Confesión
Isabel Pantoja: orgullosa y poco comunicativa, según su confesor en la cárcel
«El programa de AR» ha hablado en exclusiva con el capellán de la prisión en la que ingresó la cantante en 2014
No quiso nunca entrar en la cárcel (quién sí) y nunca asumió su estancia en prisión. Así lo ha narrado el capellán de la cárcel de Alacalá de Guadaira en la que Isabel Pantoja cumplió condena durante dos años. En una conversación telefónica mantenida con el periodista Pepe del Real, de «El programa de AR», el sacerdote ha narrado cómo se desarrolló su vida entre rejas.
Durante sus largos días allí, las conversaciones entre su confesor y la tonadillera eran frecuentes: «Unas eran más abiertas y otras menos. Ella lo pasó muy mal, estaba muy angustiada. Un poco tensa, yo creo. Intentó por todos los medios no entrar, como todo el mundo, y le salió mal. La cárcel es mala para todos, todo el mundo trata de olvidarlo, pero ella lo llevó peor, se le veía en el rostro. Interiormente no lo acepataba y es una rebeldía». Una actitud que aún hoy arrastra la cantante, que sigue sin superar esos dos años de privación de libertad: «Se avergüenza y eso le ha perjudicado en su carrera».
En cuanto alposible trato de favorque pudo recibir en su día Pantoja, el capellán lo niega: «Ningún trato de favor. Normal. Estaba como todas. Lo que pasa es que cuando entra una persona así tiene que tener sus cuidados para que no se hagan fotos. Pero trato de favor, no. Al revés. Esto es como en la sociedad, cuando a uno no le conocen, va por la calle tranquilamente, no tiene que llevar vigilantes ni nada, pero cuando es un personae público, tiene que ir con cuidado».
Efectivamente, en su día se habló de ciertas tensiones en el complejo porque la presencia de Isabel Pantoja despertó malestar tanto en los funcionarios como entre las internas. «La que había presión allí... Algunos funcionarios saltaron y se cansaron», afirma el cura. «La directora tuvo que hacer su trabajo y se advirtió a las que estaban allí con ella, pero también a las familias; les dijeron que tuvieran cuidado. A las presas les dijeron que no hablasen mucho de ella».
El sacerdote ha querido matizar, además, que en general Pantoja se llevaba bien con sus compañeras, pero que es cierto que le había enfadado mucho que hicieran registros cuando salía. «Lo único que oí es que había tenido un problema de esas veces que sale y entraron y algo le rebuscaron y le sentó mal». Aun así, ha dejado claro que no era una persona conflictiva, aunque es normal que surjan fricciones entre las presas.
Lo que sí ha asegurado es que el orgullo de la tonadillera no ayudaba en esas situaciones tensas que se generaban entre las internas: «Muchas veces allí tienes que quitarte el orgullo, incluso aunque el orgullo esté más cercano a la verdad que lo otro. No hablar y ya está. Se la ve en su carácter orgullosa y no es comunicativa, eso se ve. Está acostumbrada a cantar porque sabe que cantando se siente segura, pero a lo mejor ya hablando...Allí se ve la humanidad. Ella es seria y reservada».
A cuenta de su la descripción de su carácter, el capellán ha querido imaginar cómo debe sentirse Isabel Pantoja tras los conflictos con su hijo,Kiko Rivera:«A la pobre si le sacan cosas de su hijo pues imagino que estará sufriendo. Hay cárceles también fuera de la cárcel».
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