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Una vida entregada a Valencia

La Razón
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Conocí a Rita Barberá en las elecciones legislativas de 1982, cuando era la apasionada jefa de prensa del gobernador civil de Valencia, José María Fernández del Río, siendo yo entonces el número dos de la candidatura valenciana de UCD al Congreso. Indisimulables, y difícilmente imperceptibles, eran sus esbozos de alegría a medida que los datos de los sondeos electorales concedían a Alianza Popular un creciente ascenso y auguraban a UCD, y por tanto a mi candidatura, un pésimo resultado y una noche no tan alegre.

Nuestra trayectoria política volvió a converger en más ocasiones a partir de aquella fecha, de un modo más frecuente y desprovista ya de la competencia entre las distintas siglas políticas, pues iniciamos un camino compartido de la mano de Coalición Popular, la marca electoral que nos agrupó en sucesivas citas electorales, cuando ella era miembro de Alianza Popular y yo lo era del Partido Demócrata Popular.

Pero la coincidencia con identidad plena en el mismo proyecto político no llegaría hasta el Congreso de Sevilla, que marcó el punto y final de la refundación del PP, y que con el tiempo labró una relación política, de amistad personal y una relación estrecha con el presidente del Gobierno.

Existen innumerables muestras de su fuerte determinación, pero a buen seguro una de las primeras que puede constatarse se produce en el instante en el que acepta encabezar la candidatura del PP en las municipales del año 91 con el viento en contra de todos los sondeos, que pronosticaban una clara victoria de Unión Valenciana (UV).

Rita derrotó a las encuestas y gobernó el Ayuntamiento de Valencia ganándose el apoyo de UV, lo que supuso el gran punto de inflexión en la Comunidad Valenciana para el proyecto político del PP, que a partir de ese hito encadenó sucesivas victorias municipales y autonómicas, un caudal electoral que sin duda desembocó en la victoria de las generales del año 96.

Con Rita de alcaldesa, la ciudad de Valencia ha vivido la mayor transformación de sus últimos cien años. Rita ha entregado su vida a Valencia, porque tenía verdadera pasión por Valencia y por España. Yo he tenido la suerte de coincidir con ella.