Un verano rosado: Carmen de Comenge

Otro rosado más para esta antología del vino tradicional. Lo que más nos atrapa de los ejemplares que componen la frontera entre el blanco y el tinto es la personalidad a pesar de las etiquetas. Comenge es una bodega de la Ribera del Duero conocida ampliamente por sus ricos tintos, y tiene también espacio para su tributo al clarete. Un homenaje a Carmen Fuentes, esposa de Jaime Comenge, fundador de la bodega. Así, una combinación de variedades como el albillo mayor, junto al tempranillo, la garnacha, o la valenciana, consigue recorrer la paleta de todos los matices cromáticos y aromáticos con los que pintar los vinos de la zona. De esas parcelas a las que se encomiendan sus elaboradores.

El resultado es directamente muy vinoso, de los que no dejan indiferente. La propia presentación está cargada de sensualidad y de capacidad evocadora. Verdadero paseo soleado por el campo. Explota su fructosidad en el primer golpe aromático y se va profundizando su carácter festivo y también floral, y la gula de una boca amplia con buena acidez, salinidad y poso auténtico. La muy típica combinatoria de lo blanco y de lo tinto, de las moras como de las flores blancas, constituyen una secuencia que como proclaman sus bodegueros, y esto no es de ojana, se califica por su viveza y sutileza. Todo es resultado de un trabajo casi de alquimia, con un muy solvente conocimiento del medio, y de sus posibilidades como suele pasar con los vinos de esta bodega situada en Curiel de Duero, en plena tierra de Valladolid.

Aún con un contundente mensaje nos deja un trago fácil, suponemos muy buscado que se mantiene en boca sin olvido. Todo lo que nos cuentan de las vendimias manuales, crianza parte en madera, parte en lías, no tendría más justificación que llegar a donde uno pretende llegar. Que no es otra cosa que sorteando los obstáculos y las comparaciones, conseguir embotellar un rosado de mucha altura.

Bodega:

Comenge

Vino:

Carmen Rosado 2022

D.O.P.:

Ribera del Duero

Pvp:

17,55 euros

comenge.com