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Un arenal inmenso y un monte sagrado: esto es lo que no te puedes perder de este lugar de la Costa da Morte
Este municipio ofrece una mezcla de paisajes únicos, historia milenaria y leyendas que han perdurado a lo largo de los siglos

En un rincón de la Costa da Morte se encuentra Carnota, uno de los lugares más singulares de Galicia. Este municipio gallego destaca por su playa infinita de siete kilómetros de longitud, considerada la más extensa de Galicia. Esta lengua de arena con forma de media luna se extiende hasta convertirse en una de las zonas intermareales más productivas de la región, donde el mar se retira hasta un kilómetro en la bajamar, dejando al descubierto un arenal que parece no tener fin.
Un olimpo entre las rocas
A lo lejos, vigilando la playa, se alza el Monte Pindo, conocido popularmente como el "Olimpo Celta". Con 627 metros de altitud, este macizo granítico considerado un lugar sagrado desde la antigüedad. Los celtas, habitantes de estas tierras hace más de dos mil años, creían que el Monte Pindo poseía propiedades mágicas.

Según el Padre Sarmiento, quien describió el monte en el siglo XVIII, sus aguas puras, sus pastos y su flora medicinal hacían de él un lugar ideal para aquellos que buscaban fertilidad y prosperidad. La cima del monte permite disfrutar de unas vistas inigualables del litoral que se extiende desde Fisterra hasta la punta de Caldebarcos.
El Monte Pindo está repleto de innumerables formaciones rocosas. Entre las más impresionantes se encuentran las rocas zoomorfas de A Moa, cuya forma recuerda a figuras animales, y otras que evocan personajes humanos.
A sus pies, en el pequeño pueblo de Ézaro, se encuentra uno de los mayores atractivos naturales de la región: la cascada del Ézaro. Con una caída de 40 metros, es una de las pocas cascadas en Europa que desembocan directamente en el mar, lo que convierte a este rincón en un espectáculo de agua y naturaleza único.

En la biodiversidad está la riqueza
El municipio de Carnota es un hábitat privilegiado para la fauna y flora. Formando parte de la Red Natura 2000, la zona incluye un sistema dunar que alberga especies como la píllara de las dunas, una ave en peligro de extinción. Las marismas de Caldebarcos son un refugio para aves acuáticas como cormoranes, alcatraces y garzas, que encuentran en ellas un entorno propicio para su cría.
En sus bosques es posible encontrar una variada vegetación que incluye especies típicas de la flora atlántica y plantas medicinales. La fauna también es rica, destacando la presencia de especies como la nutria y diversos tipos de murciélagos, entre otros mamíferos y reptiles que habitan las zonas más remotas del monte.

Un tesoro arqueológico y cultural
La historia de la región se encuentra grabada en las piedras de sus castros y en los petroglifos de sus montes. El castro de Mallou, uno de los más importantes de la zona, conserva restos de murallas y viviendas que hablan de la vida de los antiguos habitantes celtas. En el Monte Pindo, un castillo medieval en el alto de Pedrullo, recuerda los tiempos en que la zona fue un bastión de defensa contra las incursiones vikingas.
El patrimonio etnográfico también está muy presente, con elementos tan emblemáticos como el hórreo de Carnota, considerado el más grande de Galicia y declarado monumento nacional.
Un legado mítico
Las leyendas sobre el Olimpo Celta y las antiguas creencias de los pueblos que habitaron la región son parte de su atractivo. Se dice que la Reina Lupa, un personaje legendario de la mitología galaica, está enterrada en las murallas del Monte Pindo, custodiada por un inmenso tesoro.
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