Está destrozada
El crudo testimonio de Gabriella Windsor al defender que su marido no se suicidó
Ha roto su silencio y ha contado en primera persona cómo ha vivido sin Thomas Kingston. Cree que su medicación le empujó a quitarse la vida y pide justicia
Sin duda este 2024 ha sido un año trágico para la Familia Real británica, que se ha enfrentado a demasiadas adversidades como para sentirse a salvo. No solo por los tres casos de cáncer que han trastocado la actividad en palacio: el del rey Carlos III de Inglaterra, el de su nuera, Kate Middleton, y el de su cuñada, la duquesa de York, Sarah Ferguson. También la enfermedad de la reina Camilla que ha dado varios sustos en las últimas semanas, pero nada comparado como el varapalo que supuso recibir la noticia de la muerte de Thomas Kingston. Especialmente por las circunstancias que rodearon al fallecimiento del marido de Gabriella Windsor, hija de los príncipes de Kent, por ello prima segunda del Monarca británico. La autopsia confirmó que la causa de la muerte fue “una herida traumática en la cabeza”, provocada por un impacto de bala. Él estaba solo con la puerta cerrada. El arma empleada apareció al lado de su cuerpo. No había signos que evidenciasen violencia o la intervención de otra persona. No quiso ponerse nombre públicamente a lo sucedido por respeto a la familia, aunque no hacía mucho más que añadir.
Después de semanas de investigación se descartó una muerte violenta y se concluyó que lo sucedido era fruto de la depresión por la que atravesaba Thomas Kingston. Su mujer se refugió en su familia y más íntimos, siendo escasísimas las veces que se ha dejado ver en público desde el trágico suceso. Ahora se ha armado de valor para contar en primera persona cómo ha vivido la pérdida de su marido, en medio de las investigaciones que se han iniciado al respecto. Y es que se quiere probar la relación directa entre su suicidio con un nuevo fármaco que le habían recetado. Así, Gabriella ha roto su silencio para encontrar la verdad, palabras que ha recogido ‘The Telegraph’.
Como plantea la familia en su lucha por demostrar que él no quiso suicidarse, sino que fue víctima de los efectos secundarios de una medicación, Gabriella Windsor sostiene que fue “un impulso repentino”. Todo por culpa de “un efecto adverso en la medicación recetada”. En concreto, como así se ha detallado, Nicky Naunton Morgan, su médico de confianza, le recetó en un primer momento zopiclona para ayudarle a dormir y sertralina para paliar la ansiedad. Thomas Kingston decidió prescindir de la sertralina porque notaba que le alteraba mucho, lo cual fue sustituido por diazepam y citalopram. Además, se le aumentó al doble la dosis recomendada por su médico para sus problemas de insomnio. Para sus seres queridos, ahí está la clave de la tragedia y buscan justicia para él y su memoria.
No niegan que Thomas Kingston estaba atravesando por problemas personales complicados. Estaba en depresión y mucha ansiedad por culpa del trabajo. Así lo ha reconocido también la propia Gabriella Windsor en su declaración en la investigación, poniendo eso sí en todo momento en duda que él pudiese tomar la decisión de quitarse la vida y dejar a sus seres queridos desolados: “Dudo mucho que lo hubiera llevado a suicidarse y parecía haber mejorado mucho”. Además, mantiene que “si algo hubiera estado preocupando, estoy segura de que habría dicho que estaba pasando por algo muy difícil”. Y es que confía en que su matrimonio se basaba en la comunicación y que si estaba mal se lo habría dicho y que el suicidio fue fruto de un arrebato provocado por efecto adverso de la medicación: “El hecho de que se quitara la vida en la casa de sus amados padres sugiere que la decisión fue el resultado de un impulso repentino. A falta de pruebas de que tuviera intención de hacerlo, me parece muy probable que haya tenido una reacción adversa a las pastillas. Creo que todo aquel que tome pastillas como estas debe ser conscientes de los efectos secundarios para evitar futuras muertes. Si esto le pudo pasar a Tom, le puede pasar a cualquiera”.
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