una investidura fallida condiciona el calendario de una posible repetición electoral. En caso de que se produjera un bloqueo, las Cortes se disolverán al cabo de dos meses (el plazo fijado para la nueva ronda de consultas del Rey) y las nuevas elecciones generales se celebrarían 47 días después de que se produjera esa disolución de las Cortes.
Es decir, si la investidura no sale adelante en una posible cita a principios de septiembre y el bloqueo se mantiene a principios del mes de octubre, las Cortes se disolverían en noviembre y las elecciones se celebrarían 47 días después de esta fecha. En otras palabras, en caso de concretarse la repetición electoral el escenario más probable es que esos comicios se celebraran en plena época navideña: a finales de diciembre o principios de enero.
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