Libro biográfico
La verdad sobre el príncipe Andrés: un problema, más financiero que sexual, que podría comprometer a su ex y a sus hijas
Después de cuatro años de difícil investigación, el escritor Andrew Lownie publica un libro biográfico en el que despeja cómo puede permitirse su lujoso estilo de vida
Después de investigar incansable al príncipe Andrés durante cuatro años, en los que ha tenido que sufrir bloqueos e impedimentos, el escritor y agente literario británico Andrew Lownie se pregunta si el verdadero problema que envuelve en este momento al hermano del rey Carlos es más de corte sexual o financiero. Durante este tiempo de búsqueda y recopilación de datos, se ha encontrado con abundante información sobre su vínculo con el depredador sexual Jeffrey Epstein y la australiana Virginia Giuffre, la mujer que luchó por llevar al duque de York al banquillo por abusos sexuales cuando ella tenía 17 años. Sin embargo, ha echado en falta publicaciones que aclaren de qué manera financia su tren de vida o sobre sus enigmáticas actividades comerciales.
Finalmente, Lownie se ha dado cuenta de que este era un asunto "endiabladamente complejo", según indica en un artículo que ha publicado hoy en el diario británico "The Times", avanzando una parte del contenido de su próximo libro "Las controvertidas vidas del duque y la duquesa de York". En su crónica, escrita en primera persona, detalla las trabas que le ha puesto la administración para llegar. "Investigar sobre Andrew es un proceso extraordinariamente difícil. Debe haber miles de archivos disponibles públicamente relacionados con su período como representante especial durante la década que finalizó en 2011. A partir de ellos, se podría saber quién le acompañó en sus viajes al extranjero".
A pesar de sus solicitudes, el Departamento de Negocios y Comercio afirma no tener nada registrado antes de 2008 y el Ministerio de Relaciones Exteriores, utilizando todas las excepciones posibles, no ha logrado aportar más que unas pocas páginas carentes de interés, como la invitación a un cóctel local o la gestión de viaje para visitar una escuela. La respuesta a sus consultas ha sido casi siempre que es "demasiado amplia" y rechazada por razones de precio, o "demasiado limitada" y no hay material. "Estas dificultades se han visto agravadas por las protecciones adicionales que se otorgan a la familia real", indica.
Este secretismo originó, por ejemplo, la polémica por el testamento del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel, un hombre inicialmente sin dinero que murió muy rico. "Según mi experiencia, la combinación de acuerdos de confidencialidad que Andrew ha exigido a su personal y socios comerciales, y la deferencia hacia la realeza, significa que pocas personas hablarán de sus tratos con él. Esta protección le ha permitido a Andrew operar con muy poco escrutinio durante décadas", escribe.
Lownie menciona su relación con un empresario chino acusado de espiar al Gobierno británico o la promoción de sus propios intereses comerciales aprovechando los contactos que construyó durante su etapa como representante especial para el comercio, financiado con fondos de los contribuyentes, entre 2001 y 2011. Es solo una muestra de lo que puede contar del príncipe Andrés y su familia, porque, aclara, él, su exmujer Sarah Ferguson y sus dos hijas, las princesas Eugenia y Beatriz, forman un único núcleo de acción.
El escritor se pregunta cómo pudo permitirse vivir en Royal Lodge, comprar un chalet suizo, adquirir una colección de relojes de lujo o la flota de coches caros, entre los que se incluyen un Bentley y varios Range Rovers. La cara vista de este hombre, que continúa con sus actividades comerciales, es la de un antiguo héroe de las Malvinas que ahora pasa una vida solitaria atrapado en Royal Lodge, paseando a caballo por Windsor Great Park y jugando videojuegos y golf. "Pero la realidad es bastante diferente", concluye Lownie.