
Sociología
¿No sabes si tener un segundo hijo? En esto puede afectarle al primero
Diversos estudios y sociólogos han analizado las implicaciones psicológicas y emocionales de este cambio familiar

La decisión de tener un segundo hijo es una cuestión que muchas parejas se plantean con dudas. Si bien la llegada de un nuevo miembro a la familia puede ser una experiencia positiva, también es importante considerar cómo afectará a su primer hijo. Diversos estudios y sociólogos han analizado las implicaciones psicológicas y emocionales de este cambio familiar, ofreciendo valiosas perspectivas sobre cómo puede influir el primogénito en este proceso. Así es cómo la llegada de un segundo hijo puede impactar en el bienestar del primer hijo, respaldado por investigaciones de expertos.
1. Cambio en la dinámica familiar
La llegada de un segundo hijo cambia inevitablemente la dinámica familiar. Según un estudio realizado por el Instituto de Política Familiar (IPF), los hermanos mayores pueden experimentar sentimientos de celos o rivalidad, ya que deben compartir la atención y los cuidados de los padres. Esta organización española ha resaltado cómo la llegada de un nuevo miembro a la familia puede generar una sensación de desplazamiento en el hijo mayor, sobre todo en aquellos que aún dependen mucho de la atención exclusiva de los padres.
Según el sociólogo español Carlos Bote, especialista en familia y educación, los primeros hijos pueden sentir que la llegada del segundo hermano amenaza su lugar como "el hijo único", lo que genera un cambio en su percepción del hogar. Esta competencia por la atención parental, aunque temporal, puede generar tensiones emocionales en el primogénito.
2. Impacto emocional en el primogénito
El impacto emocional en el primer hijo puede variar según su edad y temperamento. Un informe de la Universidad Autónoma de Madrid destaca que, cuando el hijo mayor es pequeño, suele manifestar conductas regresivas, como volver a utilizar chupete o tener dificultades para dormir, debido a la necesidad de recuperar la atención de los padres. Según la psicóloga Ana M. Díaz, especializada en desarrollo infantil, este tipo de reacciones son normales y forman parte del proceso de adaptación a la llegada del nuevo hermano.
Por otro lado, José María Vicedo, psicólogo y profesor de la Universidad de Valencia, subraya que los celos entre hermanos pueden ser una respuesta natural, pero también la oportunidad para enseñarles a los niños a compartir y cooperar. La clave está en la forma en que los padres gestionan estas emociones, apoyando al primogénito en su adaptación y ayudando a fortalecer su autoestima.
3. Beneficios de tener un hermano
Aunque los primeros momentos de la llegada de un segundo hijo pueden ser difíciles para el primogénito, numerosos estudios han demostrado que tener un hermano puede aportar beneficios a largo plazo. Según el sociólogo Javier Cabrera, de la Universidad de Barcelona, los hermanos mayores tienden a desarrollar una mayor empatía y capacidad para resolver conflictos. Estos beneficios se deben, en parte, a la interacción continua entre hermanos, que favorece el desarrollo de habilidades sociales y emocionales que los preparan para enfrentar situaciones sociales complejas.
El estudio realizado por el Centro de Investigación en Sociología (CIS) también resalta que los hermanos pueden ser un apoyo emocional mutuo a medida que crecen, lo que fortalece los vínculos familiares. Los hermanos mayores, en particular, pueden jugar un papel protector, lo que en el futuro contribuye al bienestar emocional y psicológico de ambos.
4. El ajuste de los padres
La adaptación de los padres a tener dos hijos también es crucial para el bienestar del primogénito. Según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el estrés parental derivado de la crianza de dos hijos puede afectar la calidad de la relación entre padres e hijos. Los padres que se sienten sobrecargados pueden tener dificultades para atender las necesidades emocionales de sus hijos, lo que puede agravar la ansiedad del primogénito.
El sociólogo Luis A. Moreno destaca la importancia de la "disponibilidad emocional" de los padres para el bienestar del primogénito. Según su investigación, los padres que dedican tiempo a crear momentos exclusivos con su hijo mayor, asegurando que se sienta reconocido y valorado, pueden mitigar la sensación de desplazamiento y celos. Además, es clave que los padres no proyecten sus propios miedos o inseguridades en el primogénito, sino que brinden un espacio para que el niño exprese sus sentimientos.
5. El papel de la edad del primogénito
La edad del primer hijo es un factor determinante en la forma en que se adapta a la llegada de un segundo hermano. Según un estudio de la Universidad de Granada, los niños pequeños, especialmente aquellos de entre 2 y 4 años, suelen ser más susceptibles al impacto emocional de tener que compartir la atención de los padres. Sin embargo, los niños mayores (a partir de los 6 años) suelen adaptarse mejor, ya que comprenden más claramente el cambio y pueden asumir un papel activo de "hermano mayor".
En este sentido, el sociólogo Francisco José García de la Universidad de Murcia señala que los niños mayores pueden ser más receptivos a los beneficios que conlleva tener un hermano, como la posibilidad de compartir experiencias y apoyarse mutuamente en el futuro. Sin embargo, este ajuste depende en gran medida de cómo los padres manejen las expectativas y el proceso de adaptación de sus hijos.
6. Recomendaciones para los padres
Para ayudar al primogénito a adaptarse a la llegada de un segundo hijo, los expertos españoles recomiendan una serie de estrategias prácticas:
- Mantener una rutina estable: Los niños pequeños responden positivamente a la estabilidad. Intentar mantener las rutinas previas, como los horarios de comida y sueño, ayuda a que el hijo mayor se sienta seguro.
- Involucrar al hermano mayor en los cuidados del bebé: Hacer que el hijo mayor participe en el cuidado del nuevo bebé puede generar sentimientos de orgullo y responsabilidad, ayudando a mitigar los celos.
- Crear momentos exclusivos para el hijo mayor: Es fundamental que los padres dediquen tiempo individual al primogénito, asegurándose de que se sienta especial y no desplazado.
- Fomentar la comunicación: Escuchar al hijo mayor y validar sus emociones, ya sea de celos, miedo o tristeza, es esencial para una adaptación saludable.
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