Salud

El test del sueño, primer paso para conocer si se padece trastorno de descanso

Uno de los primeros pasos si se sospecha que se padece algún problema de sueño, es realizar un test en el que se respondan a cuestiones acerca de la calidad de esta fase nocturna, indica Instituto Europeo del Sueño

El test del sueño, primer paso para conocer si se padece trastorno de descanso
El test del sueño, primer paso para conocer si se padece trastorno de descansolarazon

Los trastornos del sueño suponen un verdadero quebradero de cabeza para aquellos que los padecen y uno de los primeros pasos para identificarlos es responder a un sencillo test del sueño en el que se abarcan las diferentes señales que apuntan a la existencia de los mismos.

Los trastornos del sueño suponen un verdadero quebradero de cabeza para aquellos que los padecen y uno de los primeros pasos para identificarlos es responder a un sencillo test del sueño en el que se abarcan las diferentes señales que apuntan a la existencia de los mismos. Es sumamente importante que se tenga presente lo anterior, para localizar el problema de origen y así impedir la aparición de otros efectos que pueden complicar seriamente la salud de quien lo sufre.

Algunos de los trastornos más comunes y para los cuales existen cuestionarios cada vez más eficaces son; el insomnio, la apnea del sueño, la narcolepsia, el reflujo gasoestrofágico y el síndrome de Piernas Inquietas. Cada una de estas patologías cuenta con síntomas y causas diferentes, aunque con ciertos elementos comunes que hacen que los efectos sean devastadores para la salud del sujeto que lo padece.

Principales complicaciones asociadas a los trastornos del sueño

Los especialistas en estas patologías insisten en la necesidad de un tratamiento precoz y efectivo para tratar de minimizar sus efectos, puesto que éstos pueden ser realmente significativos en diferentes áreas de la salud humana.

Algunas de las posibles consecuencias son las siguientes:

Cansancio: uno de los efectos más evidentes de la falta de sueño es la fatiga y los síntomas de agotamiento durante la jornada, incidiendo en una mayor dificultad para desempeñar las labores diarias.

Falta de concentración: al hilo del punto anterior, un problema para conciliar y mantener un sueño de calidad redunda en dificultades para atender y concentrarse en lo necesario para el día a día.

Irritabilidad: los cambios de personalidad también están ligados a los trastornos del sueño, por lo que puede complicar la esfera social del paciente.

Problemas cardiovasculares, neurológicos, intelectuales o metabólicos, son algunas de las complicaciones más severas a las que se pueden enfrentar quienes padecen estas patologías.

Un diagnóstico eficaz seguido de un tratamiento adaptado son las mejores soluciones para acabar con este problema, consiguiendo así el mejor descanso reparador para los pacientes y fortaleciendo así su salud desde los puntos de vista físico y mental.

Los diferentes tipos de insomnio:

Insomnio de mantenimiento: Cuando la dificultad está en mantener el sueño durante la noche de forma continua, los pacientes presentan frecuentes despertares de más de 30 min. de duración, o despertándose tempranamente siendo incapaces de volver a dormirse, teniendo un total de las horas de sueño muy reducido.

Insomnio de inicio: Problemas para iniciar el primer sueño en menos de 30 minutos.

Según la duración del insomnio este también pude clasificarse en: temporal (días o semanas) o crónico (meses o años).

Causas Médicas:

Pueden ser varias: alteraciones metabólicas, cardiovasculares, hormonales (embarazo y menopausia entre otras) neurológicas, digestivas, reumatológicas, urológicas (por la urgencia de micción se producen los despertares) y todas aquellas que produzcan dolor (fibromialgia, fracturas, cefaleas, etc.)

En los trastornos psiquiátricos como esquizofrenia, ansiedad, depresión, etc., así como otras enfermedades del sueño que contribuyen a dormir menos o peor (síndrome de piernas inquietas, síndrome de apnea de sueño, parasomnias, etc.), también podremos encontrar como síntoma común el insomnio.

Causas externas:

Aquí encontramos todos los factores ambientales que influyen de forma negativa sobre el sueño: (uso y abuso de sustancias y medicamentos, malos hábitos de sueño, viajes frecuentes con cambio de zona horaria, trabajos por turnos, etc.)

Insomnio primario: Aquellos casos en los que no se encuentra una causa clara del trastorno. Dentro de este tipo de insomnio se puede subdividir en diferentes tipos en función del origen y la manifestación del problema:

Percepción de sueño poco reparador: La sensación de cansancio subjetiva no siempre se ve corroborada por el sueño analizado en las pruebas de sueño, estos refieren estar cansados y somnolientos durante el día, y comentan una duración de sueño menor a la real.

Insomnio idiopático: aparece en la infancia y parece estar relacionado con un aprendizaje del hábito de dormir incorrecto.

Insomnio psicofisiológico: Se caracteriza por un nivel de activación psicofisiológica elevado, en el inicio del sueño. Los pacientes que lo sufren manifiestan una alta preocupación por el problema de sueño, necesitando de grandes esfuerzos para conseguir dormir cada noche, aunque cuando no realizan este esfuerzo, consiguen dormirse sin dificultad, y suele mejorar cuando duerme en ambientes diferentes al habitual (por ejemplo en camas de hotel), y aunque suele originarse o agravarse con un periodo de estrés elevado, se mantiene el problema durante mucho tiempo aunque la situación de estrés inicial haya desaparecido o se haya habituado a ella..

