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Pipi Estrada: “La ruptura de Bigote y Teresa es la única batalla en la que los dos van a ganar”
“Si Bigote Arrocet decidiera volver, Teresa Campos le abriría todas las puertas”
Llevo varios días barruntando un artículo en defensa de Edmundo Bigote Arrocet tras su ruptura de María Teresa Campos. Me tiene soliviantada la pira pública en la que están achicharrando a este hombre que tan bien se ha portado con tanta gente. Cierto es que cortar vía Whastapp no es la forma más oportuna de poner fin a una relación, pero en este mundo tan tecnológico como en el que vivimos la gente ya no sabe escuchar, y acabará terminando por ser lo más cómodo.
He hablado con Pipi Estrada, el hombre que fue durante muchos años “el yerno favorito“ de la matriarca televisiva, y esto es lo que me ha dicho: “Es la única batalla en la que las dos partes van a ganar. Él se libera de una situación que ya le suponía una presión emocional que no le apetecía continuar, y ella se libera también de una persona que estaba teniendo ya un espíritu demasiado libre. Cada vez aparecía menos por la casa de Teresa”. Y es que, según Pipi, cuando se produce una ruptura siempre hay alguien que sufre más que el otro, y en este caso podría haber habido empate: “Es la única pareja en la que las dos partes quedan liberadas. Uno rompe el compromiso porque se sale del foco informativo, salvo el tema de la separación, y ella se libera de una persona que no sabe cuando va a aparecer”.
Y es que según me cuentan unas amigas que conocen bien a Bigote, a quien hasta le hemos borrado el nombre artístico por culpa de Teresa, que le gustaba más lo de Edmundo, por aquello del Conde de Montecristo, el humorista solo tiene un defecto: ve una escoba con faldas y se pierde. Y no es en absoluto un acosador, como nos han querido pintar los americanos carpetovetónicos y cienciólogos a Plácido Domingo.
Ni siquiera mete ficha, me cuentan fuentes fiables, simplemente se deja querer, es galante y amable, facilita la vida a todo el mundo sin pedir nada a cambio, ya sean hombres o mujeres… Y quien siembra recoge. Ha tenido detalles fantásticos con muchas jóvenes sin pedir nunca nada, y una de ellas me ha llegado a reconocer que lo encuentra francamente atractivo. “No es que fuera a tener nada con él”, apunta esta persona que ha trabajado con él: “Es agradable, de ese tipo de personas que utilizan su imaginación y sus contactos para intentar ayudar a los demás. Va de ‘hado madrino’. Es vehemente cuando te da un consejo porque sabe que tiene razón. Jamás lo definiría como un viejo verde, todo lo contrario. Tiene un corazón enorme. Le gusta servir de apoyo a la gente que empieza”.
También tiene una opinión excelente de él Pipi Estrada: “Me parece una gran persona, con un espíritu libre, siempre se ha mostrado absolutamente encantador cuando he coincidido con él, y eso que sabía que mi relación con Teresa por entonces, no era la mejor, precisamente”.
Edmundo tiene setenta años, y como dice Pipi “posee una percha excelente, y le gusta gustar y presumir, y se siente joven para hacer otras cosas que evidentemente en la situación en la que estaba no las podía vivir. Y ella necesita la presencia de este hombre, todo un compañero de viaje, tiene otras necesidades que aquí con él ya no puede lograr”.
A Edmundo le apetece vivir aventuras, situaciones diferentes, marcharse y aparecer cuando quiera. “Y es que el humorista es un alma libre, y en esta situación estaba atado por la presión mediática y personal” añade Pipi, que apunta: “Teresa tiene que aceptar de buena manera que esto ha durado seis años y ya se ha agotado. El desgaste ha sido total y absoluto, pero si él decidiera volver, Teresa le abriría todas las puertas, porque es el hombre que más le ha impactado, con quien más empatía, complicidad y risas ha tenido. A lo mejor ha sido el hombre con el que menos relaciones ha mantenido, pero ha sido con el que probablemente se ha preguntado: “¿Por qué no le habré conocido antes?”.
