Política

CGPJ

Uno de los mejores

La Razón
La RazónLa Razón

Ayer se hizo pública la dimisión de quien hasta ahora ha sido fiscal general del Estado, y uno de los mejores que hayamos tenido desde la Constitución de 1978. Eduardo Torres-Dulce llegó al cargo afirmando que no venía a restar sino a sumar, que tenía intención de trabajar por la mejora del Ministerio Fiscal y desde ese momento ha sido su máximo empeño. No tuvo intención de cambiar lo hecho por su antecesor por razones distintas al beneficio de la Justicia y los ciudadanos. Lo que sí cambió desde el primer día fue algo por lo que siempre había luchado desde sus anteriores destinos: el respeto por la Carrera y la autonomía del Ministerio Fiscal. Debían quedar atrás tiempos en los que se veía normal que recibiera ordenes del Gobierno incluso participando en sus deliberaciones.

Siempre ha entendido el respeto a la Carrera como reconocimiento a la actividad de todos los fiscales y a su labor. Nunca consideró a los fiscales como subordinados, sino que creía que ser fiscal era mucho más, que era servir al ciudadano y que se debía hacer con dignidad personal e institucional. Para él la autonomía es la base de la institución, significa no depender de nadie más que de la ley y obedecer únicamente a la misma. Para él, la ley no es solo una norma, es la garantía del orden, de la convivencia y de la igualdad.

Impulsó un nuevo estatuto que modernizara al Ministerio Fiscal y le permitiera asumir la investigación de los delitos, como en el resto de países de nuestro entorno. Reclamó para sí funciones esenciales que estaban en manos de la Administración como la formación de los fiscales. Y, sobre todo, dejó libertad a los fiscales, los escuchó, permitió que discreparan de él. Consideró a todos los fiscales por igual, no tuvo preferencias movidas por asociaciones o ideologías y se rodeó de los mejores aunque pensaran de forma muy distinta a él.

Durante estos tres años ha sido fiel a sus ideas, desde el primer día hasta que motivos personales le han llevado a dimitir. Indudablemente esta forma de actuar le ha podido granjear enemigos, o le ha llevado a discutir con amigos, pero nunca ha actuado en contra de sus principios. Posiblemente discrepancias con el Gobierno han influido en su decisión pero no presiones como se dice, las presiones no hubieran podido doblegar a Eduardo Torres-Dulce.

Con su marcha se va un gran jurista, un caballero, un compañero y un amigo. Ha sido siempre un maestro para aquellos que somos más jóvenes. Lo bueno de la noticia es que vuelve a la Carrera, a su casa con sus compañeros.