Podemos
«Yo soy el Tanio de Cái»
«Kichi», la pareja de la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, es el candidato a la alcaldía de Cádiz
Cuanto más hablan los dirigentes de Podemos, más desvaída se muestra su ideología. Surgieron en las entrañas del movimiento indignado pero enseguida se revelaron como seguidores del leninismo, en el sentido de que su única meta es la conquista del poder, aunque a medida que sus conexiones bolivarianas se tornaban incuestionables, ellos decían inspirarse en la socialdemocracia escandinava, ya saben, esa cosmovisión que en España es utópica «por falta de de población escandinava», como repite a menudo el neurocirujano Juan Carlos Benito. Pues resulta que no: Podemos se rige por la doctrina Ceaucescu, en recuerdo de Nicolae, ese simpático dictador comunista que tiranizó Rumanía con mano de hierro y la inestimable colaboración de Elena, su esposa.
En efecto, casi no hay dirigente «podemita» que no haya convertido a su pareja en una celebridad política. Íñigo Errejón, el número dos del partido, ha colocado en un puesto de salida en la lista por Madrid a Rita Maestre, su novia, y huelga incidir en el numerito protagonizado por Pablo Iglesias y Tania Sánchez, cuya (presunta) ruptura capitalizó la atención justo en la noche electoral andaluza, en un enternecedor ejemplo de no-mezclar-lo-privado-con-lo-público. No le sentó nada bien este nulo don de la oportunidad a Teresa Rodríguez, candidata a la presidencia de la Junta, cuyas relaciones con el líder nacional nunca fueron idílicas aunque haya querido ejecutar, con su compañero sentimental, una maniobra análoga a la que Sánchez e Iglesias intentaron en Madrid.
José María González «Kichi» es la actual pareja de Teresa Rodríguez y, antes que eso, comparsista de Cádiz. No es un dato baladí en la Tacita de Plata, la capital de la provincia con más paro de España, donde el desempleo frisa el 40%. El carnaval gaditano es la manifestación alrededor de la cual se vertebra la vida ciudadana y sus participantes gozan de una enorme popularidad. Sobre todo, los que cantan en la modalidad de comparsas, unas agrupaciones ajenas al espíritu lúdico de la fiesta cuyos componentes, que interpretan temas a medio camino entre la copla y la canción-protesta, son idolatrados como estrellas del rock. Activo en muchos movimientos sociales (sobre todo en la «marea verde» en defensa de la enseñanza pública) todo Cádiz conoce a «Kichi» por su condición de vocalista en la comparsa de Jesús Bienvenido, primer premio en 2010, con el tipo de «Los santos», y segundo premio en los años 2008 y 2011.
Para su proclamación como candidato a la alcaldía de Cádiz, seguramente pesó más el currículo carnavalesco que el sentimental de «Kichi», que está casado con dos hijos –el benjamín de apenas unos meses– y recientísimamente separado, aunque mantiene una buena relación con su esposa, que trabaja en el ayuntamiento que él desea gobernar. Sin embargo, «es muy triste que una fuerza que pretende terminar con los vicios de la vieja política, entre ellos se supone que el nepotismo, se nutra para confeccionar las listas del círculo íntimo de sus dirigentes. Da la sensación de que Podemos es un grupo de amiguetes, como si la pandilla de ‘‘Melrose Place’’ se hubiese metido en política». Habla Daniel Pinilla, periodista y escritor residente en Cádiz, para quien el partido de los círculos «tiene la ventaja de que su marca no está contaminada pero la debilidad de carecer de cuadros. Al menos aquí, el nivelito es bajísimo».
Por eso, entonces, quisieron Teresa Rodríguez y «Kichi» hacer lo mismo que intentaron Pablo Iglesias y Tania Sánchez en Madrid: fagocitar tanto a Izquierda Unida como a todos los movimientos sociales que orbitan alrededor de la coalición. En las asambleas ciudadanas celebradas durante el invierno para implementar una posible alianza con Ganemos, la marca bajo la que se presentará IU a las municipales en Cádiz, el comparsista y profesor de Historia José María González se distinguió como un entusiasta de la convergencia. «Podemos ha nacido para echar a Teófila Martínez del Ayuntamiento. No vamos a permitir que vuelva a gobernar en esta ciudad», aunque para ello tenga que apoyarse en los votos del denostado PSOE. Y ahí interviene su novia, que «en ningún caso» formará «parte de un gobierno de coalición con Susana Díaz» pero sí está «dispuesta a votar la investidura bajo determinadas condiciones». Por ejemplo, ¿un frente popular anti-PP que le dé las llaves del ayuntamiento a «Kichi»?
La complicidad entre estos dos profesores es total, quizá tanto como para que la lideresa autonómica olvide los reproches de Podemos a los partidos de la casta con tal de hacer alcalde a su chico. Pero no sólo se compenetran en lo político, sino también en lo musical. Durante la campaña electoral, «la Tere y er Kichi» se animaron a cantar juntos una versión carnavalera de «La murga de los currelantes», una vieja canción social de Carlos Cano. Ella desentonaba como un gato pisado y él trataba de tapar sus desafinados alaridos cantando por encima y aporreando el atril con los nudillos al compás de tres por cuatro. Precioso. Desde el karaoke de Berlusconi no se veía nada igual en la política europea.
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