Casa Real

Porcelanosa y la (fina) relación con Carlos III

Desde la pandemia, la marca española ha dejado de ser proveedor de la Casa Real. La familia Colonques no asistirá al funeral este lunes por Isabel II

Manuel Colonqués de Porcelanosa con el entonces Príncipe Carlos de Inglaterra
Manuel Colonqués de Porcelanosa con el entonces Príncipe Carlos de InglaterraPorcelanosa

La entrada de Porcelanosa en las cocinas, baños, saunas y piscinas de los Windsor fue recibida como una lotería para los hermanos Colonques que tenían una pequeña empresa cerámica en la localidad castellonense de Villareal. Sin embargo, enfadó a la Confederación Británica de Cerámica, que instaron a Clarence House, la residencia del entonces Príncipe Carlos en Gales, a reconsiderar el asunto. No tuvieron ningún éxito y Wickes, la empresa azulejera que llevaba cien años siendo proveedora de la Casa Real Inglesa, fue desplazada por la marca española. El adelantamiento por la derecha de Porcelanosa se había gestado en 1995 cuando el hijo de la fallecida Isabel II organizó una cena privada con los Colonques en Highgrove. Ese ágape, por supuesto benéfico, fue crucial porque allí el actual Carlos III logró que la marca española comenzara a apoyar a la Fundación del Príncipe, una entidad dedicada a la arquitectura y medio ambiente, donde encajaban perfectamente las innovadoras (y sostenibles) técnicas de los valencianos. El tabloide «Daily Mail», especializado en lo que viene siendo la carnaza, encontró una buena veta. Sobre todo cuando en 1991, Porcelanosa instaló una monumental fuente en Highgrove Gardens. Si la fuente fue un regalo o un encargo saltó a titulares.

El entonces Príncipe de Gales hizo caso omiso a las polémicas e hizo numerosas cenas de gala en sus residencias con la marca. Personajes del corazón españoles, que también eran imagen de la firma (Isabel Preysler, la verdadera reina de la marca), pisaban el suelo porcelánico en tierra Windsor. Igualmente, invitaban a la prensa española que quedaba deslumbrada por la afabilidad con la que Carlos y Camila les trataban. Ya en los tiempos más recientes, entre los 250 selectos invitados a la misma mesa donde la ahora reina fallecida presidía banquetes de Estado, su hijo aparecía como anfitrión de otros personajes propios o agregados como Mario Vargas Llosa, Richard Gere y Alejandra Silva, así como Cayetano Rivera y Eva González; Alfonso Díez, viudo de la Duquesa de Alba, o la Princesa Ira de Fürstenberg, entre muchos otros. A los asistentes se les advertía de la rigurosa prohibición de hacer ningún tipo de foto de la cena. Los servicios de seguridad cuidaban de que nadie obtuviera imágenes con sus móviles, cosa que advertía Porcelanosa de manera expeditiva.

Condolencias institucionales

Desde los felices noventa hasta hoy han pasado muchas cosas. Carlos III es rey de Inglaterra, a los 73 años, y Porcelanosa, que sirve a 150 países y es líder mundial en el sector, ya no es proveedor de la Casa Real británica. «No tenemos ningún proyecto con ellos. Ya no colaboramos de manera benéfica con las fundaciones reales, como hacíamos en el pasado», afirman desde la compañía a LA RAZÓN. Dicho esto, la familia Colonques, a pesar de tener una sólida relación con el monarca, su esposa y sus hijos, no irá al funeral de Estado del próximo lunes. Han presentado rigurosamente sus condolencias «de manera institucional». Así que si esperaban que los Colonques asistirían al funeral con más audiencia de todos los tiempos, descarten la idea.

Sin embargo, en 2011 los tabloides ingleses destacaron la presencia de la familia valenciana en la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton. Los que acudieron al enlace eran Manuel Colonques (dueño de Porcelanosa), que asistió con su mujer Delfina, y Pedro Pesudo (cabeza visible de la empresa en el Reino Unido), que acudió junto a su mujer, Elia Villamón. Llegaron el viernes anterior y se alojaron en el hotel Ritz, de donde salieron a las nueve de la mañana de ese lunes para dirigirse al lugar de la liturgia nupcial. Los caballeros vestían un chaqué, como dictaba el rígido protocolo británico, y las damas lucían diseños de modistos españoles. Delfina Sanz eligió un imponente traje rojo de Lorenzo Caprile, una pamela de Michael Meyer y zapatos de Magrit, que con el tiempo se convirtieron en el calzado preferido de la Reina Letizia. Elia Villamón también utilizó esa marca para el gran día que acompañó con un vestido en gasa azul de Eduardo Ladrón de Guevara y pamela de Philip Treacy, adquirida en Sevilla a Reyes Hellín. Representaron a nuestro país de manera excelente, siendo embajadores de distintas firmas. Un año antes lo habían hecho al enlace de Michael Fawcett, entonces mano derecha del actual Carlos III.

¿Se quebró la porcelana?

¿Qué ha pasado para que la relación comercial barra idilio publicitario se enfriase? Oficialmente nada se sabe y hay que remitirse a la prensa británica que siempre ha demostrado una especial inquina por la marca española. Las relaciones comerciales del rey Carlos III con Porcelanosa han dejado un rastro que llegaron al Parlamento británico. En 2007, miembros de esta institución le instaron a que aclarase su relación con la firma después de que el diario «The Mail on Sunday» publicara una entrevista con un exejecutivo que dejó la empresa, quien aseguraba que a Carlos le entregaron azulejos de forma gratuita. El diputado laborista Ian Davidson lo consideró «indecoroso». Mientras tanto la prensa inglesa suelta a goteo polémicas relacionadas con las fundaciones del primogénito de Isabel II. Lo último ha sido este verano cuando se aireó que supuestamente en 2013 Carlos III aceptó una donación millonaria de la familia Bin Laden, a través de sus fundaciones. Sea como fuere, algo se ha roto, aunque jamás será en pedazos. Mientras tanto, la marca apuesta por Tamara Falcó, marquesa de Griñón, e hija de su mejor reina.