Salud mental
Los "miedos reales" de Meghan y Harry
Los duques de Sussex reaparecen en Nueva York convertidos en "Humanitarios del año"
Después de meses de silencio mediático y de apariciones contadas, Meghan Markle y el príncipe Harry volvieron a situarse en el centro de todas las miradas. La noche del 9 de octubre, los duques de Sussex fueron los protagonistas indiscutibles de la gala del Proyecto Mentes Saludables, celebrada en los Spring Studios de Nueva York, donde recibieron el premio a Humanitarios del año por la labor social de su fundación Archewell.
La pareja llegó al evento con el aura de estrellas que han cultivado desde su salida de la monarquía británica. Como dicta el protocolo de las grandes noches, fueron los últimos en pisar la alfombra roja. Las cámaras captaron una imagen de complicidad absoluta: él, atento y enamorado; ella, elegante y segura de sí misma. Según relató la revista Hello!, Harry no pudo evitar un gesto travieso al rozar el trasero de su esposa mientras posaban para las fotos, un detalle que arrancó sonrisas y habló más de su relación que cualquier declaración pública.
Para la ocasión, Meghan eligió un traje de chaqueta negro de Armani, un guiño de respeto al diseñador recientemente fallecido. El look, minimalista y refinado, se completaba con un collar dorado tipo cadena, un recogido pulido con tupé y su característico maquillaje natural, ese que da la impresión de no llevar nada. Una elección impecable para una velada que mezcló glamour y propósito.
El proyecto Mentes Saludables reúne cada año a líderes de distintos ámbitos -desde el arte hasta la empresa o la cultura- con el objetivo de promover el diálogo sobre la salud mental y derribar estigmas. Entre los asistentes de esta edición figuraban nombres como Kalen Jackson, propietario de los Indianapolis Colts; el presentador Carson Daly, de The Voice y The TODAY Show; y los artistas Lukas Graham y Alexander Stewart. Pero, sin duda, el momento más esperado fue el discurso de los Sussex.
Sobre el escenario, Harry y Meghan se mostraron cercanos, cómplices y profundamente emocionales al hablar de sus hijos: "Nuestros hijos Archie y Lilibet solo tienen seis y cuatro años. Aún son demasiado pequeños para las redes sociales, pero sabemos que ese día se acerca", y "como tantos padres, pensamos constantemente en cómo aprovechar los beneficios de la tecnología y, al mismo tiempo, protegernos de sus peligros", confesaron.
Sus palabras conectaron con una generación de padres que viven la paradoja digital: querer que sus hijos crezcan en libertad, pero a salvo del escrutinio. Un miedo que, en su caso, cobra una dimensión pública inevitable.
Mientras tanto, en Londres, Carlos III y el príncipe Guillermo compartían escenario en el Museo de Historia Natural para hablar de medio ambiente, en un acto que muchos interpretaron como un intento de contraprogramar los titulares.
Pero en Nueva York, bajo los flashes y los aplausos, Meghan y Harry volvieron a recordar al mundo por qué siguen siendo una pareja magnética: capaces de combinar el glamour de Hollywood con la vulnerabilidad más humana.