Incombustible

La penúltima reinvención de Mar Flores

Mar Flores
Mar Floreslarazon

Lo ha resistido, aguantado y superado todo. Parece inalterable, menudo coraje, con la belleza perenne. Mar Flores todo un caso irresistible. Constante, corajuda y tenaz, ha empezado el año confesándose a «¡Hola!» supongo que previo importante pago... en la vida nada se regala. Por eso reconoce que tiene la cabeza madura y el corazón «tranquilo y contento» como en la popular canción de Palito Ortega, ya historia musical de mejores tiempos. Mar también anda con el corazón contento pero inquieto, revuelto y con ganas de volver a ser la de siempre. No diré la que nunca dejó de ser por más que otros lo pretendieran, intentasen o buscaran . Insiste en eso: «Mientras no haga daño y a nadie y sea fiel a mí misma. Haré lo que me dicte mi corazón».

Ya me dirán si no merece ovación y vuelta al ruedo.

Así descubre una faceta sentimental, tierna y y casi emotiva, que nos había escondido. Nunca se lo perdonaremos. ¡Lo que nos hemos perdido! Hasta imaginamos que habrá supuesto sacrifico, renuncia y dolor al no poder mostrarse tal como es. Empieza tarde, pero ya es algo prometedor que posiblemente nos haga descubrir a una Mar Flores más real y menos simple que la hasta ahora conocida y hasta apaleada. Ojalá la ocasión le sirva para promocionar sus bolsos, hasta ahora sin mucho impacto ni venta. Parecen frustrarle mucho quizá porque es su debut empresarial y expone más que prestigio. Las ilusiones. Parece ser consciente de una valía hasta ahora inédita. Sostiene y defiende que «ser valiente es la mejor recompensa. En la vida tienes que luchar por lo que realmente te interesa», defiende con cierta ingenuidad que nos hace creer en supuesta inocencia. Todo un descubrimiento de año nuevo para el que hemos de prepararnos. Lo intentaremos porque ella va a por todas: está dispuesta a presentarse como una mujer distinta aunque, aunque físicamente sea la guapa de siempre pese al desfasado, nada actual y contumaz melenón desordenado. Por nosotros que no quede. «Estos años –¡nada menos que cincuenta, largos me parecen!– he comprobado lo fuerte que soy y que mi carácter se crece en las adversidades. Me autoconvencí de que no hay que dejarse vencer», argumenta muy segura y resuelta. Mejor para ella. Por nosotros no quedará y sea bienvenida la nueva Mar Flores eternamente bella.