Política

La imputación de la Infanta

Segura de su inocencia

La Razón
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Ha sido una de las decisiones más difíciles de tomar de toda su vida. Y no ha sido adoptada a la ligera y sin pensar por la Infanta Cristina, sino después de examinar muy a fondo las consecuencias de cada una de las posibles salidas a la situación creada por la decisión del juez José Castro, al imputarla por segunda vez en el sumario del «caso Nóos». Al querer afrontar un paso tan delicado como es el de comparecer ante el magistrado instructor de la causa –una persona que la ha acusado en su escrito de moverse por codicia– la hija de los Reyes ha optado por afrontar la situación para intentar acabar de una vez por todas con cualquier sombra de sospecha sobre su conducta. Doña Cristina escuchó con atención a todas las partes personadas en la reunión que se celebró en el Palacio de la Zarzuela el viernes por la tarde, valoró sus argumentos a favor y en contra de presentar o no recurso contra la decisión del juez Castro y, al final, dio su conformidad a la decisión de no recurrir el auto de imputación del instructor en aras, entre otras razones, de ser coherente con la ley de transparencia que rige el comportamiento de la Casa Real desde su aprobación por las Cortes españolas.

La Infanta sabe perfectamente también que su comparecencia para declarar ante el juez José Castro entraña riesgos. El empecinamiento del magistrado desde el principio de la instrucción del sumario en implicar a la Duquesa de Palma y hacerla corresponsable de los manejos de su marido en las diferentes empresas que le servían para sus chanchullos, puede dar una idea a Doña Cristina de que el interrogatorio del magistrado no va ser precisamente un mero trámite. Castro no va a tener ningún tipo de contemplación con ella, va a ir a degüello y la va a poner en más de un aprieto para conseguir su objetivo: demostrar, como ha dicho en el escrito de esta segunda imputación, que ella no podía estar al margen de los negocios ilícitos de Iñaki Urdangarín y que colaboró con él en esos turbios manejos financieros y empresariales.

Una vez tomada la decisión de declarar ante el juez y las partes implicadas en la causa, una opción que ha sido valorada muy positivamente por la Casa Real –es decir, los Reyes y el resto de integrantes de la institución de la Corona–, la Duquesa de Palma dedicará el tiempo que le queda, hasta el día que viaje a Palma para comparecer ante el juez, a preparar a fondo sus respuestas.

Sus abogados le van a ayudar para preparar de forma concienzuda su declaración. Ella sabe que se va a jugar su futuro al contestar a las seguro incisivas preguntas del juez, que tratará de demostrar la implicación de Doña Cristina en los turbios negocios de su marido. Pero hay que suponer que, si la Infanta ha renunciado a recurrir su imputación, un derecho que la asiste legalmente, es porque está segura de poder demostrar su inocencia.