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Mitos y leyendas

Así son los restos de uno de los últimos refugios contra la peste en Galicia

Entre la tradición oral y los vestigios arquitectónicos, la memoria popular lo vincula a las últimas epidemias de la enfermedad en la comunidad

Así son los restos de uno de los últimos refugios contra la peste en Galicia Galicia Máxica

En la parroquia de Aguasantas, en el concello pontevedrés de Cerdedo-Cotobade, se esconde entre la espesura del bosque la llamada Casa da Peste. La tradición sostiene que este conjunto de edificios de piedra fue utilizado en el siglo XVIII como refugio de cuarentena para personas infectadas con la peste bubónica.

Lo que sí se puede afirmar con certeza es que la construcción está datada en 1721, año que figura en el dintel de una de las viviendas. La coincidencia con las epidemias registradas en Galicia durante las primeras décadas de ese siglo da verosimilitud a la idea de que pudo funcionar como un lazareto improvisado, aunque no hay documentos que corroboren su uso sanitario.

Un conjunto etnográfico en ruinas

La Casa da Peste está formada por dos edificaciones rectangulares de piedra, con planta baja, piso superior y fallado. Destaca su pórtico de dos arcos de medio punto, obra de canteros locales. En el conjunto también se conservan hórreos, lareiras, un peto de ánimas y restos de balconadas y forjas.

A pesar de su estado de abandono y del riesgo de derrumbe, aún se pueden distinguir elementos singulares, como una ventana en la planta baja con rejas de forja, poco común en viviendas domésticas de su época.

Peto de ánimasWikipedia

El caserío forma parte de la pequeña aldea de A Godela, apenas habitada en la actualidad, situada en la ladera del valle del río Barbeira, frontera natural con A Lama. Llegar hasta allí implica recorrer un “carreiro” rodeado de carballos y castaños, que conduce a un conjunto de caseríos del siglo XVIII, muchos de ellos abandonados desde mediados del siglo XX.

Entre la peste y la leyenda

El relato oral asegura que la Casa da Peste acogió a enfermos de peste bubónica, transmitida por la pulga de la rata, responsable de millones de muertes en Europa. La memoria popular sostiene que los infectados permanecían allí recluidos para evitar la propagación de la enfermedad.

Aunque la documentación histórica no confirma este uso, la fecha de 1721, inscrita en la edificación, coincide con una de las últimas oleadas de peste en Galicia, lo que ha consolidado la leyenda entre los vecinos y visitantes.