Crónica

Los sábados de Lomana: “Lo que tienen en común el Rey Juan Carlos y Monedero que Podemos no quiere ver”

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Parece que al señor del moño le molesta sobremanera nuestra monarquía. A él lo que le gustaría es el absolutismo, quitarse el moño y ponerse corona y cetro para que nadie le moleste en sus planes de república socialista que planea en sus fantasías para España. A Sánchez ya lo mangonea como quiere y se ve convertido, a la que nos descuidemos, en un dictador copia de Ceaucescu y señora, que gobernaban Rumanía sin piedad como verdaderos reyes del despotismo, pero en este caso sin ilustrar que, por cierto, ya saben cómo terminaron.

Ahora se regocijan con volver a la carga contra el Rey Emérito Don Juan Carlos y su complementaria a la Hacienda Pública para solventar unos ingresos que en su día no se declararon. Esto que tanto les solivianta no es, ni más ni menos, que lo que hizo Juan Carlos Monedero con unos dineros que había cobrado procedentes de Venezuela o Bolivia y que no había declarado. Hizo una complementaria y asunto terminado. Pero en este Gobierno hay dos varas de medir dependiendo de quién cometa la infracción.

Spanish King Juan Carlos meets Corinna Zu Sayn - Wittgenstein during the Laureus Award 2006 in Barcelona on 22 May 2006. | usage worldwide Society People HUM
Spanish King Juan Carlos meets Corinna Zu Sayn - Wittgenstein during the Laureus Award 2006 in Barcelona on 22 May 2006. | usage worldwide Society People HUMSCHROEWIG/MaelsaGTRES

El Emérito puede entrar y salir de España como cualquier otro ciudadano porque, de momento al menos, no tiene ningún problema con la Justicia. Se fue por prudencia para no perjudicar a su hijo cuando empezaron a lloverle críticas por culpa de Corinna, su amante traidora que decidió «largar» para justificar muchos de sus comportamientos no muy transparentes por donaciones recibidas. En mi opinión, si Don Juan Carlos quiere vivir tranquilo y ayudar a que el Rey Felipe VI también lo esté, no debería instalarse en España, y mucho menos en Zarzuela. Creo que Portugal sería un buen lugar elegido que él conoce y quiere, muy cerca para poder venir siempre que le apetezca a ver a su familia y darse unos buenos homenajes gastronómicos con los muchos amigos que aquí tiene y tanto le gustan.

Siguiendo con monarquías, me voy a la serie de Netflix «The Crown» en su cuarta temporada. Ésta me interesa menos, pues los personajes son recientes y todos los hemos vivido más o menos de cerca. Creo que el guionista está siendo muy injusto con Carlos y Camila. La verdad muchas veces es menos interesante que la mentira y en este tipo de series siempre se inventan héroes y villanos. En una institución tan hermética como la corona británica se da barra libre para que vuele la imaginación de los guionistas con muy poco rigor. Han hecho un retrato muy cruel, injusto y horrible de Carlos y Camila, y casi suben a los altares a Diana. Diana no era ninguna santa, más bien era una mujer muy difícil y complicada que pasaba de la anorexia a la bulimia con tremendos cambios de carácter y actitudes autodestructivas, quizá debido a que nunca aceptó la separación de sus padres y odiaba a su madrastra, Raine Spencer, a pesar de que en un momento de su vida la tuvo como consejera en el amor. Unido a todos sus problemas, Diana nunca se interesó por leer un libro y la cultura en general le importaba un comino. Esto también hizo difícil la convivencia con Carlos, un hombre muy culto.

Camila Parker-Bowles y el príncipe Carlos
Camila Parker-Bowles y el príncipe Carloslarazon

Soy fan de Camila, una mujer natural, divertida, que adora el campo, montar a caballo, sin ningún tipo de sofisticación ni belleza, pero con un sentido del humor y una cabeza tan bien amueblada que a los quince minutos de estar con ella ya te ha ganado. Ella es complementaria con Carlos, los dos juntos suman y son felices. Conocí a Camila en Santiago de Chile en casa de Lucía Santa Cruz, hija del que fue embajador de Chile en Gran Bretaña, y me pareció adorable. Cuando Diana y Carlos vinieron a España de forma oficial, a ella le organizaron una visita al Prado y dijo que no le interesaba; tampoco tuvo interés en visitar la Alhambra en Granada, prefirió quedarse tomando el sol en la finca de los duques de Wellington. Eso ya les puede dar una idea de cómo era ese icono del siglo XX que algunos se han empeñado en santificar.