Falsedad documental
Una psiquiatra adicta, 900 recetas y dos años de cárcel
La facultativa, que no ingresará en prisión si no vuelve a delinquir, estuvo cuatro años acudiendo con recetas falsificadas a distintas farmacias de la provincia de A Coruña
Los hechos ocurrieron entre 2016 y 2020. Cuatro años en los que la adicción llevó a una psquiatra del Servicio Gallego de Salud (Sergas) a recetar cerca de 900 recetas de un medicamento psicotrópico para tratar la depresión que, aunque a nombre de otras personas en muchas ocasiones, terminaba empleando ella misma.
Un modus operandi por el que la mujer acabó siendo acusada de dos delitos continuados de falsedad en documento oficial -uno de ellos cometido por funcionario público- y por el que la Fiscalía solicitaba, inicialmente, dos años y medio de cárcel.
Esta petición fue rebajada a dos años y tres meses al depositar, la acusada, 1.800 euros y aceptar una multa de 1.575 euros además de una indemnización al Sergas por valor de otros 1.350 euros.
El juicio se ha celebrado este lunes en la Audiencia Provincial de A Coruña, cerrándose con un acuerdo entre el Ministerio Público y la defensa, al reconocer los hechos la procesada, acordándose una rebaja de la pena tras aplicar la eximente de alteración psíquica -al considerarse que era adicta y debe someterse a un tratamiento de desintoxicación-.
Por este motivo, la Fiscalía también ha aceptado la suspensión del ingreso en prisión a condición de no delinquir junto al citado tratamiento.
Casi 900 recetas
Durante los cuatro años citados -de 2016 a 2020-, la facultativa expidió 244 recetas en formato electrónico para dispensar el medicamento psicotrópico. Simulaba que eran recetas reales y algunas estaban a su nombre, pero en otras figuraban su exmarido y un amigo también psiquiatra, que no figuraban entre sus pacientes.
Asimismo, durante este período se hizo con talonarios de recetas para los que llegó a solicitar la confección de sellos de otros facultativos, a los que imitaba la firma. De esta forma, elaboró hasta 616 recetas en papel.
Con esta documentación, la psiquiatra acudía a farmacias de localidades de la provincia de A Coruña como Culleredo, Cambre, Betanzos o la propia capital de la provincia, donde adquiría el medicamento.
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