Con independencia de la causa que origina el insomnio, este puede ser:

Crónico: Si la duración es mayor o igual a seis meses, pudiendo llegar a durar años.

Transitorio: con duración menor a un mes.

Lo primero en la intervención del insomnio, es identificar si está producido por alguna causa concreta, e intervenir para solventarla. Hay ocasiones, que una vez resuelta la causa del problema, el paciente continúa con el problema inverso, entrando en un bucle del que es difícil conseguir salir por sí mismo.

¿Qué podemos hacer para afrontarlo?

Para conseguir romper el círculo de insomnio, es importante cambiar aquellos factores que están contribuyendo a mantener el insomnio, hábitos inadecuados, que inicialmente surgen para tratar de paliar las consecuencias negativas del insomnio a corto plazo. Es fundamental cambiar los pensamientos ansiosos que aumentan la preocupación, y reducir la excesiva activación emocional asociada.

Es fundamental que el paciente tome de forma activa su papel, contando con nuestra guía y nuestro apoyo, y debe cumplir las pautas que se le irán dando para afrontar el insomnio. Pautas generales que se han ido desarrollando en clínicas de diferentes países y que han demostrado su eficiencia en otros pacientes con el mismo trastorno. Se trata de un tratamiento con alto coste de esfuerzo, tiempo y paciencia por parte del paciente, no de una cura milagrosa del insomnio, tratamiento que le ayudará a desarrollar herramientas para el autocontrol de pensamientos y para recuperar el control del sueño, de manera que pueda manejar las ocasionales dificultades para dormir con las que se puede encontrar también tras la finalización del programa.

Para alcanzar el objetivo de acostarse pronto y disminuir el tiempo despierto en cama, es fundamental cumplir todos los requerimientos y pautas indicados No sólo cumplir aquellos más fáciles. Los beneficios serán más evidentes con la práctica continuada y el paso del tiempo. Lo estricto que sea en el seguimiento de las pautas, será el indicador más importante para determinar los resultados que alcanzará con la terapia, pudiendo ser consciente de ellos tras unos días después del fin de la terapia.

La intervención se basa en 3 pilares;

Regulación o condicionamiento de los horarios de levantarse y acostarse, pudiendo ser más corto del que acostumbra este. Generando un “déficit de sueño” continuado, obligando a reprogramarse a los centros cerebrales que regulan el sueño, consolidando el sueño en forma de descanso continuado y más profundo. Es bastante frecuente encontrar que los insomnes duerman hasta tarde por la mañana para compensar el tiempo que tardaron en conciliar el sueño, que duerman siestas durante el día para compensar el cansancio, o simplemente aumenten el tiempo en cama para así compensar su déficit de sueño. Por lo que será fundamental:

-Limitar el tiempo en cama a la cantidad de horas que realmente dormimos.

-Mantener un patrón regular en los horarios de acostarnos y levantarnos

-Eliminar las siestas

-Evitar la realización de las actividades que puedan interferir con el sueño. Para conseguir asociar la cama, habitación y horario de sueño con la sensación de relajación y sueño, en lugar de con la ansiedad, el miedo, la actividad y el insomnio

-Solo acostarse cuando se tenga sueño.

-Si pasados 10-15 minutos tratando de dormir, no se consigue, deberá levantarse de la cama, relajándose por medio de las técnicas enseñadas en la terapia, volveremos a intentar acostarnos de nuevo únicamente cuando volvamos a sentir sueño. Repita este proceso tantas veces como sea necesario cada noche. Si a pesar de realizar la relajación no siente sueño, fuera del dormitorio realice algún tipo de actividad aburrida y monótona que no implique concentración, ni resulte de interés para usted.

Usar la cama solo para dormir, es decir no escuchar la radio, ni mirar la televisión, ni comer o leer en la cama.

También introduciremos ciertos cambios en nuestro estilo de vida como la alimentación, el ejercicio, la regularidad de los horarios, limitar el consumo tabaco (principalmente antes de acostarse) y de bebidas alcohólicas a partir de la tarde.

Otro pilar importante para el éxito de la terapia son las actitudes y creencias sobre el sueño y el insomnio. En función de cómo gestionemos los pensamientos al respecto del problema, conseguiremos agravarlo o aligerarlo. Los pensamientos también afectan a los sentimientos y a las acciones. Por ejemplo: si usted se preocupa a lo largo del día por la mala noche que ha pasado, es probable que esto aumente la frustración y ansiedad ante la noche siguiente. El exceso de preocupación por las consecuencias diurnas de un mal descanso, pueden alimentar su problema. Tanto el malestar emocional, como las preocupaciones excesivas no son buenos inductores del sueño, sino de lo contrario. Este componente de la terapia, está pensado para saber gestionar las preocupaciones. Conseguiremos un mayor autocontrol sobre el sueño si usted consigue dejar de lado sus anteriores convicciones y las reemplaza por otras más adaptativas.