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Estudio

Efecto Lombard: por qué los niños hablan tan alto y cómo ayudarles a controlar el volumen

¿Tu hijo habla tan fuerte que parece que grita incluso en silencio? No es rebeldía ni mala educación: se trata de un fenómeno natural conocido como Efecto Lombard

Niños gritando RDNE Stock project

¿Tu hijo habla tan fuerte que parece que grita incluso en silencio? No es rebeldía ni mala educación: se trata de un fenómeno natural conocido como Efecto Lombard, muy común durante la infancia y parte del desarrollo evolutivo de los niños.

El Efecto Lombard se da cuando una persona eleva la voz de forma inconsciente para hacerse oír, incluso aunque no exista ruido de fondo. Fue descubierto por el ornitólogo francés Étienne Lombard, quien observó que tanto los pájaros como los humanos ajustan su tono según el entorno.

En el caso de los niños, este fenómeno aparece de forma natural entre los 3 y 7 años, como parte de su aprendizaje y maduración cerebral. Por eso, hablan más fuerte sin ser conscientes y sin intención de desobedecer.

¿Por qué los niños hablan tan fuerte?

El motivo principal es la inmadurez del cerebro en estas edades. Las áreas responsables de regular emociones e impulsos aún no están desarrolladas, lo que provoca que los pequeños:

  • Se emocionen con facilidad durante un juego o reunión familiar.

  • No puedan controlar el volumen de su voz.

  • Hablen a gritos como una forma natural de comunicarse.

El psicólogo Borja Quicios explica que para los niños, hablar alto es sinónimo de expresividad y alegría, más que un problema de conducta.

¿Cuándo preocuparse si un niño grita mucho?

Aunque suele ser un comportamiento evolutivo normal, conviene estar atentos en ciertos casos:

  • Problemas de audición que obliguen al niño a elevar la voz.

  • Búsqueda excesiva de atención, sobre todo en familias con más adultos que niños.

  • Falta de límites claros, cuando los padres no corrigen hábitos como gritar en restaurantes, bibliotecas o celebraciones.

Cómo enseñar a los niños a hablar sin gritar

Existen estrategias sencillas para ayudar a los pequeños a modular su voz sin generar tensión:

  • Dar ejemplo: hablarles en un tono calmado para que imiten.

  • Respetar turnos de palabra en reuniones familiares o juegos en grupo.

  • Usar señales visuales como el gesto de silencio con un dedo en los labios.

  • Reforzar positivamente cuando hablan bajito, elogiando su esfuerzo.

  • Tener paciencia: el hábito suele disminuir entre los 6 y 8 años.

El Efecto Lombard en niños es una etapa natural del desarrollo y no un signo de desobediencia. Con acompañamiento, ejemplo y paciencia, los pequeños aprenderán a controlar el volumen de su voz y el hábito desaparecerá con la madurez.