Arquitectura

Así es el faro más moderno de Galicia: una proa de barco en la entrada de la Costa de la Muerte

La escultura de un hombre-gaviota se eleva sobre el océano y custodia la torre de luz, que supera los 40 kilómetros mar adentro

Punta Nariga, en Malpica de Bergantiños (A Coruña)
Punta Nariga, en Malpica de Bergantiños (A Coruña)Turismo de Galicia

Saliendo desde A Coruña por el litoral de Galicia y hacia el oeste, el mar se agita de modo cada vez más violento. Una fuerza que, a ratos y en invierno, alcanza rachas desmedidas que se llevan los demonios. Los acantilados se suceden entre playas escarpadas y el azul oscuro del Atlántico parece, eso, muy oscuro. Diríase oscurísimo.

A fin de cuentas, uno se está dirigiendo hacia la Costa de la Muerte, un lugar donde el océano se ha hinchado a devorar barcos y almas. Y un punto al que se llega a través de uno de esos pueblecitos marineros que parecen todo lo contrario, un pedacito de cielo aquí en la tierra.

En Malpica de Bergantiños (A Coruña), el colorido se extiende entre sus casas como una especie de perfecto complemento del Atlántico, al que reta, siempre en silencio, siempre presente. Algo lógico en una localidad que, según cómo se mire, representa el inicio o el final de la Costa de la Muerte.

Sea como fuere, lo cierto es que Malpica, por muchas cosas y motivos, resulta una parada obligatoria en el trayecto que recorre el trozo de litoral con más magia y leyendas de Galicia. Un espacio en el que se suceden playas, islas y faros sobre un escenario de mar y farallones.

Y uno de esos faros es, precisamente, el más moderno de Galicia: el de Punta Nariga. Una pieza de granito esculpida que desafía al mar sobre la popa que custodia la torre. Porque Punta Nariga, además de un faro, es, en cierta medida una obra de arte arquitectónica que en días de tormenta y desde el mar, bien podría fundirse con el paisaje dando la impresión de ser uno de esos buques que busca escapar del mal fario o de la muerte.

Diseñado en 1995 por César Portela, el faro presenta un diseño innovador cuya base recuerda a la proa de un barco que enfila hacia el océano. Una imponente presencia que lo ha convertido en símbolo de marineros y visitantes.

El hombre-gaviota, vigía de la torre

Punta Nariga se eleva 50 metros sobre el suelo, y su torre de luz alcanza las 22 millas náuticas (41 km), distancia suficiente y necesaria para advertir a los marineros de los peligros de esta costa. Su torre cilíndrica está construida con granito rosa de Porriño, un material que todo lo resiste y muy característico en Galicia.

'Atlante', mezcla de hombre y gaviota
'Atlante', mezcla de hombre y gaviotaTurismo de Galicia

Su estructura se eleva en tres pasos. El primero, la base, funciona como mirador natural sobre el Atlántico y en su punta recoge una escultura misteriosa. El segundo, el edificio de servicios, que alberga las instalaciones técnicas. Y el último, la torre, de 17 metros de altura y 5,5 metros de diámetro, que culmina con una linterna de 4,5 metros cuya luz vence a la oscuridad de la noche.

La mencionada escultura se ha convertido, con el tiempo, en uno de los elementos más característicos de Punta Nariga. Se trata de ‘Atlante’, una especie de vigía de la torre y una obra en bronce del escultor gallego Manolo Coia, que buscaba representar a un ser a medio camino entre un hombre y una gaviota, en actitud de iniciar el vuelo sobre el océano.

Un paisaje indescriptible

Pero más allá de la creación humana, el paisaje que rodea el faro es una de las grandes atracciones en Punta Nariga. La erosión del viento y del agua ha moldeado infinitud de formas caprichosas, indescriptibles, que asemejan figuras que recuerdan animales, rostros o criaturas.

Un enorme pedazo de roca y lodo que cambia de aspecto con la luz: en días soleados, el contraste entre el azul más suave del océano y el gris mitigado de la piedra ofrece un espectáculo sereno. Con tormenta, la fuerza del mar y de los vientos transforma el cabo en un lugar dramático, donde el rugido del océano cautiva y ensordece.

Punta Nariga.
Punta Nariga. Turismo de Galicia

El Camiño dos Faros

Y para quienes prefieran el senderismo, Punta Nariga es una parada imprescindible dentro del Camiño dos Faros, una ruta de casi 200 kilómetros que recorre la Costa de la Muerte uniendo faros, acantilados y playas.

Si uno ha realizado o está caminando este trayecto, desde aquí se puede observar todo lo que queda atrás y lo que viene por delante, desde el Cabo de San Adrián hasta la Punta del Roncudo. Allí, eso sí, el visitante se encontrará inmerso en plena Costa de la Muerte, rodeado de fantasmas y leyendas.