Londres

Un imán autoriza a las mujeres yihadistas a tener relaciones con varios hombres

Es una de las misiones asignadas a las jóvenes que optan por la «Guerra Santa»

La Razón
La RazónLa Razón

Es el primer caso conocido en España, pero casi seguro que no será el único. Aunque el concepto islámico de la mujer ha sido, tradicionalmente, el de compañera con la función de procreación junto al hombre, las cosas han cambiado con la irrupción del yihadismo radical, que lo mismo las utiliza para combatir, como era el caso de la joven ceutí detenida en Melilla cuando intentaba pasar a Marruecos, que como una especie de compañeras sexuales para el descanso del guerrero; o como objeto de venta y esclavitud. La joven ceutí, internada en un centro para jóvenes con el fin de determinar su nivel de adoctrinamiento, se había radicalizado a través de internet y de los sermones que escuchaba al imán en la mezquita a la que acudía a rezar. De buena familia y estudiante aplicada, una chica normal sin problemas, comenzó a llevar burka.

No hay vuelta atrás

Entre lo que leía y escuchaba decidió entrar en acción. Cuando quiso dar marcha atrás era tarde, pues ya había sido captada por las redes terroristas y tenía designado el «mahram» que la ayudaría a llegar a Turquía y, desde allí, a Irak. El fanatismo es un viaje de ida de difícil regreso, ya que éste siempre se interpreta como traición. La joven, de esta manera, se convertía en una marioneta más en manos del yihadismo radical.

Uno de los ejemplos más significativos es el de la «fatua» (consigna religiosa de obligado cumplimiento) que dictó en su día el imán Muhamad Al Arifi. Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, este individuo autorizó la práctica del «al Nirah», que consiste en que las mujeres podían acostarse con varios hombres para garantizar el «descanso del guerrero».

Que algunas interpretaciones del islam denigran la condición femenina es algo conocido, pero «legalizar» la promiscuidad por el bien de la «Guerra Santa» parece demasiado. Todo nace, según las citadas fuentes, de una consideración de la mujer como un ser inferior y complementario. Este tipo de clérigos rigoristas son los que difunden las versiones más radicales de la «sharia» (doctrina musulmana) y, de alguna manera, contribuyen a la consideración de la mujer como compañera sumisa y obediente en todo; sirvienta o esclava, como preconizan los fanáticos de Boko Haram, que secuestraron en su día a varios centenares de niñas menores de un colegio católico de Nigeria para venderlas como esclavas sexuales. El caso de la joven española, aunque haya quedado en tentativa, tiene precedentes. Uno de los casos más conocidos es el de las «viudas negras», un fenómeno que se ha producido en las repúblicas rusas de Chechenia, Ingushetia y Daguestán. Las «viudas negras», cuyos maridos murieron, en teoría, en combate con los rusos, han sido utilizadas fuera del Cáucaso. En 2004, terroristas islámicas volaron con cinturones de explosivos dos aviones de pasajeros que habían despegado de Moscú, llevaron a cabo dos ataques contra el metro de la capital y participaron en el secuestro masivo de la escuela de Beslan. Centenares de personas, muchas de ellas niños, murieron.

Según las fuentes consultadas, las viudas de islamistas muertos, con muy escasa formación y fanatizadas, son fáciles de reclutar. Además, la posibilidad de reunirse con sus maridos en el paraíso es un aliciente añadido. Más recientemente, mujeres de la etnia uigur han participado en los atentados con machetes que se han sucedido en la región china de Xinjiang y que se han extendido a otras zonas del país. El grupo terrorista más conocido es el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM).

Diversos servicios internacionales sitúan en Somalia a Samantha Lewthwaite, apodada la «Viuda Blanca», esposa de Germaine Lindsay, uno de los terroristas que detonaron las bombas en el centro de Londres que dejaron 52 muertos y 700 heridos. Allí se dedicaría a reclutar terroristas y entrenar a un ejército de mujeres yihadistas.

Samantha, de 28 años, nació en Irlanda del Norte, donde su padre, un militar británico, había sido destinado durante el momento más duro del conflicto entre católicos y protestantes. Se convirtió al islamismo durante su juventud por la influencia de unos vecinos musulmanes. Después, conoció a Germaine Lindsay y se casó con él. Tras los atentados de Londres, desapareció hasta que fue localizada en Somalia vinculada al movimiento Al-Shabaab (los jóvenes). Su nombre actual es Dada Mzungu, «hermana blanca» en swahili.

En su momento, en plena guerra de Irak, se comentó que Al Qaeda tenía previsto utilizar niños y mujeres en atentados.