Recuerdos

Olivia de Borbón rompe su silencio tras la tragedia: «Mi madre era la magia de la vida y mi hermana, un ser maravilloso» y sensible»

A principios del año pasado perdía a su madre y a su hermana con tan solo un mes de diferencia. Aún se recupera del durísimo golpe

Olivia de Borbón
Olivia de BorbónCedidaLa Razón

La hija mayor del duque de Sevilla rompe su silencio por primera vez tras la muerte de su madre y su hermana pequeña con tan solo un mes de diferencia. Lo hace en el simbólico hotel Alfonso XIII de la capital andaluza, ciudad clave en la historia de su familia. Ha pasado dos días intensos en Sevilla recorriendo sus entrañas, viviendo sosegada un respiro junto al hombre de su vida, Julián Porras-Figueroa, bálsamo vitalista para un tiempo triste. Tuvo ocasión de reconciliarse con la fe en una visita íntima al camarín de la Macarena. Esta ocasión, tan cargada de símbolos y sentimientos, ha sido una parada técnica en el camino de la vida de esta luchadora con apellido que sabe a historia de España. Sus días, ahora, transcurren en Marbella, donde vive con su marido y sus dos hijos.

–¿Quién es Olivia de Borbón?

–(Risas) Ahora mismo es ante todo madre, mujer trabajadora. Una persona con ilusiones, sueños. Alguien extremadamente tímida e introvertida, que disfruta de su vida y de su familia.

–En esta visita a Sevilla ha tenido la oportunidad de estar en la intimidad del camarín de la Macarena, ¿qué pasó ahí?

–Pues mira, no es que no me lo esperase, pero me emocioné muchísimo. Es un momento… Es difícil explicar con palabras todas las sensaciones que transmite… Seas más creyente o menos, la tengas cerca o no, el sentimiento tan grande que transmite… Se me vinieron a la cabeza cosas buenas, recuerdos… Me removió por dentro. Crea mucha esperanza, mucha ilusión, muchas ganas de ir hacia delante, de estar muy agradecido por lo que tienes y fue un momento muy mágico para mí.

–¿Se ha reconciliado con la fe?

–(Sonríe) Casi. Tengo que volver.

–Hablando de madres, ¿quién fue su madre, Beatrice von Hardenberg?

–Un ser maravilloso que ha dejado un hueco muy grande. Una persona mágica y protectora. Siempre fui muy consciente de que lo era, pero hasta que me ha faltado no me he dado cuenta de todo lo que abarcaba.

–¿Cuál es su principal enseñanza vital?

–Su magia. La veo en la sonrisa de mis hijos, en el despertarse por la mañana y ver el sol y que, incluso cuando llovía, hacía mágico todo. Era la magia de la vida.

–¿Qué quiere inculcarle a sus hijos, Flavia y Fernando, con ella como referente?

–Que sean lo que quieran ser en la vida, que estudien y hagan lo que quieran mientras les haga feliz. Sobre todo, que no pierdan esas ilusiones o ese niño interior que nunca deberíamos perder ninguno y que mi madre siempre lo expresaba exteriormente. La vida puede llegar a ser muy dura o muy triste a veces, pero con ese niño interior todo parece más bonito y más fácil.

–¿Qué sueños conserva la niña Olivia que tiene en su interior?

–(Se emociona) Realmente en estos últimos años se han cumplido muchos de mis sueños. Me considero una persona muy afortunada, dentro de lo malo. He conocido al amor de mi vida, he tenido a mis hijos. Siempre he querido ser madre. Tengo de alguna forma la familia que siempre he deseado, con mis perros, mi jardín, mis hijos y un hombre que me quiere y me cuida. Que todo siga así. No pido mucho a la vida. Que no cambien las cosas, eso es lo único que quiero.

–¿Qué papel juega su marido, Julián, en su vida?

–Es mi pilar. Es sobre quien me apoyo, quien me comprende y quien, a pesar de que hay días muy grises, sabe ver que son buenos. Sabe ayudarme, me da fuerza y me quiere. Sabe protegerme. Es un gran compañero de viaje.

–Me consta que tienen proyectos nuevos, ¿qué se puede contar?

–Bueno, hay muchos proyectos en realidad. Ha sido un año de dejar muchas cosas atrás y buscar cosas nuevas. Tenemos un proyecto familiar, que es hacernos una casa, con todo lo que ella conlleva, que son muchas ilusiones, pero también muchos quebraderos de cabeza (risas). Es una lucha, pero nosotros al final las luchas las acabamos convirtiendo en algo divertido y en un aprendizaje. No discutimos por tonterías.

–¿Cómo está su padre, el duque de Sevilla?

–Bien, no para. Esta mañana ha estado quitando nieve para poder salir a trabajar (risas). Ya me he rendido y no le digo más que se quede en casa. A estas alturas de la vida no puedo obligarle a nada. Al contrario, admiro su vitalidad y fortaleza. Podría estar tranquilo en su casa leyendo y dedicándose a la nada, pero sigue con proyectos nuevos e ilusiones. Pretender que se quede en casa sería injusto, por mucho que me preocupe.

–Todo es muy reciente, pero me gustaría que me dijera qué recuerdos tiene de su hermana, Cristina.

–Lo único que voy a decir es que era un ser maravilloso y sensible. Recuerdo que, como yo soy muy tímida, le tuve celos porque ella entraba en una habitación, sonreía y la iluminaba con sus ojos. Era fantástica. No nos conocían a la una sin la otra. Y éramos la noche y el día...

–¿Un secreto inconfesable?

–A Julián le hizo mucha gracia descubrir cuando me conoció que guardo chocolatinas y Nocilla en el cajón de la mesilla (risas).