Res non verba

Il Sanchismo Nostro

El Frankenstein no pudo evitar que en el Hemiciclo quedara claro que Moncloa tiene un serio problema

La sesión de control al Gobierno de ayer se quedó descafeinada por la ausencia de los dos actores principales del Zascódromo Nacional
La sesión de control al Gobierno de ayer se quedó descafeinada por la ausencia de los dos actores principales del Zascódromo Nacional Alberto R. RoldánLa Razón.

Venía descafeinada la sesión de control al Gobierno por la ausencia de dos de los actores principales del Zascódromo Nacional como son Pedro Sánchez y su fiel escudera María Jesús Montero, aunque la mañana se presentaba también picarona. Sobre todo, después de que Félix Bolaños hubiese dicho en laSexta, así entre risas, que, si se produjera un apocalipsis y tuviera que repoblar el mundo con Margarita Robles, el mundo se quedaría por repoblar. Que para eso se entendería mejor con su némesis Cayetana Álvarez de Toledo. Lleva una racha la ministra de Defensa con sus compañeros de gabinete que va a acabar uno empatizando con ella. Picardías al margen, el cataclismo semanal para el Gobierno ha sido el caso cloacas y los tres fontaneros (del apocalipsis) que andan por ahí organizando el festival del Kompromat. Sabíamos que a los rusos les encanta buscar información comprometida para destruir a sus adversarios políticos, y nos olíamos que en España algo de eso también había, pero anda la gente fascinada estos días porque ha podido escuchar y poner una cara concreta al «fontanero» que incita al empresario o al funcionario público a cometer una ilegalidad a cambio de un beneficio inconfesable. Leire Díez, con ese rostro ceñudo y ese tono siciliano, ha encajado como un guante en el imaginario colectivo para interpretar el papel de mala malísima, de Cloaca de Vil. Titulares del tipo «El PSOE busca destruir a la UCO de la Guardia Civil para desbaratar los casos de corrupción que atenazan al Gobierno» son lo suficientemente graves como para que el Ejecutivo saltase por los aires y las trizas llegaran hasta la Estación Espacial Internacional. Una «fontanera» ofreciendo el uso espurio de la Fiscalía contra el prestigio de la Guardia Civil porque la Guardia Civil está sacando al Gobierno las vergüenzas de sus presuntas corruptelas. Tela marinera. Sin embargo, en España hace tiempo que se encendió la alerta roja que indica que el que manda no tiene límites y no piensa dimitir pase lo que pase. Alerta autocracia.

Así las cosas, en medio del estupor general, a Cuca Gamarra le quedó el consuelo de poner (o intentar poner) la cara colorada a Yolanda Díaz por estar sosteniendo a semejante Ejecutivo. La vicepresidenta segunda recurrió al clásico «y tú más» sin demasiada prestancia, una faena de aliño que dirían en Las Ventas. A otra vicepresidenta, Sara Aagesen, se le notó que va mejorando en su proceso de sanchización. Todavía no miente con el descaro de la pocera Leire Díez, que cuando la pillan con las manos en la fosa séptica asegura que está haciendo un trabajo periodístico, pero Aagesen ya empieza a abandonar su tono refinado para mostrar el fastidio que le provoca que le pregunten demasiado por el apagón eléctrico. A la hora de desviar la atención del escándalo principal, Rufián trató de echar una mano con el drama del primer mundo que supone que la Unión Europea no haya dejado de lado la amenaza militar rusa o la guerra comercial para reconocer urgentemente el uso de las lenguas autonómicas. En todo caso, el Frankenstein no pudo evitar que en el hemiciclo quedara claro que Moncloa tiene un serio problema. Normalmente es el sanchismo el que consigue que sus expresiones fetiche hagan fortuna: lleva 7 años cincelando el marco argumental con la ultraderecha, la fachosfera o el fango. Pero ayer fue el PP el que impuso una idea fuerza de esas que calan en el debate público: Gobierno corrupto; PSOE, mafia con sede en Sicilia. Vox ya llevaba tiempo hablando de la Rosa Nostra.

Bolaños trató de negar la mayor acusando a la oposición de ser una maestra en el «ciclo del bulo», pero ofreció tantos detalles de cómo funciona ese ciclo que dio la sensación de que sabe perfectamente cómo ponerlo en marcha para su propio beneficio. Como el que da demasiados detalles de cómo es el lupanar por dentro, mientras niega haber estado nunca de visita.

La tormenta es de tal intensidad que la sesión de control coincidió con otra noticia: la Guardia Civil confirmaba el enchufe de la mayoría de los 84 contratados con el PSOE en la Faffe, incluida la mujer de Juan Espadas, la misma que defendió su contratación porque controlaba mucho el «guorperfe». Al director de la Faffe ya le cayeron seis años de cárcel por pagar con dinero de la Junta de Andalucía sus fiestas en prostíbulos, dejando claro que, efectivamente, la mañana venía picarona. Pasa el tiempo, pero el PSOE no se quita de encima el sambenito de los enchufes, a veces de familiares, a veces de «sobrinas» o amigas especiales. Antonio Ozores gustaba de llamarles pilinguis y su hermano Mariano, ahora tristemente fallecido, dirigió aquella joya del cine español titulada ¡Que vienen los socialistas! Estos socialistas de hoy en día no es que vengan, es que no se van ni con agua hirviendo. Y encima se permiten el lujo de tener «fontaneras» que te mandan al fiscal a casa para cerrar un acuerdo que desprestigie a la Guardia Civil. En España, los fiscales viajan…, y los golfos vuelan.