
Turismo
Así es el castillo que guarda el fin del mundo: de fortaleza contra piratas a museo de la pesca
Levantado en el siglo XVIII como respuesta a las incursiones de corsarios, hoy alberga un museo que honra la tradición pesquera de la comarca y los relatos de su turbulenta historia

El Castillo de San Carlos, situado en un estratégico punto de la costa gallega, es uno de los monumentos más representativos de Fisterra y la Costa da Morte. Construido en la segunda mitad del siglo XVIII, esta fortaleza tenía un propósito claro: proteger la ría de Corcubión y el puerto de Fisterra de los ataques corsarios, especialmente los procedentes de Inglaterra y Francia. Su construcción se inició en 1757 bajo la supervisión de los ingenieros Demaur y Exaccha, aunque no sería hasta 1767, por orden de Carlos III, cuando el proyecto se completó.
El castillo tiene una planta irregular que se adapta perfectamente al terreno rocoso donde se asienta, mirando hacia el mar y la villa. En su estructura original, contaba con tres troneras (aberturas para cañones) y una nave interior destinada a las tropas. Su función era clara: defender el puerto y sus alrededores, mientras que una guarnición de 28 soldados protegía el fuerte con 11 cañones.

La historia del castillo estuvo marcada por la Guerra de la Independencia, cuando en 1809 las tropas francesas lo saquearon e incendiaron durante su invasión a Galicia. Después de varios años de abandono, el castillo fue restaurado y adaptado a lo largo de los siglos, cambiando de uso en diferentes ocasiones. En 1897 fue adquirido por el empresario Plácido Castro Rivas, quien lo cedió en 1928 al Ayuntamiento de Fisterra para ser utilizado como escuela para huérfanos de marineros. Más tarde, en 1964, el hijo del empresario, el escritor galleguista Plácido Castro del Río, donó la fortaleza a la Cofradía de Pescadores de Fisterra.
Hoy, el Castillo de San Carlos alberga el Museo de la Pesca de Fisterra, un centro cultural que ofrece una fascinante exposición sobre la historia de la pesca en la región. Entre sus paneles informativos se pueden ver artefactos tradicionales, como embarcaciones y utensilios relacionados con la pesca, el salado de pescados, los naufragios y las costumbres de los marineros. Esta muestra permite a los visitantes adentrarse en el mundo de la marinería, una actividad que ha sido esencial para la economía y la vida social de la comarca.

El Castillo de San Carlos es más que un vestigio de la historia bélica de Galicia, representando también un punto de encuentro con la identidad cultural y marítima de la región. Su ubicación, rodeada por el mar y cerca de otras maravillas naturales como la playa de Langosteira o la cascada do Ézaro, convierte a este histórico baluarte en una visita obligada para quienes se acercan a la Costa da Morte. Su protección como patrimonio histórico, amparado por la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español, asegura que tanto su historia como su cultura sigan siendo accesibles para las generaciones futuras.
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