Un verano rosado: Un vino de pañuelo de seda

Dice Julián, distribuidor de vinos de vinos y por ende carismático dueño del Sorbito a Sorbito, conocedor de Granada como la palma de su mano y defensor de los vinos de los bares de España, que no hay retórica sino verdad. Y andamos con los vinos rosados a cuestas con la prueba del nueve o de la rana o del embarazo del bebedor, que consiste en saber si estos vinos fronterizos tienen la capacidad de seducción. Y bebiendo lo que nos recomiendan los cuates. Altazurii es la corrección en los vinos navarros. Perfecto para que las familias perduren felices y mansas en su travesía veraniega.

Una perfecta elaboración con sus uvas y hollejos que no necesitan muchos pespuntes en bodega. Hay una secuencia narrativa de sangrado clásico para completar esa paleta de historias que los de Arcadi han planteado por todo el país. Cada vino ese hijo del bodeguero, incluso diremos que de un estado de ánimo.

En una sencilla apreciación de cata este rosado puntúa por frescura, por aroma de frutas rojas de las que enamorarían a Cartherine Deneuve, pero hay algo más. La ligereza casi invisible de los esos vinos que acompañan desde una pedida de mano hasta las toallas blancas de una piscina de hotel.

La añada 2023 incide en esa memoria viva de rosado que conocen los iniciados. Entre esa trubamulta que estamos reivindicando esos días donde no hay políticos ni porteros chillones, esta etiqueta puede ser acompañante de la mejor quisquilla de Motril, del único pimiento riojano, y de las charlas inagotables de José Ignacio Nogués. De Bilbao a Algeciras hay una lengua rosácea que llevan los arrieros modernos del vino en las distribuciones de Artazuri.

Las generaciones no son siempre tan importantes como la calidad del vino. Eso a lo que el apellido obliga, y la propuesta por un rosado de esos que llaman de postín y que invitan a jugar a triunfo seguro.

Bodega:

Artazu

Vino:

Artazuri Rosado 2023

D.O.P.:

Navarra

Pvp:

8,90 euros