Gente
El dolor de Paz Padilla tras la muerte de su marido
Este miércoles coinciden todas las portadas de las revistas del corazón
Hoy, todas las portadas coinciden en su portada con Paz Padilla rota de dolor en el funeral de su marido, Antonio Juan Vidal, fallecido a los 53 años a causa de un tumor cerebral. El sepelio se celebró en Zahara de los Atunes, Cádiz, y la presentadora ha estado arropada por familiares y amigos. La pareja se había casado hacía cuatro años y todas las revistas coinciden hoy en la imagen de Paz, de luto, en portada.
Así, la diferencia la encontramos en el resto de noticias. A saber:
¡Hola!
HOLA nos trae a toda página el anuncio de Ana Boyer, embarazada de cuatro meses, de su próxima maternidad. Igual se han pasado con el efecto Sara Montiel y el flou en photoshop y esta niña no lo necesita.
También tenemos la boda de Beatriz de York, la hija de Fergie y Andrés -así, sin apellidos ni títulos, a lo mero macho-, cursilísima, y a Eugenia Silva de vacaciones en Formentera. Eugenia Silva es al cuore patrio lo que Heidi Klum a los eventos en los USA: si no tienes a nadie más a quien sacar, siempre queda bien y te arregla un hueco.
Diez Minutos
En DIEZ MINUTOS, María Teresa Campos -¡bien!- disfruta su verano de soltera en la playa. Tengo que protestar aquí enérgicamente por la fotografía que han utilizado. Eso no se le hace a una Campos, hombre. Que parece que se ha caído de un cuarto piso de primera línea mientras tendía y ha aterrizado, accidental y malheridamente, sobre una tumbona aleatoria y está intentando incorporarse para pedir auxilio.
Beatriz de York, también aquí, se ha casado. Con esta chica pasa como con Julianín Contreras, que parece que siempre han sido así. El vestido, pese a ser de su abuela, parece más de domingo que niña repipi que de boda real -o casi real-. El novio, millonario, casi conde y con palacio. Nada de exconcursante o Influencer. Elegir vestido, regular, pero elegir marido se le da bien a la de York. ¿He dicho ya que es pelirroja? Es pelirroja.
Semana
En SEMANA tenemos a Ponce en su segunda adolescencia, desatadísimo: en la cubierta de una embarcación y jugueteando con su novia. Yo, de verdad, que le deseo lo mejor a Enrique, aunque soy más de Paloma en esta cuita sentimental, todo sea dicho de paso y sin que se me pregunte. Solo espero que Ana no lo deje malamente cuando se haga influencer porque los desengaños amorosos a estas edades son muy malos. Y no me gustaría ver al diestro en chándal y lloroso atendiendo a los medios en la puerta de su casa para confirmar la ruptura, a lo Chenoa. O igual sí. Pero no. Mejor no.
También aquí está la boda de Beatriz de York, la pelirroja, con su vestido megacursi con mangas abullonadas y pedrería -un completo- y su millonario marido.
Lecturas
En LECTURAS, Isa Pantoja nos enseña su casa nueva y esta foto es impagable. Isa posa, natural como es ella, en un sofá beige -el color beige es un misterio para mí, no se me ocurre uno más aburrido y no sé quién lo elegiría ni para qué en concreto ni por qué razón- junto a una mesa de cristal como de jardín pero que hace las veces de mesa auxiliar. Sobre ella, un bodegón demencial: una plantita que no identifico pero que me atrevería a decir que es un tronco del brasil -todas las plantas que no reconozco son, en mi imaginario, troncos del brasil-, una lámpara sobredimensionada, un cuenquito que seguro es una vela y una estrella con su nombre que apostaría a que también es una vela porque no puede ser otra cosa. Y, atención, en la pared, una foto enorme de su madre. Un primer plano. Mira, hay quien tiene un póster de Audrey Hepburn -desconfiad de las personas adultas que tienen por voluntad propia en su salón un póster de Audrey Hepburn- e Isa, nuestra Isa, tiene uno de su madre. Porque eso es un póster, que se nota un poco de arruga bajo el cristal del enmarcado. Que me he fijado yo. Lo que aparece en primer plano blanco no me atrevo a decir qué es exactamente, pero ojalá no sea un centro floral artificial. Por favor.
Con vestido de topos, melena al viento y taconazos rojos, Isa está encantada con su casa nueva y con la recuperada relación con su madre. Si discuten de nuevo, yo apuesto a que el póster se va al garaje. Aquí lo dejo por escrito para que conste.