Semana Santa

Papá, ¿Por qué mataron a Jesús?

Algunas preguntas sobre Jesús que los niños hacen y que a veces nos ponen en un aprieto

Papá, ¿Por qué mataron a Jesús?
Papá, ¿Por qué mataron a Jesús?larazon

Muchos niños se harán preguntas estos días y se las harán a sus padres que, más de una vez, no sabrán donde meterse ni cómo responder. Los niños hacen siempre preguntas llenas de lógica y al religión a veces les resulta un tanto difícil de entender.

Muchos niños se harán preguntas estos días y se las harán a sus padres que, más de una vez, no sabrán donde meterse ni cómo responder. Los niños hacen siempre preguntas llenas de lógica y al religión a veces les resulta un tanto difícil de entender. Vicente Esplugues es cura y conecta muy bien con sus feligreses en una parroquia que siempre tiene llena, precisamente por su lenguaje claro, su transmisión de la Fe de una manera llena de amor y con mensajes que llegan al alma. Le pedimos consejo para preguntas “complicadas”.

-¿Por qué mataron a Jesús?

Las razones que leemos en los evangelios son varias. Por un lado, a las autoridades religiosas judías no les hacía mucha gracia que un joven que no había estudiado en el seminario, que no era formalito del todo, que tenía unos amigos algo «raritos», fuera por todos lados diciendo que Dios era su Padre, que él era el Hijo de Dios, que todos somos hermanos. Además, que para encontrarse con Dios no hacía falta ir al templo, que se podía hablar con él “en espíritu y verdad”, escuchando al corazón. Eso les molestó a las autoridades judías. A los romanos tampoco les gustaba que alborotase, que hiciera soñar a la gente con un Reino de paz y de justicia. Así que Caifás y Pilatos se ayudaron a hacerle un juicio en el que lo condenaron a muerte. Y Jesús en vez de escapar o de huir, descubre por qué Dios le da fuerzas en la oración, que es una ocasión de manifestar el amor que siente por los hombres de una manera extrema. Su amor es más fuerte que todas las muertes, que todos los odios, que todos los miedos.

-¿Y por qué en una cruz? Si Jesús hubiera sido ciudadano romano le habrían condenado a morir decapitado, pero al ser ciudadano judío era la forma de ajusticiar a los malditos, a los ladrones, a los más pobres. Jesús siendo de condición divina, se despojó de su divinidad y se hizo semejante a los hombres, y especialmente abrazó a los más pobres, a los más olvidados.

-¿Por qué Jesús les dijo “¿Señor, perdónalos que no saben lo que hacen”?

-Porque Jesús mira a la humanidad con los ojos de Dios, y Dios nos ve buenos. En el Génesis que es el primer libro de la Biblia dice: “Y vio Dios que eran muy buenos.” Lo que pasa es que nos ha hecho libres, y en el don maravilloso de la libertad, que es necesaria para que brote el amor, también se nos da la posibilidad de desobedecer, de no hacerle caso a Dios, de alejarnos de Él. Eso fue lo que vio Jesús, que los que le crucificaron lo hicieron por miedo, por ignorancia, por orgullo, y Jesús que en ningún momento les odió, o se vengó, les pide a Dios que los perdone. Dios es misericordia, el que pone su corazón en la miseria de las personas.

-¿Cómo sabemos que resucitó?

-Hay una cita en una de las cartas de San Juan que dice: “Sabemos que pasamos de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos”. Pasar de la muerte a la vida es lo mismo que resucitar. Es un dato que nos dice la fe. Los discípulos estaban asustados y con las puertas cerradas, y Jesús les anuncia la paz. Y ellos se llenan de alegría y de ganas de anunciar que Él vive. Nosotros sabemos que está resucitado porque lo experimentamos vivo en nuestro corazón, y porque nos ha enviado al Espíritu Santo que nos hace entender sus palabras y nos mueve la voluntad para vivir como vivió él.

-¿Cómo se sube al cielo?

-Por pura gracia estamos salvados. Eso significa que no subimos al cielo por méritos, o por exigencia nuestra. Dios es su misericordia nos quiere cerca de Él. Esta vida es una preparación, nos está Jesús preparando un lugar en el cielo, que no es un sitio, sino un estado, de felicidad sin límites, sin lágrimas, sin muerte, sin sufrimiento. De alegría permanente, rodeados de amor por todos lados, con toda la multitud de gente a la que queremos. Y cuando estamos preparados, viene y nos lleva de la mano para estar siempre con Él. Yo lo entiendo como nuestro parto. Estábamos en la tripa de mamá, y por nosotros nunca hubiéramos salido de allí porque se estaba bien. Pero una vez que hemos nacido no queremos volver porque era muy pequeño. Pues la vida en la historia es como el seno de nuestras mamás. Y la muerte nacer a lo definitivo.

- ¿Por qué Dios no hizo nada para detener su muerte si era su Hijo?

-A Jesús le hicieron la misma pregunta unos discípulos que iban a Emaús. Y él les contestó que “era necesario”. Jesús estuvo hablando con su padre en el huerto llamado de Getsemaní, y le decía a su padre que no le gustaba tener que pasar ese momento tan amargo. Pero su padre lo animó a amar hasta el extremo, hasta entregar la vida, le pidió que confiase en él, y como toda la vida de Jesús fue hacer la voluntad de su padre pues se fió. Y con la resurrección se convirtió en la noticia que ha recorrido el mundo entero, y que ha cambiado la historia. El amor no pasa jamás, y es más fuerte que la muerte.

- ¿Qué se les puede decir alos padres no son creyentes y sus hijos ven procesiones y no entienden absolutamente nada?

-Pues que todo eso que está pasando por delante de sus ojos no es sólo historia. No son espectadores de algo del pasado. El misterio pascual, la semana santa es la respuesta de Dios a las cruces diarias que vivimos las personas. Que se acerquen, que pregunten, que sientan curiosidad. Y que abran su mente y corazón a la experiencia de que el crucificado les hable a ellos.

-Un mensaje para padres creyentes para estos días de Semana Santa

-Yo lo que les diría es que no somos espectadores de algo que no tiene que ver con nosotros. La semana santa habla de nosotros. “Me amó y se entregó por mí” que dice San Pablo, sigue siendo actual. La forma de morir de Jesús, el lavar los pies, el orar en el huerto, la forma de cargar la cruz, hasta de morir orando a su ABBA, son escuela de como vivir nuestras cruces, nuestras traiciones, nuestros Getsemanís. Con la alegría de poder cantar junto a toda la Iglesia el Aleluya, el Señor ha vencido a la última enemiga, la que nos tenía esclavos de por vida: la muerte.