Último adiós en Madrid

El Rey Felipe se despidió en el hospital de su primo Fernando Gómez Acebo, que esperaba un pulmón que nunca llegó

La familia tuvo oportunidad de despedirse de él en el hospital, cuando tan solo se podía esperar un milagro por él

La muerte de Fernando Gómez-Acebo, conocido familiarmente por el apelativo cariñoso de Coco, ha sido una sorpresa para las amistades menos íntimas que no sabían que llevaba ingresado desde el lunes pasado por una insuficiencia respiratoria crónica. Sus vaivenes de salud eran habituales con ingresos y dadas de alta en el hospital que se agravaron por una gripe y antes por Covid. Estaba esperando un trasplante de pulmón que no llegó.

Esta vez no era como las otras. Los doctores que le trataban comunicaron la trágica situación. De ahí que todos los hermanos estuvieran con él y tuvieron tiempo de despedirse. El Rey Felipe, muy unido a los primos Gómez Acebo, también se desplazó hasta el hospital para dar su apoyo y cariño a los hijos de la infanta Pilar. La infanta Cristina y los duques de Soria también se desplazaron a la clínica cuando ya lo único que se podía esperar era un milagro. Don Juan Carlos también estuvo muy pendiente desde el lunes pasado y al tanto de la evolución de su sobrino.

Beltrán Gómez-Acebo, Mónica Martín Luque y Simoneta Gómez Acebo
Beltrán Gómez-Acebo, Mónica Martín Luque y Simoneta Gómez AceboGtres

Este sábado se abrió la capilla ardiente en el tanatorio de La Paz, en Tres Cantos, donde se oficiará a las ocho de la tarde una misa funeral a la que acudirá la reina doña Sofia y sus hijas y también la Infanta Cristina que voló de Barcelona a Madrid para acompañar a sus primos, y sobre todo a Simoneta, con la que ha compartido mucha vida.

Fernando Gómez Acebo era el quinto de los hijos de los duques de Badajoz y el que siempre estuvo muy unido a su madre doña Pilar, por ser el pequeño y puede ser el más vulnerable por temas de salud. En los últimos años ingresó en varias ocasiones y una de las recomendaciones que los médicos le daban, y también la infanta, era que dejara de fumar. Lo intentaba y volvía, hasta que tras la Covid que padeció lo dejó definitivamente. La infanta Pilar también fue fumadora y por eso entendía muy bien a su hijo.

Coco solía acudir todo los años al Rastrillo de Nuevo Futuro para apoyar a la infanta, que era presidenta de la almoneda solidaria, y no faltó a ninguna edición incluso cuando ya estaba con el cáncer muy avanzado. Los visitantes estaban acostumbrados a ver a madre e hijo mano a mano comiendo en uno de los restaurantes en los que doña Pilar era camarera.

Fernando Gómez Acebo junto a su madre, la infanta Pilar
Fernando Gómez Acebo junto a su madre, la infanta PilarGtres

Se casó dos veces y los dos matrimonios no funcionaron. En ambos casos volvía al hogar materno donde doña Pilar le acogía sin poner pegas. Incluso siguió viviendo allí un tiempo tras la muerte de la matriarca de la familia Gómez-Acebo cuando el chalé de Puerta de Hierro se puso a la venta. Esta casa fue el domicilio de todos ellos hasta que poco a poco se fueron casando.

En 2008 la familia Real acudía a la Granja de San Idelfonso donde Mónica Martín Luque y el sobrino Fernando celebraban su enlace. La historia de amor duró ocho años y una vez que se separaron siguieron manteniendo una relación profunda. Era su amiga y confidente y quedaban a comer para intercambiarse sus historias personales. Mónica estaba al tanto de los vaivenes de la salud del que había sido su marido. No tuvieron hijos y sí, en cambio, con su segunda esposa, de origen griego, Nadia Halamandari. El matrimonio se rompió, pero quedó Nicolás, un niño de ocho años al que Coco dedicaba su tiempo cuando estaba con él en España. La ex mujer intentó instalarse en Madrid, pero la idea no cuajó. Ella tenía su trabajo en Atenas y no era compatible con una vida en España. El lunes cuando la familia le comunicó que la situación podía evolucionar en tragedia tuvo que explicarle a su hijo lo que estaba sucediendo.

Nadia Halamandari y su hijo Nicolás
Nadia Halamandari y su hijo NicolásGtres

Fernando Gómez-Acebo no tuvo mucha suerte en la parcela laboral. Cuando era muy joven trabajó de relaciones públicas en la discoteca Capital. Después estudió en Estados Unidos porque quería ser oceanógrafo, pero no llegó a licenciarse. Tenía también una relación muy directa con la infanta Elena, porque en un momento de su vida también quiso dedicarse profesionalmente a la hípica. Lo intentó, pero ya comenzó con sus problemas respiratorios que se convirtieron en crónicos. Estos últimos años formaba parte del organigrama empresarial de la familia y colaboraba con su hermano Bruno en la empresa Valdecañas.

Todos los que lo conocieron lo definen como un hombre generoso, buena persona y con ese punto vulnerable que hacía que se sintiera hacia él ciertas ganas de protección. Así lo hicieron su madre, sus hermanos y los primos Borbón Grecia.