Entrevista
María Zurita: «Gracias a Don Juan Carlos, soy una madre feliz»
La hija de la Infanta Doña Margarita saca un libro infantil, excusa para hablar de su hijo, Ana Obregón y del padre de Felipe VI
María Zurita vive con su hijo Carlitos, sus padres y su hermano en Madrid, y acaba de publicar el cuento «Mi mamá y yo somos una familia feliz», un debut como escritora que supone un homenaje a su niño y a todas las familias monoparentales de este país. La unión entre el rey don Juan Carlos y su sobrina María es tan fuerte que la hija de la infanta Margarita tiene muy claro que «iré a ver a mi tío cuando venga a Galicia dentro de unos días. Le echo mucho de menos», nos detalla.
Don Juan Carlos tiene mucha culpa, para bien, de que Carlitos haya llegado a este mundo.
Sí, porque fue él quien me animó a seguir adelante en el proceso de inseminación cuando estaba a punto de desistir…
¿Por qué?
Porque había intentado quedarme embarazada en seis ocasiones y no lo había conseguido. Me sentía desesperada. Tanto, que se me pasó por la cabeza abandonar ese proyecto de vida. Y fue mi tío el que me dijo que ni se me ocurriera echarme atrás. Le hice caso y a la séptima conseguí mis propósitos. Gracias a Don Juan Carlos hoy puedo presumir de ser una madre feliz. Sus palabras de ánimo fueron esenciales en un momento en el que me encontraba hundida.
¿Su niño sabe que su tío abuelo es Rey?
No, para Carlitos es su padrino, le llama «Pino», y de mis primos, los Reyes Felipe y Letizia, aunque les ve en la televisión, solamente sabe que son sus tíos. No me pregunta por qué están en la televisión, cada dos por tres. Lo ve normal.
El embarazo estuvo a punto de hacer peligrar su vida.
La mía y la del bebé que venía en camino.
Y gracias a su perrita Zeta se salvó usted...
Era de madrugada y sentí que el animal me lamía las manos. Desperté y vi que tenía mucha sangre. Me fui corriendo al hospital y me dijeron que se me había desprendido la placenta. Si no llega a ser por Zeta podríamos haber muerto los dos. El noventa por ciento de las mujeres embarazadas que sufren este problema durmiendo fallecen. Este cuento está dedicado a Carlitos y a ella. Escuché al médico decir que había que salvarle la vida a la madre y al niño, y me sentí morir. Hubo que adelantar el parto. Menos mal que todo acabó bien.
¿Pregunta su hijo quién es su padre?
No, porque le he explicado que solamente tiene a su mamá. Y lo ha entendido. Tiene solamente cinco años pero es un niño muy despierto. Asimila las cosas bien.
De todas formas, en España, en un proceso de inseminación, está prohibido conocer la identidad del donante de semen.
Exactamente, ni el padre conocer la identidad del hijo. Eso determina la ley.
¿Qué anima a una mujer sin instinto maternal a quedarse embarazada?
Reconozco que yo no tenía ese instinto, pero cuando Zeta llegó a casa y me di cuenta del amor que sentía hacia ella, me dije, si quiero tanto a esta perrita, qué no sentiré por un hijo. Estuve un año entero dándole vueltas al tema de la inseminación, no fue una decisión precipitada, cuando di el paso lo hice sabiendo muy bien lo que deseaba. Y no me arrepentiré jamás. Mi vida ha dado un cambio radical… Carlitos me hace inmensamente feliz, es una bendición de Dios. Es un niño maravilloso, muy listo y muy cariñoso.
Pero también una gran responsabilidad a su edad.
Es verdad, y la asumo al cien por cien. Uno de los temores que más me preocupan es, qué ocurrirá con mi hijo si me ocurre algo, pero sé que estará muy buen cuidado, por mis padres, y si ellos, que ya son muy mayores, no están, por dos íntimas amigas. Ese tema ya lo tengo hablado y bien hablado.
¿Cómo reaccionó Carlos al descubrir la ceguera de su abuela Margarita?
Nunca le he hablado de eso. Él se da cuenta de las deficiencias visuales de mi madre y se vuelca con ella, la ayuda en todo lo que puede y la quiere mucho.
¿Y qué opina de Ana Obregón?
Que es muy respetable su decisión. Ya he dicho que su hijo Aless era como un sobrino para mí, que estuve comiendo con él antes de su fallecimiento.
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