Un defensor férreo de la Constitución presidirá el TC

No hubo sorpresa ni margen para la misma. En primera votación y por unanimidad, el «conservador» Francisco de los Cobos se convirtió ayer en el noveno presidente del Tribunal Constitucional, mientras que la «progresista» Adela Usúa será la vicepresidenta.

Ambos obtuvieron el respaldo de todos los integrantes del tribunal y tienen en común que proceden del mundo académico. Sin embargo, ideológicamente están muy distantes, como, por ejemplo, se comprobó en la resolución que permitió la inscripción de Sortu como partido legal. Así, mientras Usúa avaló el criterio mayoritario, el nuevo presidente fue uno de los cinco magistrados que abogaron por confirmar la decisión del Supremo. Las propuestas de que De los Cobos y Usúa fueran designados para esos cargos partieron de los nuevos magistrados Enrique López y Juan Antonio Xiol, respectivamente.

El nuevo presidente se ha distinguido por ser un convencido defensor de la Constitución. Su «ideario» lo plasmó en la intervención ante la Comisión de Justicia del Senado, el 4 de octubre de 2010, previa a su designación como magistrado del tribunal que preside desde ayer. En esa intervención, sus primeras palabras fueron para dejar claro que su formación como jurista había estado marcada por la Carga Magna y que la ausencia de «una verdadera cultura constitucional de base –recuérdese que en las facultades de Derecho durante el franquismo se explicaba ciencia política o historia del constitucionalismo– ha lastrado en buena medida la interpretación doctrinal de la Constitución durante los primeros años de su vigencia».

De los Cobos, que siempre ha defendido que la Constitución no puede interpretarse como cualquier otra norma jurídica, sostiene que la Carta Magna ampara todo tipo de opciones políticas dentro de un marco común, que es España: «El TC ha sido certero al sostener y reiterar que la Constitución es un marco de coincidencias suficientemente amplio como para que dentro de él quepan opciones políticas de muy diverso signo, y esta esencial dimensión política y también jurídica de la Carta fundamental creo que debe estar bien presente a la hora de interpretarla».

También se ha mostrado muy crítico con los nacionalismos, como lo refleja en algunos de los aforismos recogidos en el libro «Parva memoria», editado en 2006 por la editorial Tirant Lo Blanch, tales como «El dinero es el único bálsamo racionalizador de Cataluña» o «¡Cuánta mediocridad tapan las banderas! Quizá se inventaran para eso».