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La guerra por la herencia de la duquesa de Medinaceli divide a Sevilla

No ha sido posible alcanzar un acuerdo y todo indica que será el juez el que decida

El duque de Segorbe
El duque de SegorbeUEB©GTRESONLINE

La guerra por la herencia de duquesa de Medinaceli entre Ignacio Medina duque de Segorbe y los cinco nietos de la aristócrata se ha convertido en tema de conversación en los cenáculos sevillanos. Por un lado, está el grupo que apoya al duque, único hijo vivo de Mimi (que así se la conocía familiarmente) y los que reconocen a LA RAZÓN el legítimo derecho de los herederos a recibir lo que les corresponde. De nuevo las dos Españas como ya ha sucedido con el documental de Rocío Carrasco, aunque el caso no es tan dramático.

Nobleza enfrentada

«Aquí lo que hay encima de la mesa es el reparto de un patrimonio a unos nietos. El duque considera que no hay nada que hablar y los herederos apelan a la ley. Es un asunto que aquí en Sevilla forma parte de los comentarios y chascarrillos de la alta sociedad. Hay que tener en cuenta que la Casa Medinaceli, junto con la de Alba y Medina Sidonia forman parte de la estructura social y patrimonial no solo de Andalucía sino de España», asegura una fuente de alta alcurnia. Y efectivamente apuntan que en todas ellas sus miembros han tenido en algún momento enfrentamientos entre los herederos. Sucedió a la muerte de la duquesa de Alba cuando Cayetano Martínez de Irujo tuvo sus desencuentros con su hermano mayor que a día de hoy están ya solventados. En este caso el libro de memorias escrito por el jinete no favoreció la relación fraternal. Con la Casa Medina Sidonia también hubo complicaciones importantes cuando murió Luisa Isabel Álvarez de Toledo (conocida como la duquesa roja) que trascendieron públicamente. Antes de enfermar la polémica aristócrata casada con Lilianne Dahlman ideó una estrategia para que sus descendientes no pudieran acceder a su herencia. Donó su patrimonio a la fundación que llevaba su nombre. En el 2008 se les reconoció sus derechos y recibieron por sentencia parte del patrimonio.

En el caso que nos ocupa también hay una demanda interpuesta por los cinco nietos de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba. Los demandantes son la actual jefa de la Casa ducal, Vitoria Hohenlohe, y sus primos, Rafael Medina (duque de Feria), su hermano Luis, así como Victoria Medina (duquesa de Santiesteban) y Casilda Medina (marquesa de Solera).

La semana pasada hubo una audiencia previa en el juzgado de Primera instancia número 12 de Sevilla. El juicio comenzó a las nueve y media de la mañana y no era necesario que acudieran los protagonistas. Por un lado el demandado Ignacio Medina, duque de Segorbe, por otro los demandantes. A las once y media paró la comparecencia de los letrados respectivos ante el magistrado y se volverá a retomar el próximo 27 de octubre.

Habrá guerra judicial

Aseguran que este caso es muy complicado y con mucha documentación que analizar. Se podía haber llegado a un acuerdo pero no ha sido posible. Por lo menos hasta ahora. Incluso en esta audiencia previa lo primero que hace el juez es exhortar a las partes para que lleguen a un acuerdo. Y esto figura en la ley para que haya una conciliación. No ha sido posible y según fuentes solventes tampoco la habrá en un futuro.

El contencioso comenzó en 2013, al morir la titular de la Casa Ducal de Medinaceli, a la que se conocía en Sevilla por el apodo de Mimi. Era una mujer que destacaba por su fuerte carácter y su preferencia hacia Ignacio, el menor de la familia y que fue el único hijo, de los cuatro que tuvo, que le sobrevivió. Los otros tres, Ana, Luis y Rafael, habían fallecido pero quedaban sus herederos que tenían derecho, según la legislación española, a recibir lo que les correspondía. Y en ese punto es donde radica el conflicto entre los sobrinos y Segorbe. «Según el Código Civil, cuando dejas hijos o descendientes directos, dos terceras partes de tus bienes van necesariamente a ellos. Es de obligado cumplimiento y cualquier otra cosa es vulnerar la ley. Desde el principio no se cumplió este reparto de la legítima», dicen.