Me vienen a la cabeza muchos nombres. Teresa ha roto muchos corazones: Félix Arechavaleta, José María…alguno quiso hacerla pasar por el altar, y ella no quería. ¿Quién a hierro mata a hierro muere? No soy muy devota de María Teresa Campos, quien siempre me ha mirado con desconfianza cuando la he entrevistado, incluso una vez que fui con varios ex compañeros suyos de RTVE, cámaras y productores, para hacerle unas preguntas para un homenaje a Toni Leblanc. Estaba muy resentida con ellos por el simple hecho de trabajar para una empresa que consideró que la había tratado mal. Y nos trató, como vulgarmente se dice, como el culo. No le gustan los testigos incómodos de su pasado, aunque sean unos simples curritos.
Teresa no es ninguna santa. A Bigote Arrocet le ha consentido y le ha dejado pasar cosas que a las otras parejas anónimas que ha tenido no les hubiese consentido jamás. A María Teresa le gustaba presumir de hombre, y tal vez Bigote Arrocet, que se mostró muy generoso al dejarse grabar en el especial de las Kamposhian, donde expuso su vida sin que a él le hiciera mucha gracia, se ha dejado tratar como un objeto de exposición por amor y cariño hacia ella.
Porque cuando quedó viudo de su anterior esposa, que siempre le dio mucha cuerda, se quedó destrozado, y María Teresa fue su gran apoyo. Pero Edmundo no quería protagonismo ninguno. Le horrorizaba salir en las revistas, y si fue a Supervivientes era porque tenía todo el derecho a sacarse un dinero después de verse expuesto y colaborar en el reality de Las Campos sin tener ninguna gana. Y si iba al programa de fin de semana de María Teresa, lo hacía para ayudarla a subir la audiencia.
Aún recuerdo el juego y el recochineo a costa de la escena en el reality de las almejillas, cuando Teresa, durante una grabación en un restaurante, no cesaba de insistirle en que pidiera algo para compartirlo con ella, porque no suele tener buen apetito y no le gusta dejar comida en el plato. Tras muchas discusiones, porque Bigote le insistía en que comiera más, pidió unas coquinas, de las que solo probó tres o cuatro. La mayoría permanecieron en el plato. Y María Teresa casi le imploraba para que las pruebe e incluso bromeó amenazándole con una. Bigote se mostró inclemente. No le gusta ni el marisco ni el pescado. También dudo de la condición de “salvaje” de una lubina que quería pedir la madre de Terelu. Finalmente, se mostró generoso y picó dos verduritas del plato.
Bigote y Teresa podrían haber durado más si ella no fuese tan famosa. Ella y sus hijas parecen haberse convertido en la sota, caballo y rey de todas las publicaciones que aspiran triunfar en los kioscos. Y es muy difícil llevar una vida discreta y menos aún, sacar los pies del tiesto, cuando eres la pareja de alguien semejante. Tiene que ser molesto que los propios compañeros de cadena de tu pareja y sus hijas te destripen un día sí y al otro también sin el más mínimo respeto. Y esta es mi opinión. Del entorno de Teresa han salido muchas informaciones que han perjudicado a Edmundo, más si cabe que la famosa Gema, a la que no se dejó hablar en Mediaset en su primera entrevista más que lo estrictamente necesario. ¿De dónde ha salido la información del Whatsapp? Y Gema Serrano, en el fondo, no es más que una conseguidora como lo era y lo sigue siendo la que fuera amiga íntima del Rey, Corinna Zu Sayn Wittgenstein.
Ella vivía en un pabellón, Edmundo en una mansión, un auténtico palacio, pero se parecía demasiado a Falcon Crest. Convivir con Las Campos no debe ser demasiado fácil. Bastante han durado. Y otra cosita, y con esto me despido: Teresa es una mujer muy densa que tiende a caer en la negatividad y el pesimismo. Él le ha dado afecto y compañía durante seis años, la ha animado siempre y le ha quitado trabajo a sus hijas. Espero que tenga el detalle de no ponerlo verde en la exclusiva que dicen que ha vendido a Hola por 30.000 euros. No me lo creo, tiene que ser mucho más. Igual la han avalado en algún crédito. Pero yo no vendería una exclusiva tan esperada por menos de 90.000. El mercado está muy mal, pero la Campos es la Campos, no ha habido otra periodista televisiva como ella.
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