Trayectoria

Madonna cumple 65 y se hace mayor

"Y en vez de camino de Benidorm con el Imserso, está de gira. Pienso en mi abuela a los sesenta y cinco y en Madonna y se me fríe el cerebro"

Sesenta y cinco años cumplía Madonna Louise Ciccone el miércoles, que se dice pronto, y en vez de camino de Benidorm con el Imserso, está de gira. Pienso en mi abuela a los sesenta y cinco y en Madonna y se me fríe el cerebro.Como cuando pienso que Carmen Machi y Lisa Kudrow son del mismo año (prefiero no buscar «top models» del mío). Y no es edadismo, ojo, ya quisiera yo estar como Madonna (mi abuela también querría), que ahora todo tiene un término para calificar una discriminación. Es solo comparación. Sigo, que me lían.

«The Celebration Tour», se llama la gira, y recalará con ella en Barcelona los próximos días 1 y 2 de noviembre. Si del hospital, después de cinco largos días en la UCI, salía bailando tras superar el covid 19, habrá que verla llegar al Palau Sant Jordi un día normal, de los que te encuentras bien y con ganas de ir a trabajar. Y es que los famosos, las famosas más bien, envejecen a otro ritmo. Si con sesenta y cinco nosotras estamos haciendo cuentas a ver si nos dan para jubilación, ellas están más lozanas que a los treinta.

También es verdad que ellas tienen la ayuda del bisturí y el Botox y nosotras somos más de ensaimada con el café con leche y cervecita a media tarde. Además, y por buscar un pero a esta injusticia estética, luego ellas se parecen todas: esos labios como butifarras, esa frente al borde del desgarro, esos pómulos como albaricoques, las cejas en perpetuo asombro, los ojillos como si siempre tuviesen sueño, el moreno Eduardo Zaplana. O todas tienen el mismo cirujano plástico o llega un punto de estiramiento epidérmico en el que la genética se rinde y se acabaron las diferencias. A mí me pones ahora mismo un primerísimo primer plano de la actriz australiana Nicole Kidman, uno de Madonna y otro de nuestra Ana García Obregón y no sé cual es cual.

Madonna
MadonnaInstagram

Es más, si Alaska no llevase el pelo negro negrísimo, en su última foto publicada en Instagram junto al Ecce Homo de Borja, ubicada en el zamorano Santuario de la Misericordia de la mencionada localidad, no sabría diferenciarla de todas las anteriores. Y porque no soy una bruja, que si lo fuera diría que tampoco podría diferenciarlas a todas de la citada obra de arte. Pero no lo voy a decir, que soy una señorita.

También es verdad que Madonna se ha puesto a sí misma el listón muy pero que muy alto. ¿Qué te queda por hacer para cuando te jubiles si eres Madonna? Porque a mí se me ocurren muchas cosas que hacer cuando ya no tenga nada que hacer. Pero es que Madonna ya se ha casado con el actor Sean Penn, ya se ha divorciado, ya enseñó las tetas cuando Amaral ni tenía, se saltó todos los tabúes del momento con «Like a Virgin» y se los siguió saltando todos, a la torera, por sistema. Salió con el gran Michael Jackson, besó en la boca a Britney Spears, a Christina Aguilera, uno de sus shows fue condenado por el mismísimo Vaticano, publicó un libro casi porno que se convirtió en objeto de culto («Sex»), estudió la cábala, tuvo hijos, adoptó más hijos… Ni viajar puedes si eres Madonna a destinos exóticos como algo excepcional porque ya lo has hecho por toda la bolita del mundo. Y además, todo el mundo te reconoce vayas donde vayas. Así que no me extraña que esté de gira a los sesenta y cinco en lugar de haciendo calceta. Eso sí, a ver qué cara se le queda cuando le cuenten que aquí, ahora, es muy transgresor enseñar las tetas en un escenario, cuando ella ya lo hacía hace más de treinta años.