Ciencia y Tecnología
¿Están las niñas y mujeres discriminadas por la ciencia?
Una científica española afincada en Dinamarca expone sus puntos de vista
En 2015 la ONU proclamó que todos los 11 de febrero serían el día internacional de la de la Mujer y la Niña en la Ciencia con la intención de romper las barreras que encuentran las mujeres y las niñas en el ámbito científico. Un año más tarde nació la iniciativa 11 de febrero con la intención de romper las barreras que encuentran las mujeres y las niñas en el ámbito científico.
Según 11 de febrero, a los 6 años, las niñas ya asocian brillantez con masculinidad, en la adolescencia sienten mayor ansiedad ante las matemáticas que los chicos y cuando llegan a la Universidad su escasa autoestima es un hecho: las mujeres solo son el 25% de los alumnos de ciencias.
Posturas encontradas
Se han escrito muchas cosas sobre el asunto y las posturas contrarias no se encuentran. Por un lado están los que niegan que haya discriminación aludiendo a que en sociedad igualitarias como las nórdicas las mujeres siguen eligiendo carreras asociadas a mujeres como enfermería, medicina, enseñanza, es decir enfocadas al cuidado de los demás y, por el otro lado quienes denuncian que las facilidades para los chicos son mayores que para las chicas, es decir, que hay discriminación por cuestiones de sexo.
La iniciativa 11 de febrero en su nota de prensa declara que “Un estudio anterior realizado por el Consejo Médico Sueco determinó que las mujeres tienen que ser 2,5 más productivas que los hombres para ser consideradas "igual de competentes".
Sin embargo esto no es así ya que, si bien es verdad que ese dato está sacado de una realidad, no es la realidad en su conjunto. Andrea Martos es científica, bioquímica e ingeniera farmacéutica en el laboratorio de farmacología Tropical de la Universidad Técnica de Dinamarca investigando una nueva generación de antivenenos contra la mordedura de serpientes basado en anticuerpos monoclonales humanos. Ella, como científica que es y que, además ejerce su trabajo en un país nórdico, está muy al tanto de ese dato del 2,5% y puntualiza que “el estudio de las investigadoras suecas Agnes Wold y Christine Wennerås surgió como respuesta a un escándalo del Consejo de Investigaciones médicas sueco. El escándalo se debió a que de las solicitudes que recibía esta entidad, se discriminaba negativamente a las mujeres. Estas dos investigadoras lo sospecharon, lo investigaron y descubrieron que para que el panel evaluador ponderase a una mujer igual que a un hombre, la mujer debía haber hecho un 2,5 veces mas contribuciones científicas que el hombre. Ante este escándalo, la cúpula del Consejo de Investigaciones Médicas sueco fue destituida en 1995. Es decir, que no es que en general tengan que ser un 2,5 más productivas sino que en aquél caso la discriminación frente a los hombres era de un 2.5”, explica.
Dicho esto sí que reconoce que “en algunos ámbitos profesionales clásicamente masculinos siguen existiendo techos de cristal pero por fortuna, gracias al trabajo de millones de mujeres individuales en su día a día cotidiano, cada vez son menos. Como en todas las conquistas de libertades y derechos, las mujeres tienen que demostrar más capacidad y más valía. Es preferible que prevalezcan los derechos que se conquistan por la vía de los hechos y no de los privilegios”, sostiene.
En lo que sí parece estar más de acuerdo Martos es en el dato (no así en la interpretación del mismo) que aporta dicha iniciativa sobre que en la Universidad, sólo el 21% de las cátedras en áreas como ingeniería, tecnología, agricultura, medicina o ciencias naturales están ocupadas por mujeres, y a partir de ahí, cuanto más elevado es el cargo, menor es la presencia femenina. La científica aporta un planteamiento que se hace poco y es por qué sucede esto y qué sucederá en el futuro: ”Es un hecho que las posiciones académicas mas altas están ocupadas en su inmensa mayoría por hombres pero eso tiene una explicación y es mucho más sencilla de lo que muchos imaginan: Los catedráticos de hoy son los estudiantes de ciencias e ingeniería de hace 40 años, acceder a esas posiciones además de meritocracias requiere tiempo. En aquel momento, por las costumbres sociales establecidas según sexos y por una serie de incentivos académicos mal enfocados por parte del sistema educativo, aquellos estudiantes de ciencias eran en su mayoría hombres. Sin embargo, hoy solo hace falta darse un paseo por un aula universitaria de biología, bioquímica, medicina y comprobar que las mujeres son multitud abrumadora, y eso es así desde hace años. Miremos a las cátedras dentro de 10 años y veremos cómo el esfuerzo de las estudiantes de ayer tiene recompensa”.
Aclarado estos dos apuntes, es verdad que quedan muchas cosas por hacer y nunca vienen mal iniciativas como las que desde hoy y hasta el próximo día 15, 11 de febrero acogerá más de mil actividades (800 de ellas en centros educativos) en toda España, a la que se han sumado numerosos centros de investigación, universidades, museos y centros culturales, empresas tecnológicas, bibliotecas y librerías e incluso bares.
En todos estos lugares, miembros de la comunidad científica (en su mayoría mujeres) impartirán cerca de 700 talleres y charlas en los colegios con los que pretenden subir la autoestima de las niñas y despertar las vocaciones en las estudiantes para que escojan carreras científicas y tecnológicas.
Las actividades se podrán consultar en la agenda de la página web (www.11defebrero.org) e irán acompañadas en las redes sociales de los hashtags #agenda11F y #actividades11F.
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