Cocina en casa
Ni mantequilla ni aceite: el truco para que la carne asada en el horno salga más tierna y jugosa
El secreto no está en los ingredientes extra
Preparar carne al horno puede ser un éxito o una decepción, todo depende de cómo la tratemos antes y durante la cocción.
Muchas veces se recurre a la mantequilla o al aceite para evitar que se reseque, pero la verdad es que no son imprescindibles. Hay un método con el que puedes conseguir una carne asada jugosa, con un sabor intenso y una textura suave, sin necesidad de añadir grasas extra.
1. Sacar la carne de la nevera con anticipación
El primer paso comienza antes de encender el horno, es aconsejable dejar el producto reposar a temperatura ambiente entre 20 y 30 minutos.
Esto evita que el frío interno frene la cocción y garantiza que el calor se distribuya de manera pareja. Además, ayuda a que las fibras no se contraigan bruscamente, algo que suele volver la carne más dura.
2. Sellar para atrapar los jugos
Antes de llevarla al horno, es importante darle un golpe de calor fuerte en una sartén o plancha. Este sellado crea una capa dorada y aromática que actúa como barrera natural, manteniendo los jugos dentro de la carne.
El resultado final es una textura más tierna y un sabor potenciado, sin necesidad de mantequilla ni aceite.
3. Cocinar con humedad controlada
Durante la primera parte de la cocción, conviene cubrir la carne con papel aluminio o usar una tapa de horno.
Este paso genera un microclima húmedo que evita que se seque y mantiene la jugosidad del corte. Una vez que la carne está casi lista, se retira la cobertura para que la superficie se dore y quede crujiente.
4. Respetar la temperatura del horno
Un error común es abrir y cerrar la puerta constantemente o cocinar con temperaturas que suben y bajan. Lo ideal es precalentar el horno y mantener un calor estable todo el tiempo.
De esta forma, la carne se cocina de manera uniforme y se preserva su ternura natural.
5. Sazonar en seco
La sal y las especias secas son suficientes para realzar el sabor de la carne al horno. Pimienta, ajo en polvo, hierbas secas o pimentón pueden darle un sabor distinto a cada preparación.
Al no depender de mantequilla o aceite, el sabor del corte se mantiene más auténtico y limpio.
6. Dejar reposar antes de servir
El último paso es quizás el que más se nos olvida, una vez fuera del horno, la carne necesita unos minutos de reposo.
Esto permite que los jugos, que durante la cocción se concentran en el centro, vuelvan a distribuirse por toda la pieza.
Con este método sencillo, la carne al horno se transforma en un plato mucho más tierno, jugoso y saludable, ya que se evita el exceso de grasas añadidas.
El secreto no está en los ingredientes extra, sino en respetar cada paso del proceso para que el corte conserve todo su sabor natural y llegue a la mesa en su mejor versión.