El desafío independentista
Torra exigirá presos y autodeterminación
El president no aceptará el acercamiento de los políticos presos a Cataluña. «Ni acercamiento ni gaitas. Libertad», reclaman desde el entorno del sucesor de Puigdemont ante su cita en Moncloa
El president no aceptará el acercamiento de los políticos presos a Cataluña. «Ni acercamiento ni gaitas. Libertad», reclaman desde el entorno del sucesor de Puigdemont ante su cita en Moncloa.
El presidente de la Generalitat se lo dejó muy claro a los empresarios: «Cataluña no es un paquete más, y si es así, Sánchez no entiende nada». Palabras contundentes de Joaquim Torra ante dos foros empresariales en la Seu d´Urgell, Lérida, y Palamós, Gerona. Muy molesto por ser el segundo líder autonómico en acudir a La Moncloa, tras el lehendakari Íñigo Urkullu, dado que según fuentes del Gobierno catalán su número dos, Elsa Artadi, había pactado con la ministra del ramo, Meritxell Batet, el deseo de un encuentro prioritario «de igual a igual» con Pedro Sánchez. Pero el jefe del Gobierno no quiere echarse al monte y ha impuesto un prudente orden por antigüedad en la aprobación de los estatutos de autonomía. En el entorno más radical de Torra, encabezado por Artadi y Eduard Pujol, así como en la corte europea de Carles Puigdemont, han acogido esta decisión con «rabia contenida», si bien apuestan por viajar a Madrid con un listado de férreas reclamaciones.
En un principio, Puigdemont y los «halcones duros» planteaban incluso la negativa de acudir a Moncloa, pero finalmente se ha impuesto la tesis de venir a Madrid con exigencias muy elevadas. «Partimos del uno de octubre sin discusión», aseguran fuentes del Govern. Así, el derecho de autodeterminación es irrenunciable junto a la liberación de sus llamados «presos políticos». Quim Torra no aceptará el acercamiento de los encarcelados a prisiones catalanas, que el Gobierno de Pedro Sánchez sitúa cuando acabe la instrucción judicial, y reclama una inmediata reforma del Código Penal sobre la prisión preventiva que permita la liberación de Oriol Junqueras, los dos Jordis y demás inquilinos penados en Estremera y Soto del Real. «Ni acercamiento ni gaitas, libertad», proclaman en el entorno de Torra, dónde apoyan sin fisuras la denuncia del presidente del Parlament, Roger Torrent, contra el juez Pablo Llarena y otros tres magistrados del Tribunal Supremo por prevaricación y detención ilegal.
Entre los empresarios que acudieron a los recientes foros con Torra en La Seo d´ Urgell y Palamós cundió mucha preocupación por el boicot que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha urdido contra las grandes empresas españolas del Ibex que han abandonado su sede social catalana. Según varios de los presentes, Torra se mantuvo algo ecléctico, aunque aseguró que exigirá a Pedro Sánchez la derogación del decreto que facilitó esta salida societaria. «La actuación del Gobierno de Madrid y la complicidad de un “establishment” en Cataluña lo han permitido», dijo el president de la Generalitat. En todo caso, la lista elaborada por la ANC contra las grandes empresas opuestas a la independencia ha desatado un terremoto político que, según la propia asociación soberanista (cuyo líder, Jordi Sánchez, permanece en prisión desde octubre del pasado año), es de momento una propuesta de sus bases y un guiño del secesionismo radical ante la próxima visita de Torra a la Moncloa.
Una figura que emerge ahora como interlocutora destacada es la de Teresa Cunillera, nombrada ya nueva delegada del Gobierno en Cataluña. Nacida en Lleida, es una histórica del PSC con seis legislaturas como diputada en el Congreso. De total confianza del primer secretario socialista, Miquel Iceta, y de Alfredo Pérez Rubalcaba en Madrid, fue vicepresidenta primera de la Cámara Baja durante su mandato y una de las más beligerantes en el «No es no» contra Mariano Rajoy del «sanchismo». Cunillera desea reunirse de inmediato con Quim Torra para preparar su encuentro con el presidente del Gobierno, si bien es consciente de las actuales dificultades. El llamado «brazo armado» del Govern –que encabezan Elsa Artadi y el vicepresidente de ERC, Pere Aragonés– son partidarios de una línea dura, diálogo sí, pero unilateral, y para nada «moneda de cambio» con los presos, cuya libertad consideran irrenunciable.
Las cuarenta y seis propuestas presentadas en su día por Carles Puigdemont a Mariano Rajoy, que Moncloa intenta ahora negociar con Quim Torra, se les antojan insuficientes. Las medidas sobre la lengua, embajadas exteriores y levantamiento del control en las cuentas, fruto ineludible de la extinción del artículo 155. Y la posible reforma de la Constitución anunciada por la ministra Meritxell Batet, «“un canto al sol», dado que ello es imposible sin el consenso del PP y la mayoría del Congreso de los Diputados. En el entorno de Torra y del PDeCAT se debaten ahora entre dos facciones: quienes no desean facilitar una foto a Sánchez que potencie su buena imagen como un hombre de diálogo, y los más moderados que, hartos de la situación actual, exigen ya una salida al desbloqueo actual. Entre los partidarios de levantar «la criminalización» contra la autodeterminación de Cataluña, y los más realistas que abogan por un pacto consensuado.
Frente a la seguridad de que Pedro Sánchez le pedirá preservar la unidad del Estado, según admitió el propio Torra a los empresarios en sus recientes reuniones, este se mantuvo firme en el respeto al derecho de autodeterminación del pueblo catalán. «No quiero un diálogo de sordos, pero puede serlo», les dijo el president quien, hasta la fecha, ve insuficientes los mensajes de Moncloa. Su relego a segundo invitado en Moncloa, tras el lehendakari Íñigo Urkullu, no le ha gustado nada y lo enmarca en «pagar el favorcete» al PNV de votar a favor de la moción de censura contra Rajoy. «Nosotros también lo hicimos», advierte Torra. Por otro lado, desde Bruselas el fugitivo Puigdemont quiere decir algo, consciente de que esta situación y su exilio de Cataluña le están dejando fuera de juego. «Sigue siendo una mosca cojonera», dicen en los sectores del PDeCAT menos afines al prófugo de la justicia.
De momento, las espadas están en alto y Torra ha designado a Elsa Artadi como interlocutora con Teresa Cunillera para preparar el encuentro con Sánchez. Dos mujeres muy duras, ambas firmes defensoras de sus convicciones. En el Govern son conscientes de que el conflicto catalán es el auténtico talón de Aquiles de Pedro Sánchez lo que, en su opinión, les otorga una cierta ventaja. Como bien dice un veterano diputado neoconvergente en el Congreso, si lo de Cataluña no se arregla, Pedro será «Pedro el Breve».
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